En el pasado decenio ha sido una constante que cada año se cierre con cifras récord de deportaciones. En el 2004 fueron retornados cuatro mil 483 guatemaltecos, cifra que ahora parece mínima.
El número se aceleró en los siguientes cuatro años, y en el 2008 cerró con 28 mil 91.
Pese a que la cifra se consideró elevada, continuó en ascenso hasta que en el 2011 alcanzó 30 mil 855. Al año siguiente el número de deportados aumentó en casi 10 mil hasta llegar a 40 mil 647.
Deportaciones afectan
El aumento de las deportaciones preocupa a organizaciones de migrantes en el país. Carol Girón, de la Pastoral de Movilidad Humana, calificó de “alarmante” esa situación y considera que afectará a la economía, ya que el Estado aún no atiende de manera integral a quienes regresan.
“El Estado tiene una política emergente y asistencialista para el tema de las deportaciones, porque solo se limita a llevar un control migratorio”, afirmó.
El diputado Jean Paul Briere, presidente de la Comisión legislativa del Migrante, explicó que el aumento de deportados “refleja que los guatemaltecos continúan arriesgando sus vidas para llegar a EE. UU., debido a que su país aún no ofrece oportunidades de desarrollo”.
“Son 40 mil personas que no hay cómo insertarlas a la vida económica y social del país”, precisó el legislador.
Se congela esperanza de reforma
La aprobación de la ley de reforma migratoria, que en un inicio supuso la esperanza de legalización para 11 millones de indocumentados en EE. UU., incluidos un millón 600 mil guatemaltecos, cada vez se ve más lejana, de acuerdo con líderes migrantes que residen en ese país.
Migrantes en EE. UU. consideran que el cierre parcial del Gobierno de ese país intensificará los debates entre republicanos y demócratas, con lo cual las discusiones sobre una reforma migratoria quedarán en segundo plano.
“Se ha perdido el enfoque en la reforma migratoria y preocupa que se estén deteriorando las relaciones entre los republicanos y los demócratas. Podría haber un impacto negativo para resolver el tema más adelante”, precisó Silvia Castellanos, de la Coalición por los Derechos y Dignidad de los Inmigrantes.
Elver Herrera, residente en Iowa y miembro de la Alianza Hermandad Guatemalteca, coincidió en que el panorama “no se ve halagador. Los republicanos siguen en contra de todo lo que los demócratas tratan de implementar. Es una guerra de poder, donde los más afectados serán los 12 millones de inmigrantes que aún soñamos con la reforma”, expuso Herrera.
Marcos Yax, dirigente de la Coalición Nacional de Migrantes Guatemaltecos, indicó que el conflicto en Siria también afectó las discusiones por la reforma, ya que se ha generado “mucha incertidumbre”.
“El conflicto puso en un tercer plano la reforma, y la falta de presupuesto ha detenido a todas las instituciones. Esto vino a quitarle toda expectativa a la comunidad migrante”, indicó.