El incremento de menores migrantes también se evidencia en este albergue. Durante una visita de rutina, Prensa Libre observó gran cantidad de mujeres con niños de todas las edades, la mayoría de Guatemala, El Salvador y Honduras.
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En el recinto no están permitidas las fotografías. Mientras los menores son entrevistados por el personal del consulado de Guatemala en ese municipio, algunos jóvenes relatan sus experiencias de su travesía por México.
“Nos agarraron cuando íbamos en un bus”, indicó Boris, un muchacho de 15 años que radica en la colonia La Florida, zona 19.
“No voy a estudiar, mi familia necesita dinero para sobrevivir, no creo que estudiar sea una alternativa”, añadió.
Casos como el de Boris son frecuentes en esa estación migratoria, donde día a día salen buses con 40 o 50 deportados. A muchos jóvenes los detienen porque decidieron ir a trabajar a México por la falta de oportunidades en Guatemala.
Ramiro Puac es de Mazatenango, Suchitepéquez, recién cumplió 18 años y, como muchos jóvenes, atraviesa el río Suchiate —límite entre Guatemala y México— en balsa para trabajar en un comercio de Tapachula.
Puac fue detenido en un retén cuando viajaba en un microbús. “Quiero regresar rápido, nunca me habían capturado y ahora estoy aquí y dicen que tengo que esperar no sé qué trámites, no quiero perder mi empleo”, dijo con aflicción el joven.
Estación migratoria Siglo 21, en Tapachula, Chiapas
CUIDAN NIÑOS
La desesperación hace más sofocante el calor que golpea en el albergue. El recinto donde están las mujeres parece una guardería, unos 50 niños desde unos 4 meses hasta 11 o 12 años están a la espera de regresar a sus países, algunos tratan de entretenerse al ver un programa de televisión. A los más pequeños se les estimula con pinturas y otros materiales para que tengan algo que hacer mientras se arregla su deportación.
Algunas mujeres pretenden escapar del calor en el patio donde hay una cancha de basquetbol que nadie usa, pero ahí es igual de intenso.
“¿No sabe cuándo nos van a sacar?”, pregunta una joven madre con un niño en brazos, de unos 3 años. Ella es de Agua Blanca, Jutiapa y asegura estar arrepentida de haber intentado viajar a EE. UU.
“Yo vengo de lejos, me costó mucho llegar hasta Tapachula, cuando unos policías nos detuvieron y me quitaron todo el dinero que tenía y que había ahorrado”, dijo la joven, quien no dio su nombre.
Los migrantes que viajan de Sudamérica y que permanecen en la estación intentan que su deportación no pase de Guatemala, algunos tratan de engañar a los delegados consulares y al ser descubiertos ruegan ser devueltos a Guatemala, pues han gastado mucho dinero para llegar hasta ese punto.
Atienden a detenidos en albergue
La estación migratoria Siglo 21, en Tapachula, Chiapas, México, atiende a los migrantes que serán deportados. En el lugar se les brinda alimentación, implementos de aseo personal y otros artículos de uso diario.
A los menores se les ofrece asistencia psicológica y se les estimula con actividades recreativas y de entretención.
Niños viajan más
Héctor Sipac, cónsul de Guatemala en Tapachula, confirma que la migración infantil se ha incrementado desde diciembre del año pasado, y los menores provienen sobre todo de San Marcos, Huehuetenango, Quetzaltenango y Suchitepéquez, aunque también han encontrado casos de menores que viajan desde Petén e Izabal.
“La población que se ha atendido de familias y de menores no acompañados creció enormemente, la mayor parte son de las zonas fronterizas”, refirió Sipac.
El funcionario indicó que este año también se ha detectado en el aeropuerto de Tapachula al menos tres casos de niños que pretendían ser llevados al norte de México por traficantes de personas de Tijuana, los jóvenes fueron contactados a través de las redes sociales.