Torres, ahora de 49 años, es la favorita en la contienda entre dos candidatos demócratas que buscan representar un distrito de la zona de Los Ángeles en la Cámara de Representantes.
“En muchas maneras me identifico con la decisión que han hecho estos menores… como la decisión que hicieron mis padres por mí”, declaró Torres en una reciente entrevista telefónica.
“Ellos querían que yo tuviera la oportunidad de crecer y ser una persona exitosa”, agregó.
La candidatura de Torres coincide con un aumento de la influencia política de los hispanos en Estados Unidos y con las dificultades del Congreso para avanzar en una política de inmigración.
Los hispanos conforman aproximadamente 70 por ciento del distrito electoral que ella pretende representar, y a nivel nacional, los latinos apoyan abrumadoramente a los demócratas.
Sin embargo, en la Cámara de Representantes, los demócratas continuarán siendo minoría después las elecciones legislativas de noviembre, según diversos pronósticos.
Al igual que muchas personas que se dirigen al norte hacia Estados Unidos, la familia de Torres tenía razones de sobra para dejar su casa en Escuintla.
El padre de ella era electricista y tenía hermanos viviendo en Estados Unidos. La madre de Torres estaba gravemente enferma por una enfermedad cardiaca.
Guatemala, en tanto, estaba inmerso en una guerra civil en la que murieron 200 mil personas, según cálculos. Miles más desaparecieron y las autoridades reprimían a los sindicalistas.
“Teníamos la idea de emigrar para mejorar nuestra situación, y además la coyuntura política no era clara en el país (Guatemala). Yo era dirigente sindical”, declaró Samuel Barillas, padre de Torres, que vive en California.
En aquella época, los menores tenían pocas dificultades para viajar a Estados Unidos, dijo Barillas. Torres recibió visa temporal y vivió con un tío en Whittier, California.
A Torres se le venció la visa pero su familia la ayudó a que lograra residencia legal cuando era adolescente.
Norma Torres se convirtió en ciudadana estadounidense en los meses previos a las elecciones presidenciales de 1992.
Después de que enviaran a Torres Estados Unidos, sus padres tenían pensado que toda la familia emigrara también.
Sin embargo, la madre de Torres falleció casi un año después de que ella se fuera a Estados Unidos. El padre de Torres emigró Estados Unidos con una segunda hija después de que un primo de él le ofreciera empleo en un taller en Los Ángeles.
Torres trabajó 18 años recibiendo llamadas de emergencia en el Departamento de Policía de Los Ángeles y se postuló en el 2000 a un cargo de elección popular; fue primero concejal, después alcalde de la ciudad de Pomona y después legisladora de California.
Norma Torres pretende conquistar la banca en el Congreso que ha dejado vacante su colega demócrata Gloria Negrete McLeod; obtuvo casi dos tercios de los votos en las elecciones primarias de junio en el estado. Los votos restantes se los repartieron otros cuatro aspirantes.
Durante su servicio como senadora de California, Torres recibió de sus colegas el sobrenombre de la “Pequeña Monstruo” debido a la firmeza de su estilo político.