El mandatario le dijo a Obama que ya instruyó a los 50 consulados mexicanos en Estados Unidos que “apoyen y brinden la atención necesaria” a los mexicanos en el país, “que ya son parte de la comunidad estadounidense y que estén en la posibilidad de beneficiarse de esta decisión” .
De su lado, Obama le manifestó a Peña Nieto “su interés por que ambos gobiernos trabajen conjuntamente para informar el alcance de las medidas ejecutivas y de la población que podría ser beneficiada con ellas” .
El viernes recién pasado, el presidente estadounidense anunció que ampliará por decreto el programa de regularización de inmigrantes indocumentados como parte de un paquete de medidas que sacará de la sombra a unos cinco millones de personas, en su mayoría adultos con hijos nacidos en Estados Unidos y jóvenes que llegaron a ese país antes de los 16 años.
En Estados Unidos viven cerca de 11,5 millones de personas indocumentadas, de las cuales -según expertos- el 60% son mexicanos, de lejos la comunidad más importante entre los 52 millones de hispanos.
La reforma del sistema migratorio fue una de las principales promesas de campaña de Obama, tanto en el 2008 como en el 2012, pero una serie de reveses en el Congreso lo llevó -dos años antes del fin de su mandato- a actuar por decreto, sin esperar la hipotética aprobación de una ley.
Cada año, las autoridades fronterizas estadounidenses atrapan a una media de entre 350.000 a 365.000 indocumentados. Los mexicanos son mayoría entre los deportados.