Guatemala

Ademar Barilli: “Tenemos muchas fronteras sociales”

Lo llaman padre, pero también es hermano, amigo y defensor de los migrantes de toda nacionalidad. Ademar Barilli es un misionero escalabriniano que dirige la Casa del Migrante de Tecún Umán, San Marcos, y la de Guatemala.

El religioso Ademar Barilli cuenta que de joven fue dirigente estudiantil en el Partido de los Trabajadores de Brasil, que actualmente gobierna ese país, pero él prefirió la vocación sacerdotal.

El religioso Ademar Barilli cuenta que de joven fue dirigente estudiantil en el Partido de los Trabajadores de Brasil, que actualmente gobierna ese país, pero él prefirió la vocación sacerdotal.

Habla siete idiomas, y en los últimos 25 años ha trabajado con viajantes indocumentados en Estados Unidos, México y Centroamérica, aunque comenzó su apostolado en Brasil.

Barilli espera que la sociedad guatemalteca vea en un migrante a un ser humano y no a un enemigo ni a un invasor, ni a un personaje invisible.

¿Dónde comienza la pesadilla para un migrante?

Antes era al cruzar el río Suchiate, ahora es en toda la frontera entre Guatemala y México; la pesadilla se ha extendido. Hace tres o cuatro años no teníamos violaciones de derechos humanos en Guatemala, El Salvador e incluso Honduras. Hoy las fronteras al sur se abren para violar los derechos de los migrantes.

¿Qué opinión tiene de la reforma migratoria que se discute en EE. UU.?

Suena bonito, pero no tenemos conocimiento de cuáles son los puntos en discusión. Ahora la propuesta republicana es que los inmigrantes que tienen cinco años para pagar deudas o penas en las cárceles no son aptos para la reforma. La reforma es un documento de 800 páginas, ¿qué tanto sabe la gente del tema?

Las deportaciones continúan, y entre los deportados hay personas que tienen 15, 20, más años de vivir en Estados Unidos. Si estas personas que han vivido esa cantidad de años en el norte, y las expulsan, ¿qué se puede esperar? La gente está confiada, pero es muy temprano para cantar victoria.

¿Terminará el éxodo de personas hacia el norte?

Podría disminuir, pero Guatemala es el país de América Latina con más nacimientos. Podría disminuir el éxodo si el Gobierno de Guatemala implementa condiciones de trabajo, de vida digna. La gente necesita vivir de un salario para su sostén, y mientras no exista, el éxodo seguirá.

Los migrantes son quienes mantienen la economía familiar, siendo tratados como esclavos, en condiciones infrahumanas, en un país que se considera la economía más fuerte del mundo.

¿Cuál es la situación de los niños migrantes?

Para Centroamérica, una persona de entre 12 y 14 años ya no es considerada niño. La mayoría de niños viajaba con un adulto. Hay menores que están emigrando para el rencuentro familiar y hay grupos que capacitan a niños para viajar junto con adultos.

En el caso de un niño que tenga a sus papás en Estados Unidos, la familia procurará que se reúnan, a costa de grandes sacrificios y peligros.

¿Cómo percibe el tejido social y familiar de los migrantes?

Es un tejido roto, y puedo decir que el tejido social de quienes han vivido en Estados Unidos es un hilo que no se acopla al tejido social original, porque han adquirido otra cultura.

La Iglesia Católica es la entidad que más apoya a los migrantes en Guatemala en esta región.

En Tecún Umán es prohibido predicar. El que quiera predicar al migrante, que no hable de ninguna religión; que se acerque a prestar su servicio, para que la gente descubra que es cristiano a través de su trabajo. Y si no es cristiano, que lo demuestre como ser humano que tiene caridad, solidaridad, por ser su semejante.

La mayor frontera no está en Tecún Umán, la mayor frontera está aquí en la capital, porque no aceptan a otros por ser de otra religión, partido político, de otra iglesia. Tenemos muchas fronteras sociales que nos impiden llevar al éxito y al desarrollo al pueblo.

¿Cómo define el trabajo que desarrolla la Casa del Migrante?

No debería ser yo quien califique. Los migrantes llaman a la casa un oasis en el desierto, una mano amiga, un lugar para descansar.

Hay instituciones de la capital que ven a la Casa del Migrante como el lugar para resolver problemas que competen al Estado y a esas instituciones.

Usted escribió: “Las actitudes políticas migratorias de muchos países son hipócritas, inmorales y antirreligiosas”. ¿A qué se refiere?

Hay gobiernos que dicen que son cristianos, católicos, creyentes, pero las actitudes que toman demuestran lo opuesto.

¿Es posible que el Gobierno no pueda ayudar a un deportado que lleva ocho meses viviendo en la Casa del Migrante? ¿El Gobierno se gastará el prepuesto nacional en este guatemalteco?

Hay países que se muestran afecto y cariño, pero en la práctica vemos que eso es falso: no podemos entrar en los países, el migrante va indocumentado. Si fuéramos más humanos, cualquier persona debería entrar en cualquier país sin ningún problema.

¿Ampara los derechos del migrante la Ley Migratoria de México y de países de Centroamérica?

México ha tenido cierta iniciativa, aunque los grupos que explotan al migrante se oponen. En Centroamérica hace falta trabajar, y esperamos que se dignifique al migrante.

La última entrevista con Prensa Libre fue en el 2005. ¿Qué cambió en ocho años?

Hay más instituciones que tratan el tema migratorio, pero hay un gran vacío, hay flojera por ir a los lugares donde hay necesidad, ir a la periferia, como le llaman en la capital. Dejo una pregunta: ¿Cuántos años hace que el procurador de los Derechos Humanos y la PDH no visitan Tecún Umán, no visitan la frontera?

¿Cómo subsiste la Casa del Migrante?

Normalmente nos apoyan organizaciones de la Iglesia. Con el Gobierno pasado tuvimos cierto apoyo. Ahora nos ayuda el Ministerio de Salud, con médicos y dentistas. Ojalá y el Gobierno vea que el presupuesto que utiliza la Iglesia para apoyar a los migrantes es una migaja, comparado con tanta corrupción en el Gobierno, donde se invierten millones de quetzales.

¿Conoce la historia de algún migrante que haya tenido un final feliz?

Si llegan a Estados Unidos, esto ya es ganancia. A veces llaman para agradecer y anuncian que llegaron.

¿Quién es Ademar Barilli?

Soy un pobre hijo de inmigrantes italianos. Mis abuelos eran italianos y se instalaron en Brasil en un área donde había misioneros escalabrinianos.

¿Cómo fue su llamado a ser misionero?

Muchos compañeros desearon que siguiera la carrera política del Partido de los Trabajadores. Tomé la decisión de seguir la vida religiosa para ayudar a migrantes.

¿Cómo describe su trabajo?

Mejor que lo describan otros.

Estoy muy contento de hacer mi trabajo, lo hago por amor a la camisa. Independientemente de lo que está constando, a veces dan ganas de tirar la toalla, pero hay gente que está de por medio que depende de esto.

Vemos ausencia y omisión de la sociedad, de la Iglesia Católica y de las evangélicas. Muchos ven al migrante como una espina, ven al migrante como delincuente, ven a la mujer como prostituta.

¿Qué implica ser director de la Casa del Migrante?

Que me voy a hacer más viejo. Es una responsabilidad, pero hacerlo por amor a la camisa tiene su recompensa.

¿Cómo ve a Guatemala?

Es un país rico en culturas, que tiene muchas cosas positivas. Falta educación para que Guatemala aparezca en el mapa mundial. Hay que invertir en educación para conocer el potencial oculto que hay.

Misión

Vocación  de servicio

La vida de Ademar Barilli comenzó el 19 de noviembre de 1956, en Río Grande del Sur, Brasil. Su padre, Aldérico Barilli, murió cuando Ademar era adolescente. Su madre, Paulina Dall’Acqua, aún vive.

Sus abuelos llegaron a Brasil procedentes de Italia en busca de una nueva vida. A los 6 años comenzó la escuela primaria. Su estudios superiores los realizó en la Universidad de Passo.

El noviciado  lo inició en  1981. En la Pontificia Universidad Católica de Paraná obtuvo la licenciatura en Filosofía, Psicología y Sociología.

La maestría en Teología la obtuvo en 1987, en el Instituto Teológico de  Sao Paulo. Finalmente, el  31 de enero de 1988, fue ordenado sacerdote en la congregación de los misioneros de San Carlos de Borromeo (escalabrinianos), cuyo carisma es ayudar a  migrantes y refugiados.

Barilli confiesa que militó durante unos tres años en política estudiantil y fue dirigente de unos ocho mil jóvenes que fundaron el Partido de los Trabajadores que ejerce el actual gobierno de Brasil.

El primer contacto con inmigrantes fue con campesinos en California. Dirigió  la Casa del Migrante de Tijuana, Baja California, México, y fue  secretario adjunto de la Comisión Episcopal para la Pastoral de los Migrantes.

Frases cortas

Migrantes:una necesidad

Tierra: vida

Sueño americano:frustración

Fronteras: malditas

Tijuana: la pequeña Tecún Umán

Tren:  de la vida y de la muerte

Maras: una espina en el zapato

Familia: sueño imposible

Muro: alas para volar

Estados Unidos:  sueño que no existe

Misión

25 años  tiene el religioso de trabajar con los migrantes.

ESCRITO POR:

Mynor Toc

Mynor Toc

Periodista de Prensa Libre y Guatevisión con 26 años de ejercicio periodístico especializado en periodismo comunitario, seguridad, justicia y política. Becario de KOICA y el Reuters Institute en periodismo digital.