Pero este número no obedece a la demanda. La OIM indicó que estas solicitudes se recibieron solo en los primeros días desde que comenzó a funcionar el programa —el 12 de junio—, después la posibilidad de aplicar a una solicitud en la página en internet movilidadsegura.org se cerró.
Desde entonces no se ha abierto. Al ingresar al sitio se lee un mensaje que dice: “las solicitudes en línea para Movilidad Segura están temporalmente cerradas. Actualmente no estamos aceptando solicitudes, pero lo haremos nuevamente pronto”.
Jorge Gallo, portavoz de la OIM para Norte, Centroamérica y el Caribe, enfatizó en que el programa está en “una etapa de pruebas, y necesitamos determinar con claridad a qué ritmo podemos atender solicitudes”; es decir, el número de estas podría aumentar, dependiendo de la dinámica de las primeras semanas de prueba.
Expuso que al recibirse las tres mil solicitudes “se detuvo la recepción y se volverá a abrir el formulario cuando se hayan procesado estas primeras”.
De momento no se sabe cuándo serán puestas de nuevo a disposición de los interesados las peticiones en línea ni tampoco si el ritmo de abrir tres mil, cerrarlas y procesarlas, se mantendrá.
La oficina de la OIM en Guatemala expuso que aún no puede confirmar si así continuará el ritmo del proceso o si EE. UU. va a aumentar el número de solicitudes a recibir. La Embajada de este país en Guatemala no respondió a una solicitud de comentarios.
Insuficientes
Analistas consideran que el número de tres mil alivios migratorios es bajo si se compara con la cantidad de ciudadanos que desde estos cuatro países tienen la necesidad de migrar hacia EE. UU.
En el actual año fiscal —del 1 de octubre de 2022 al 31 de mayo pasado—, 384 mil 683, migrantes de estos países fueron detenidos en la frontera sur de EE. UU., según datos de la oficina Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, en inglés). De estos, 116 mil 243 eran guatemaltecos; 115 mil 556, nicaragüenses; 111 mil 407, hondureños; y 41 mil 477 salvadoreños.
Del 2020 a la fecha, 1.96 millones de migrantes de estas nacionalidades han sido detenidos al llegar a suelo estadounidenses o se han entregado. Otro número, del que se ignora su magnitud, logra pasar sin ser detectado.
“Es un número muy reducido —las tres mil solicitudes recibidas—. EE. UU. tiene que asumir con compromiso su disposición a facilitar los trámites burocráticos”, expuso Jahir Dabroy, analista en temas migratorios de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies).
El analista ve un “problema en la gestión” la mecánica complicada de este y otros mecanismos para acceder a alivios migratorios. Citó el caso de la aplicación CBP One, del Gobierno de EE. UU. para tramitar solicitudes de asilo desde la frontera norte de México, la cual es muy dificultosa de utilizar para una persona que tiene una mediana educación.
“Pedía —CBP One— tres formas de comprobar la identidad de una persona, dos direcciones de correo electrónico, un teléfono adicional”, cuestionó Dabroy. “EE. UU. tiene que poner atención a sus procesos burocráticos y luego desarrollar estrategias de comunicación porque de lo contrario, la gente se va a desesperar y no va a aplicar, y va a continuar migrando irregularmente”, añadió.
Dudas
Danilo Rivera, parte del Grupo articulador de la sociedad civil en materia migratoria para Guatemala, afirma que a un mes de comenzado el programa hay más dudas que respuestas. En principio, subraya, las tres mil solicitudes “son pocas al hablar de la región, cuando se compara con el número de deportados”.
Recientemente, dicho grupo manifestó, entre otras dudas, la ampliación de la frontera sur de EE. UU. hacia los países más al sur del continente, la tercerización de la garantía del derecho a asilo y el que Guatemala haya aceptado el programa sin tomar en cuenta las consecuencias.
Además, cuestiona qué pasará con las personas a quienes la solicitud les sea negada, cómo se garantizará una ayuda humanitaria a quienes vengan al país, si finalmente se decide que pueden quedarse, o qué alternativas se les dará a las personas que sean inadmitidas en el programa.
“No estamos en contra de promover la migración regular, lo que solicitamos es que se haga de manera transparente y eficiente para lograr un buen resultado”, enfatizó Rivera.
“Nos preocupa que cuando se haga las solicitudes presencialmente en los países —Guatemala, Costa Rica y Colombia— las personas se queden varadas, y en el peor de los casos si son rechazadas, ¿quién los atenderá?”, cuestionó.
Solución
El pasado 12 de junio dio inicio en Guatemala el programa de procesamiento de solicitudes de refugio y otros alivios migratorios del Gobierno de EE. UU., después de semanas en las que Washington lo oficializaba, pero la administración de Alejandro Giammattei lo negaba.
El programa atenderá solicitudes de migrantes que buscar llegar a EE. UU. para acogerse al plan de refugiados, que pretendan viajar para reunirse con sus familias o que requieran permiso para ir a trabajar a ese país.
El solicitante debe iniciar la gestión en línea y esperar a que sea citado para una entrevista en las oficinas de Movilidad Segura que están en Guatemala, aunque no se ha divulgado su ubicación exacta para evitar aglomeraciones, ya que no se atenderá a nadie que llegue sin cita.
La OIM junto con la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) procesarán las solicitudes y el Gobierno de EE. UU. decidirá si otorga los permisos para ingresar al país.
Hasta el momento se tiene establecido que los nacionales de Nicaragua, Honduras y El Salvador evacúen la cita y luego regresen a su país de origen; sin embargo, recientemente la OIM indicó que se analiza la posibilidad de que puedan permanecer en Guatemala, al menos aquellos que se sientan perseguidos en sus países, para lo cual podrían pedir a apoyo a organizaciones civiles.
