Del Águila comenta que desde esa fecha ha tenido que estar en ese organismo unas seis u ocho horas por semana, lo cual equivale a dos meses y tres semanas.
Comenta que la han dejado encerrada en el Congreso en tres ocasiones y para evitar que vuelva a suceder ahora se rota entre las oficinas.
Cuenta que esta espera también ha impedido que reciba a varias personas que le piden cita, incluso ha tenido que trasladar parte de su oficina al Legislativo y su equipo de trabajo llega allí.
Cada sesión plenaria tiene un costo aproximado de Q116 mil 844. Eso incluye alimentación de los 158 diputados y de 150 empleados que apoyan a los legisladores, entre ujieres, personal de limpieza y de informática, de sonido.
*Con información de Alex Rojas