El consejero del departamento de Estado de Estados Unidos, Thomas Shannon, adelantó el miércoles en San Salvador que de la reunión saldrá un plan conjunto para enfrentar la migración de menores.
La violencia criminal de las pandillas, la falta de oportunidades económicas y la separación de las familias empujan a los padres a enviar a sus hijos, en ocasiones niños menores de seis años, con traficantes conocidos como coyotes a través de peligrosas rutas hacia la frontera estadounidense.
Los mandatarios entonces diseñarán estrategias conjuntas de desarrollo económico y seguridad ciudadana en América Central, dijo Shannon, destacando que “el desafío número uno es convencer a estos jóvenes de que no salgan de sus países”.
Pero también buscarán maneras de mejorar la cooperación en materia migratoria entre los distintos gobiernos.
Según la Casa Blanca, Obama y sus pares centroamericanos promoverán una “migración segura, legal y ordenada” entre los países con un espíritu de “responsabilidad compartida”.
El canciller de El Salvador, Hugo Martínez, destacó que los países centroamericanos asistirán con una posición conjunta de compromiso a endurecer las leyes contra los traficantes de personas y mantener una campaña de información que advierta sobre los riesgos de la migración ilegal.
Pero también pedirán a Washington ayuda para financiar proyectos de empleo y seguridad en el Triángulo Norte Centroamericano.
“Vamos con optimismo a esta reunión, llevamos una posición conjunta, sólida, es una propuesta concreta como Centroamérica”, declaró Martínez.
El ingreso ilegal a Estados Unidos de 57 mil niños sin la compañía de sus representantes desde octubre pasado ha provocado una crisis humanitaria que preocupa a las autoridades de los países involucrados.
La situación también fue denunciada por la OEA, que llamó a la masiva migración ilegal de niños una de “las más notorias expresiones de exclusión social” , y pidió abordar el problema con una “perspectiva humanitaria” .
Serán deportados
En Estados Unidos las autoridades siguen intentando acoplarse a la crisis, que ha desbordado la capacidad para albergar a los menores y procesar sus casos.
El gobernador de Texas reforzó su frontera con México con mil soldados, apenas dos días antes de que Estados Unidos anunciara la detención de 192 presuntos traficantes de personas en esa sensible zona durante el último mes.
A la par, Obama solicitó al Congreso recursos especiales por US$3 mil 700 millones para aumentar el número de agentes fronterizos y de jueces migratorios.
Pero su aprobación no está asegurada en un Congreso muy dividido entre demócratas y republicanos y celoso de los gastos, cuando quedan pocos días para el receso del verano boreal.
La Casa Blanca y algunos congresistas desean enmendar una ley antitráfico de seres humanos de 2008, que otorga a los menores que cruzan solos proveniente de países no fronterizos con Estados Unidos más protecciones jurídicas que a quienes vienen de México o Canadá.
Así, los coyotes se ofrecen a llevar a los menores con la promesa de que no serán deportados. Comúnmente, los menores detenidos son alojados en albergues o enviados con un familiar mientras la justicia determina su estatus, lo que puede tardar meses o años.
Pero el mandatario estadounidense ha advertido reiteradamente a los padres en Centroamérica de no enviar a sus hijos porque serán expulsados, y al modificar la ley busca acelerar esos procesos.