Las historias que los connacionales cuentan son muchas, desde el joven de 20 años que trabajaba en una carnicería para enviar remesas a sus padres hasta la mujer que pagó Q40 mil a un coyote para que llevara a una de sus hijas, quien se quedó en EE. UU., bajo la custodia del Gobierno y en proceso de deportación.
Niños lloraban
Darlyn Chaj, una de las deportadas, dijo que se sentía aliviada al estar de nuevo en Guatemala.
Chaj aseguró que el trayecto hacia Estados Unidos fue peligroso. “Cruzar el río es horrible, y me quedé perdida. Gracias a Dios todo salió bien, pero no voy a regresar, voy a luchar aquí”, aseguró.
La guatemalteca contó que durante el recorrido para llegar a aquel país del Norte pudo observar a muchos niños que intentaban llegar para encontrarse con sus padres.
“Unos hermanitos guatemaltecos viajaban solos con un coyote. Ellos lloraban, querían a su mamá. Luego los apartaron de nosotros y no sé que pasó con ellos”, relató.
Según Fernando Lucero, vocero de la Dirección General de Migración, en lo que va del año han sido deportados 27 mil 900 guatemaltecos, cifra a la que se deben agregar los 121 que llegaron ayer.
Afuera de la Fuerza Aérea, mientras buscaban un lugar para cubrirse del sol, familiares de varios de los deportados esperaban su salida.
“Mi hijo regresa hoy —ayer—. Él es muy callado y no se cómo va a regresar”, indicó una madre.