Según el gobierno estadounidense, tres de cada cuatro menores de edad que cruzan ilegalmente la frontera de Estados Unidos provienen de El Salvador, Honduras y Guatemala. Los niños realizan el extenuante viaje de cientos de kilómetros a través de México para escapar de las pésimas condiciones económicas y la violencia en sus países, y también por el deseo de reunirse con familiares en Estados Unidos.
Del 1 de octubre de 2012 al 30 de septiembre de 2013 fueron identificados en Estados Unidos 24 mil 493 menores de edad que ingresaron al país clandestinamente sin la compañía de un adulto.
Sin embargo, entre octubre y mayo pasado la cifra se duplicó a más de 47 mil niños, en lo que el presidente Barack Obama e influyentes legisladores han calificado de crisis humanitaria. Las autoridades estadounidenses esperan que esa cifra llegue a 60 mil este año, dijo Mark Greenberg, subsecretario para Niños y Familias.
En los últimos años las autoridades estadounidenses habían previsto un aumento “dramático” del número de inmigrantes indocumentados en sus fronteras y habían ido ampliando la capacidad de respuesta, señaló Greenberg. Pero desde inicios de mayo, la cantidad de niños aumentó a un ritmo “más allá de lo que habíamos pronosticado”, lo que ha sobrecargado las instalaciones de asilo, explicó.
El Departamento de Defensa ya cedió tres bases militares al Departamento de Salud para instalar por un mínimo de 120 días a esos menores que ingresaron clandestinamente. Por lo menos 600 de ellos serán albergados en el Fuerte Sill, en el estado de Oklahoma.
300 Menores permanecen detenidos en Houston.