Este es el lado personal del próximo presidente.
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¿Cómo ha cambiado su vida y la de su familia?
Bastante. Se pierde la privacidad, el tiempo dedicado al trabajo. Yo siempre he tenido jornadas largas, entre 14 y 16 horas; ahora ando entre 18 y 20 horas.
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Personalmente, ¿cómo se siente?
Me siento feliz, agradecido y comprometido. Mi espíritu se siente con un poco de temor, pero con mucha fe.
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¿A qué le teme?
Soy emprendedor. El emprendedor le teme al fracaso, pero el temor no es tan grande como para no intentarlo.
Tengo un reto grande, y es liderar un país.
Liderarlo, no hacerlo todo. El éxito de Jimmy Morales va a radicar en la capacidad que tenga para convencer a cada guatemalteco de que construir Nación es tarea de cada participante, incluidos los 150 guatemaltecos que están en Alaska, o aquel guatemalteco que esté en cualquier parte del mundo, pero que quiera hacer grande a Guatemala.
¿Cómo la va a hacer grande allá? Hablando bien, diciendo lo lindo que tiene Guatemala.
La verdadera cara de Guatemala se vio el año pasado. La verdadera cara de Guatemala no es el enfrentamiento entre hermanos, no son balas ni rifles.
La verdadera cara de Guatemala son flores para convencer a diputados, son marchas que no pintarrajearon paredes, no son consignas de insulto, sino es un himno nacional cantando con amor, con pasión para la patria.
Esa es la misión de Jimmy Morales. Tengo miedo a no alcanzarla.
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¿En dónde va a vivir?
En la Casa Presidencial.
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¿Ha pedido algún acondicionamiento especial para usted o su familia?
No. Estoy acostumbrado a todo.
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¿Qué platillo no va a faltar en la dieta presidencial?
Frijoles paraditos, caldito, cremita, queso de Zacapa y pan francés. Si nos va bien, baguete. Caldito de res no puede faltar, y creo que se va a hacer popular en la Casa Presidencial el caldo de quilete, para bajar el presupuesto de alimentos.
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¿Color preferido con el que se vestirá?
Me gusta mucho el azul, los trajes azules, pero por razones obvias tendré que andar con grises y más oscuros.
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¿Admira a alguien?
Mi mamá —Celíta Ernestina Cabrera Acevedo—.
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¿Qué país espera dejar en cuatro años?
Quiero dejar un mejor país. Un 10 por ciento menos de desnutrición sería lindo; un país más educado, sería lindo.
Un país con una población más respetuosa y amante de su Guatemala y sus instituciones me gustaría.
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¿Qué les pide a los guatemaltecos que lo apoyaron y a quienes no lo hicieron?
Acepto la crítica, pero exijo trabajo. Acepto la crítica, pero necesito propuestas. Acepto la crítica y trataré de mejorar actitudes y condiciones.
Estoy diciendo: critiquemos, pero actuemos. Tiene derecho a reclamar aquel que ha cumplido su deber.
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¿Más que paciencia, pide apoyo?
Por supuesto, es la participación. Acepto la crítica, pero también demando acción. Si ustedes sacan uno de los primeros videos que presenté, dije que muchas cosas que tienen mal a Guatemala es la indiferencia de los que nos llamamos buenos guatemaltecos.
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Usted es cristiano evangélico. ¿Cómo será su relación con la comunidad católica?
Muy buena; respeto. En Guatemala hay libertad de culto y creo en la libertad de conciencia. El respeto es primordial y cada quien tiene la libertad de profesar y vivir su fe.
