Pero entre los objetos encontrados por las autoridades en el marco de esta investigación, en la que están implicados empresarios, familiares, amigos y funcionarios públicos de la época de Sinibaldi -que fue diputado entre 2008 y 2012 y casi candidato a presidente en 2015-, hay artículos que llaman la atención.
“La Casa Noble”, en la ciudad colonial de Antigua, un apartamento en una de las zonas mejor valoradas de la capital, otra vivienda en el puerto con una gran piscina conocida como “Mi sueño” u otra llamada “Casa bonita” con portentosas esculturas, pintorescas alfombras persas blancas y un diván morado al lado de una bañera son algunas de ellas.
Pero las extravagancias no quedan aquí. Fincas, ranchos, un avión privado aún en paradero desconocido y dos helicópteros, uno de ellos llamado ANM -las iniciales de los nombres de los hijos de Sinibaldi: Alejandro, Nicolás y Mariela- son otras de las “joyas” que se han encontrado en esta investigación, que inició en 2015.
Esta era de una de las estrategias de esta trama en la que hay más de una treintena de personas implicadas, entre ellas familiares del exministro -como su hermano Luis Rodrigo-, empleados de sus empresas o amigos.
Sinibaldi, que renunció en septiembre de 2014 al Ministerio de Comunicaciones para perseguir la Presidencia del país, está en busca y captura desde el año pasado por otro caso en el que supuestamente sufragó lujosos regalos, a través de comisiones ilegales, al expresidente Otto Pérez Molina y la exvicepresidenta Roxana Baldetti, ambos ahora en prisión preventiva investigados por varios casos de corrupción.
Los más de US$13 millones que fueron lavados en Nicaragua, a través de otra red de empresas de cartón con nombres similares a las de Guatemala, creada por la firma de abogados “Pacheco Coto”, trabajaba con un esquema de préstamos a las compañías guatemaltecas para que esos fondos obtenidos en formas ilícitas aparecieran como fruto de actividades lícitas y circuran sin problema en el sistema financiero.
Pero tanto era el dinero que también hubo una parte que se destinó a la financiación electoral ilícita del Partido Patriota (PP), que llevó al poder a Baldetti y Pérez Molina, en los años 2011 y 2015, este último cuando Sinibaldi iba a buscar la Presidencia, pero luego renunció por supuestos desacuerdos con “la número 2”.
La investigación evidencia que Sinibaldi, quien firmaba como “A.S” o “A.S.A.” -sus iniciales-, daba órdenes para mantener este entramado en el que ocho conglomerados empresariales pagaban los sobornos a sus tres firmas fantasmas, que facturaban servicios no prestados.
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Todos estos lujos causan estupor en un país, Guatemala -el tercero de América Latina con mayor corrupción según Transparencia Internacional-, en el que el 23.4 por ciento de la población está en pobreza extrema, un 59.3 por ciento por debajo de la línea de la pobreza y donde la desnutrición crónica afecta a casi la mitad de los niños menores de 5 años.