Sus restos fueron repatriados la noche del pasado martes y velados en la casa de donde salió el 19 de marzo, en el paraje Chi-Marcaj, San Antonio Sija, San Francisco El Alto, Totonicapán, en busca del sueño americano; sin embargo, lo que encontró fue la muerte a poco de cumplir su meta, pues Ciudad Juárez es fronteriza con EE. UU.
Este miércoles 12 de abril, pobladores, amigos y familiares de Roberto participaron en servicios religiosos previo a la inhumación de sus restos en el cementerio local.
Roberto tenía esposa y dos hijos menores, a quienes les prometió el día que partió que trabajaría en EE. UU. para que ellos tuvieran un mejor futuro, pero con su muerte la vida les dio un giro inesperado.
Repatriados
Con una breve ceremonia, familiares y funcionarios de Guatemala recibieron el martes pasado en la Fuerza Aérea Guatemalteca los cuerpos de 17 de 19 migrantes guatemaltecos que murieron por un incendio en un centro de detención en México, una tragedia que dejó 40 muertos.
Los 17 féretros, cada uno cubierto con flores y la bandera de Guatemala, fueron colocados en hilera a un costado de la pista donde se realizó un minuto de silencio por las víctimas del siniestro.
“A nombre de México, lamentamos profundamente lo sucedido en esta tragedia. Estamos trabajando para que esto nunca vuelva a pasar”, dijo Laura Carrillo, directora de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional, después de que un avión militar aterrizó con los cuerpos en la pista que comparte el Ejército y el aeropuerto internacional La Aurora.
Durante la ceremonia, funcionarios de la cancillería local se apostaron por unos minutos a un costado de los ataúdes con las fotografías de los migrantes fallecidos que luego fueron trasladados en carrozas fúnebres a sus comunidades, donde serán velados y sepultados, la mayoría en regiones indígenas del oeste del país.
El canciller guatemalteco, Mario Búcaro, que acompañó el traslado desde México, agregó que junto a las autoridades mexicanas trabajaron para “lograr un proceso de identificación efectivo” y se empeñarán “especialmente para lograr juicio, castigo y reparación” por la tragedia.
En los próximos días se concretará la repatriación de los cuerpos de otros dos migrantes guatemaltecos, cuya confirmación de identidad por medio de prueba de ADN estaba pendiente, indicó la cancillería.
Según las autoridades mexicanas, el incendio se originó cuando un migrante encendió un colchón en la celda donde permanecía junto con otros 67 hombres, en medio de una protesta por una posible deportación.
En total perdieron la vida 19 guatemaltecos, siete salvadoreños, siete venezolanos, seis hondureños y un colombiano.
Imágenes de una cámara de seguridad mostraron que, una vez desatado el incendio, ni el personal de migración ni el de seguridad hicieron algo por evacuar a los migrantes.
Capturas
Bajo cargos de homicidio, autoridades mexicanas confirmaron la captura del migrante señalado de provocar el incendio, quien fue detenido junto a otras cuatro personas: tres funcionarios del INM y un vigilante privado.
El sexto sospechoso es otro guardia privado, que permanece prófugo.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha garantizado que el caso no quedará en la “impunidad”.
Sueños truncados
Además, miles de personas despidieron este miércoles en Chicacao, Suchitepéquez, a otros dos migrantes fallecidos en el incendio en Ciudad Juárez.
El entierro de los migrantes Francisco Gaspar Rojché y Miguel Rojché tuvo lugar en Chicacao. Ambos murieron junto a otros 17 compatriotas el pasado 27 de marzo en un incendio mientras se encontraban detenidos en una estación migratoria de Ciudad Juárez, en el norte de México, donde perdieron la vida 40 personas en total.
“Los culpables de esta tragedia son las autoridades mexicanas”, argumentó el primo de Gaspar Rojché, Emmanuel Tziná, en declaraciones a EFE previo al funeral.
Tziná añadió que cuando alguien emigra a EE. UU. sabe que los riesgos son “el crimen organizado y la delincuencia del camino”, pero su primo, de 21 años, murió “en manos del Gobierno” de México y por eso exigió que “se haga justicia”.
Gaspar Rojché salió el 19 de marzo de Chicacao con la intención de llegar a Estados Unidos, en compañía de su tío, Miguel Rojché.
El objetivo de ambos era buscar mejores condiciones de vida en Estados Unidos, pero tras ser detenidos en México, murieron en el incendio de Ciudad Juárez y sus cuerpos fueron repatriados en la noche del martes.
Gaspar soñaba con enviar dinero desde EE. UU. a su papá, quien se dedica a la construcción, para que pudiera edificar una vivienda propia. Además, quería pagar los estudios universitarios de su hermana menor.
Por su parte, Miguel Rojché aspiraba a llegar a la nación norteamericana para pagar la educación de sus seis hijas.
“Yo quería de vuelta a mi esposo con vida”, contó a EFE entre lágrimas, Rosa Chiquibal, esposa de Miguel.
Durante el entierro de este miércoles participaron miles de personas, en un funeral que contó con banda musical y fuegos artificiales en memoria de los migrantes.
Los amigos del joven Gaspar acompañaron el recorrido del féretro de metal, color verde, hacia el cementerio local, con una caravana de motocicletas, ya que al migrante le gustaban los vehículos de dos ruedas.
Los cuerpos de ambas víctimas fueron enterrados en dos nichos familiares, en distintos puntos del cementerio, rodeados de sus seres queridos, tras una misa.
La familia Rojché indicó que han quedado endeudados porque empeñaron sus terrenos y consiguieron préstamos para poder pagar el viaje de sus familiares hacia Estados Unidos.
Cada año, más de 300 mil guatemaltecos toman la decisión de dejar su país en busca de mejores condiciones de vida en Estados Unidos, alejados de la pobreza y violencia que azotan a la nación.
El pasado martes por la noche, los cuerpos fueron recibidos por cientos de vecinos que los esperaban en la aldea Nahualate, para acompañarlos hacia la aldea donde serían velados.
Alicia Sac, directora de la escuela rural de aldea San Pedro Cutzán, cuenta que las hijas de Miguel, están destrozadas por la tragedia, ya que saben que decidió viajar a Estados Unidos, para darles una mejor calidad de vida, pero ahora el recuerdo del esfuerzo de su padre las tiene hundidas en la tristeza y no han llegado a la escuela.
“Las hijas de don Miguel están destrozadas porque el viaje de su padre era para darles mejor calidad de vida, por eso ellas comentan que se sienten mal por la muerte de su padre”, dijo Sac.
En Quiché
Los restos de Cruz Ernesto Chich Marroquín, de 39 años, llegaron a Lemoa, Santa Cruz del Quiché, procedentes de Ciudad Juárez, México.
Magdalena Mendoza López, esposa del fallecido, indicó que una semana antes de su muerte habló con Marroquín, quién le informó que lo habían detenido en México y estaba en un albergue para migrantes con varios guatemaltecos.
Además, acusó a las autoridades mexicanas de no haber actuado para salvar a su esposo, pues “en los videos observamos cómo los guardias se salieron y dejaron a los migrantes encerrados hasta que se quemaron, exigimos justicia”.
Mendoza relató que su esposo intentaba llegar por segunda vez a Estados Unidos de forma ilegal, porque la primera vez no pudo pasar; además, dijo que el coyote les cobró Q160 mil y para conseguir el dinero hipotecaron su casa con la esperanza de que su cónyuge llegara y pagara la deuda.
“El sueño de mi esposo era llegar a Estados Unidos para trabajar duro y construir su casa y tres locales para alquilar”, señaló Mendoza.
“Ahora me quedo con la deuda y por lo mismo le pido al gobierno de Estados Unidos que me otorgue una visa humanitaria para mi hijo y para mí para poder viajar a trabajar y pagar la deuda, porque aquí en la comunidad no hay opciones de trabajo”, puntualizó.
El sepelio de Cruz Ernesto Chich Marroquín se realizó en horas de la tarde en la comunidad de Lemoa y asistieron cientos de personas, la mayoría vecinos de la familia.
Padre de seis hijos
En tanto, los restos de Basilio Sujuy Saravia fueron entregados a su familia en San Martín Jilotepeque, Chimaltenango.
Los parientes de Sujuy esperaban que él fuera uno de los sobrevivientes, pero su nombre encabezaba el listado de migrantes fallecidos.
Basilio Sujuy era padre de seis hijos, tres de ellos viven en Estados Unidos, por lo que iba a reunirse con ellos.
El migrante se dedicaba a hacer fletes en el mercado de San Martín Jilotepeque, pero durante la pandemia adquirió varias deudas y por eso decidió irse hacia EE. UU.
Sujuy emprendió el viaje a Estados Unidos el 11 de marzo y la última comunicación con su familia fue el 25 de marzo, cuando les indicó que había sido detenido en migración y sería deportado en los próximos días, pero murió durante el incendio.
Con información de EFE y AFP