“Puede ser una cortina de humo para desarrollar los otros temas sin mayor ataque mediático”, dice el magíster en Altos Estudios Estratégicos en Seguridad y Defensa y y catedrático universitario Jorge Ortega Gaytán, quien también señala que esta misma semana la Corte Suprema de Justicia (CSJ), cumplió un año sin que en el Congreso se elija a sus sucesores.
“Otra vertiente es que a alguien se le ocurrió generar este pánico en función de seguridad y puede ir en las dos vías: la seguridad pública o la privada”, explica Ortega Gaytán, que sí ve como posible el escenario que la información que corrió, principalmente en redes sociales, pudo significar un beneficio para algún sector en particular.
Las consecuencias de generar temor en la población con información poco confiable o estadísticas no verificaras también envía un mensaje negativo al exterior “porque el índice de confianza baja”, añade el académico que recuerda que, en comunicación estratégica, suele existir “una falacia que consiste en crear un ambiente y darle solución al final”, sin embargo, en el caso de los secuestros e infundir en la población el miedo “es muy delicado porque toca los sentimientos de pertinencia de la familia”, dice Ortega Gaytán.
En la misma línea, el comunicador, semiólogo y catedrático universitario Ramiro Mcdonald, ve “confuso” el panorama y también considera conveniente que se debía “disparar una noticia” como una estrategia para opacar tantos temas complicados. “La clave fue el miedo, despertar el miedo”, agrega Mcdonald.
Para el semiólogo, esta semana habían muchos temas de interés nacional que pudieron ser desviados porque el tema de secuestros genera el temor en la población. “Parece que hay manos invisibles que pretenden desviar atención sobre problemas serios”, opina Mcdonald.
El problema más grave, según Mcdonald, está en que se funden dos temas: la percepción de que hay un incremento de secuestros por los mensajes en las redes sociales y la salida del gobierno a desmentirlo oficiosamente. “Quieren desmentirlo, pero hay grupos que lo impulsan. Es confuso el panorama”, señala el semiólogo.