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Las razones por las cuales es necesario ordenar el sistema de riego para la agricultura en Guatemala

Las verduras que se cosechan, las flores que se regalan y todos los productos del campo no podrían ser posibles sino existe un riego adecuado durante su cultivo. Aunque Guatemala tiene suficientes fuentes de agua, existen problemas en el riego que deben ser atendidos.

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VECINOS DEL MUNICIPIO DE CONCEPCION, SOLOLA, PRODUCEN CEBOLLA, CON UN NUEVO SISTEMA DE RIEGO PROMOVIDO POR ELLOS MISMOS Y EL ESTADO, LEUGO DEL PASO DE LA TORMENTA STAN./ MYNOR DE LEON

VECINOS DEL MUNICIPIO DE CONCEPCION, SOLOLA, PRODUCEN CEBOLLA, CON UN NUEVO SISTEMA DE RIEGO PROMOVIDO POR ELLOS MISMOS Y EL ESTADO, LEUGO DEL PASO DE LA TORMENTA STAN./ MYNOR DE LEON

Después de una década de vigencia la Política de Promoción de Riego 2013-2023 tendría que ser renovada, pero el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (Maga) busca ampliarla por dos años más, con el propósito de aumentar la eficiencia en el uso del agua en el agro. La propuesta para actualizar dicha política está pendiente de que las autoridades la aprueben, indicó la oficina de Comunicación Social del Maga, al informar que los ejes incluidos son asegurar la sostenibilidad ambiental del riego, y el incremento de la disponibilidad de alimentos y del área agrícola bajo riego.

La política vigente, basada en el Diagnóstico Nacional de Riego en Guatemala (2013), reconoce como desafíos la gobernabilidad en el tema de los recursos hídricos, por la falta de una legislación que regule el derecho de uso y aprovechamiento del agua, y la débil institucionalidad para la administración del riego a nivel nacional.  El Maga no ha renovado la política —vigente desde abril del 2013—, que es un documento de buenas intenciones, pero insuficiente para llevar riego a los lugares que necesitan agua para mejorar el rendimiento de los cultivos y obtener un excedente para reducir los niveles de pobreza, explicó Axel Calderón, expresidente del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Guatemala (Ciag).

Al igual que la política, también en mayo del 2024 vence el fideicomiso del Programa de Desarrollo Integral en Áreas con Potencial de Riego y Drenaje (Diapryd), una de las fuentes propuestas para el financiamiento de las inversiones en sistemas de riego y que según informes publicados dejó de aprobar financiamiento y se espera la posibilidad de ampliar el plazo y los recursos. El presupuesto asignado para atender los sistemas de riego es de Q41 millones, que se destinan a 14 unidades de riego nuevas y la entrega de insumos y materiales a los productores para que recuperen los proyectos de riego artesanal, informó el Maga.

Para Eddie Mendoza, asesor agrícola independiente, el riego es un tema que se deja olvidado y resurge cuando se acercan situaciones críticas como el impacto del fenómeno El Niño, que este año aún no ha alcanzado un crítico de sequías, pero que en el 2024 se augura que pueda complicar el régimen de lluvias. En el oriente se tuvo períodos de hasta 45 días de sequía y en la Costa Sur hay una merma en las precipitaciones, comentó Mendoza, al señalar que falta de impulso en los programas de riego para elevar la productividad agrícola y el desarrollo de las comunidades, incluido el Corredor Seco.

Hace algunos años el Diapryd se quedó sin recursos y tiene una tasa de mora entre el 80 y 90 por ciento, añadió Mendoza, al cuestionar que fue un fideicomiso sin impacto para el desarrollo agrícola y el riego.

Retos en la eficiencia

La agricultura es la actividad de mayor consumo de agua, con un estimado del 27%, al que se añade el reportado por la industria, en la cual se sitúan los procesos agroindustriales, que incluyen los cultivos de caña de azúcar y palma africana. Calderón indicó que la apuesta debe ser mayor tecnificación en las áreas de riego, utilizando el sistema por goteo, que es altamente eficiente pero que solo se aplica en el 6% de la superficie bajo riego, y se tiene mayor uso de la aspersión, que es menos eficaz.

“Cinco cultivos de exportación utilizaron el 75% del total del agua de riego en 2003. La caña de azúcar utilizó el 43.3%, seguida del cultivo de banano, con un 13.7% y la palma africana, con 12.4%”, según el diagnóstico publicado por la cartera en mención Para el 2010 el Maga destacó una mejora notable en la eficiencia del riego en el cultivo de caña, y en el 2020 la Asociación de Azucareros de Guatemala (Azasgua) anunció que implementaría Cengiriegos, una aplicación de mejora en el uso del recurso hídrico que toma en cuenta los suelos, humedad, temperatura y la etapa de crecimiento de la planta para aplicar solo la cantidad de agua que necesita en cada cultivo.

La industria azucarera se sitúa, en especial, en la Costa Sur y coincide con la mayor utilización del agua disponible de la vertiente del Pacífico, una de las tres que surten toda el agua que recibe Guatemala, expuso Calderón. El país cuenta con la disponibilidad de las vertientes del mar Caribe, del Golfo de México y la del Pacífico, y se asegura que hay suficiente para cubrir la demanda.  El expresidente del Ciag hizo ver que el agua, para ser un recurso atractivo, debe ser suficiente, accesible y de calidad, pero estos últimos dos aspectos se ven comprometidos en Guatemala.

Añadió que hace falta inversión para mejorar la infraestructura de tratamiento de las aguas servidas, de riego y de conservación de los suelos, así como cuidar los mantos freáticos y las zonas de recarga hídrica. Además del riego por goteo, se utilizan surcos o inundaciones en el 30% del área cultivada y el sistema de aspersión para el 54%, sobre todo en los cultivos de caña, palma africana y banano, que representan la mayor proporción del riego existente en el país, que con datos del 2012 en total solo cubrió el 29% del área con vocación agrícola.

LLuvias para el riego

Hay zonas en las que se tienen lluvias para el riego, pero falta un buen manejo de este recurso e inversiones para aprovecharlo, dijo Calderón.
Uno de los cultivos que utiliza la lluvia y sistemas de inundación es el arroz, por lo que la mayor demanda de agua es en la época de verano —de febrero a mayo—, refirió Roberto Wong, gerente general de la Asociación Guatemalteca del Arroz (Arrozgua).

La lluvia se aprovecha de mayo a octubre, y el riego controlado por inundación que existe en áreas de Agua Blanca, Jutiapa, y Panzós, Alta Verapaz, es una de las buenas prácticas que impulsa el sector, al tiempo que elaboró, con un asesor internacional, un diagnóstico del cultivo para encontrar las oportunidades de mejora, apuntó.

La palma, uno de los cultivos extensivos de exportación, aplica el riego subarbóreo, una técnica de irrigación eficiente que utiliza una aspersión en forma de abanico directamente hacia las raíces de las plantas a través de tuberías y emisores subterráneos, explicó Karen Rosales, directora ejecutiva de la Gremial de Palmicultores (Grepalma).

También en los cultivos de palma en las zonas del norte y nororiente se aprovecha el agua de lluvia, lo que representa el 80% de la siembra, mientras que el 20% utiliza sistemas de riego, expresó Rosales, al agregar que han implementado reservorios para captación de lluvias, y plantaciones de la Costa Sur están migrando a crear este tipo de infraestructura para la cosecha de agua.

Invertir para modernizar

El Maga dio a conocer que los modelos que se utilizan en el país para irrigar son por inundación, surcos, aspersión, microaspersión, goteo y nebulización. Según la citada política, había 50 mil hectáreas bajo riego artesanal, minirriego y unidades de riego que fueron construidas por el Gobierno, que tienen bajo nivel de eficiencia, poca sostenibilidad ambiental y escasa vinculación a cadenas de valor.

Las unidades de riego utilizan canales de riego y la gravedad para llevar el agua que se capta de ríos y por escorrentía, pero es un sistema antiguo que no cubre las necesidades para elevar la producción de pequeños agricultores, reconoció Calderón, al proponer que “las autoridades tienen que pensar en grande para atender a los pequeños y medianos productores, porque con un buen sistema de riego se aumenta la producción de forma considerable”.

Algunos de los escasos proyectos de riego que gestiona el Maga se centran en reacondicionar la infraestructura de las unidades de riego que se construyeron durante el mandato de Carlos Arana (1970), sin invertir en la construcción de presas y represas exclusivas para riego, que se podrían instalar incluso en el Corredor Seco, destacó Mendoza. A nivel nacional, el Gobierno construyó 31 unidades de riego, de las que en el 2013 se reportan 29 en funcionamiento, y según el diagnóstico del Maga de ese año, en algunos casos el aumento de la urbanización ha reducido el caudal disponible para regar. En la actualidad se tienen en operación 26 unidades.

Aran Hernández, presidente de la junta directiva de la Asociación de Usuarios de la Unidad de Riego de San Jerónimo, Salamá (Aursa), comentó que tiene bajo concesión desde 1997 la infraestructura que consta de un canal de irrigación de 28 km entre los dos municipios de Baja Verapaz, y un canal secundario con lo cual logran servir hasta mil litros de agua por minuto.
Este año vence la concesión que tienen con el Gobierno y esperan lograr una negociación con el Maga para ampliar el plazo y continuar con la operación de la unidad que beneficia a productores de tomate, pepino, chile pimiento, ejote, sandía, maíz y frijol.

Hernández manifestó que el arraigo que existe por el método de inundación dificulta hacer cambios a sistemas más eficientes como el riego por goteo, y solo pocos productores cuentan con un reservorio y ese sistema, pero no se tiene la capacidad económica para que todos los usuarios —unos 600— tengan esa instalación. El Maga indicó que en el 2018 se invirtió en la mejora de la unidad de Aursa, y en otros sistemas de riego que todavía utilizan la gravedad con sistemas presurizados para irrigar por aspersión o goteo, así como sistema de bombeo que utiliza energía fotovoltaica.

Falta liderazgo para hacer que una política de riego sea efectiva, puesto que si los pequeños productores no cuentan con agua, el impacto de cualquier otro programa, ya sea de semillas mejoradas o fertilizantes, es mínimo o nulo porque falta el insumo más básico, subrayó Calderón, que propone un plan de inversión estatal para tecnificar los sistemas de riego dirigidos a impulsar la agricultura de precisión.

Es preciso efectuar riegos con sensores que lleven a una mejor utilización del agua en grandes cultivos y apostar a sistemas locales de captación de lluvia para minirriego, puntualizó. Existen varios estudios para inversiones en represas para riego, pero están engavetados en el Maga. Hay un proyecto para la cascada de Chilascó con la que se puede regar San Jerónimo y Salamá, y otro en el área de San Pedro Pinula que tendría alcance en Jalapa y Zacapa, dijo Mendoza, al estimar que no se requiere presupuestos elevados para la construcción y el mantenimiento, pero conlleva grandes beneficios.

En algunos cultivos se produce cinco o seis meses, pero si poseen sistemas de riego se puede producir todo el año, con un incremento en la productividad agrícola, en especial en las zonas donde hay pobreza, lo cual causa migración, explicaron los expertos.

La necesaria sostenibilidad

La demanda hídrica del cultivo de palma de aceite no ha variado en la última década y se mantiene en 150 mm mensuales por hectárea. Sin embargo, desde hace cinco años aumentó el estrés hídrico en las zonas palmeras, precisó Rosales. Esto ha llevado a analizar las alternativas de tecnologías y prácticas de adaptación ambiental, así como inversiones en sistemas de riego de US$2,500 a US$5 mil por hectárea.

Grepalma se ha enfocado en la sostenibilidad haciendo más eficiente el sistema de riego con el uso de tensiómetros para determinar la humedad del suelo y la lámina de riego que se debe aplicar; tratamiento y reutilización de aguas residuales provenientes de la planta de beneficio; generación de energía eléctrica verde —con metano— para los motores; reservorios para la cosecha de lluvia, y medición de caudales y revisiones técnicas de la presión del agua para detectar y reparar fugas.

El documento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Oportunidades de la economía circular en el tratamiento de aguas residuales, ante el impacto del cambio climático en los recursos hídricos señala que se deben proponer enfoques como la disminución de la demanda de agua, la reducción de pérdidas y la reutilización de aguas residuales tratadas, como prácticas de la economía circular, desde una visión del agua como un recurso finito.

Las aguas residuales tratadas pueden reutilizarse en generación de energía, biosólidos y nutrientes, para el riego, procesos industriales y a nivel doméstico para riego de jardines y la descarga de inodoros, plantea el documento. Para los procesos de riego la exposición humana es alta “y se debe tener cuidado para evitar posibles problemas de salud”, teniendo en cuenta normas y protocolos específicos aprobados, añade.

Por su parte, el Banco Mundial (BM) considera que para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible en América Latina se debe aumentar de manera significativa el tratamiento de aguas residuales, que son un recurso valioso.  Desde el 2018, el organismo internacional presentó la iniciativa De residuo a recurso, para proponer a las empresas de agua, encargados de políticas, de cuencas, de planificación y los ministerios de Finanzas que reconozcan el valor de las aguas residuales en una economía circular.

A criterio de Mendoza y Calderón, los desafíos en Guatemala son proteger las cuencas hidrográficas, ampliar la infraestructura de riego y de represas para los pequeños y medianos productores, crear sistemas de riego para la agricultura de subsistencia, facilitar créditos para inversión en tecnología de riego en cultivos empresariales, fortalecer la institucionalidad del Maga, y actualizar la Política de Riego con propuestas innovadoras y visión de largo plazo.

Rosales enfatizó que aún existe baja participación de todos los actores en mecanismos de gobernanza del agua, como los comités de cuencas en los que el sector de palma se involucra para la gestión de recursos hídricos, pero falta participación de actores públicos, privados y usuarios locales. Por último, Arrozgua estima que en el país no existen suficientes proyectos de riego, tecnología hídrica, financiamiento y apoyo del sector gobierno para garantizar los empleos en el agro y la seguridad alimentaria.