Política

Sandra Torres: Una nueva UNE, sustentada en alianzas, vuelve a dar otra oportunidad

Pastores y antiguos rivales de la UNE llegan como los aliados menores esperados para un partido político que estuvo al borde de la muerte.

Sandra Torres durante una de sus giras de campaña en San Juan Sacatepéquez. Fotografía: Prensa Libre (Carlos Hernández).

Sandra Torres durante una de sus giras de campaña en San Juan Sacatepéquez. Fotografía: Prensa Libre (Carlos Hernández).

Sandra Julieta Torres Casanova, a sus 67 años, busca la Presidencia, por tercera vez, con la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), un partido político que se creía en declive, pero que resurgió con la colaboración de algunos de los que fueron sus principales rivales políticos en otros eventos electorales.

En el 2015 Torres perdió contra Jimmy Morales, que participó con el Frente de Convergencia Nacional (FCN-Nación).

En el 2019 Torres volvió a sufrir otra derrota, esa vez contra Alejandro Giammattei, candidato de la agrupación Vamos por una Guatemala Diferente.
Para estos comicios Torres busca el mismo cargo con el partido que llevó a su exesposo Álvaro Colom al Ejecutivo, fallecido a finales del año pasado.

La Encuesta Libre la posiciona como segunda favorita, después de Carlos Pineda, presidenciable de Prosperidad Ciudadana (PC).

 

La estructura del partido en las comunidades del interior del país ha sido clave para que Torres supere sin problemas los eventos en las que ha participado y llegue al balotaje. En la primera vuelta de las elecciones del 2015 y 2019 tuvo la preferencia, pero ese sólido apoyo no se repite para la segunda ronda.

Sin embargo, a criterio de fuentes consultadas, en esta ocasión se presenta como una candidata muy diferente a la de los comicios del 2019, que según personas que estuvieron muy cerca de ella en ese entonces marcó un antes y un después.

2019: es detenida

En agosto del 2019 Giammattei ganó la segunda vuelta y llegó a la Presidencia.

El mandatario cumplió una de sus promesas de campaña: que Torres fuera llevada ante la justicia. El 2 de septiembre de ese año, una investigación por supuestos delitos electorales llevó a un juez a ordenar la orden de aprehensión, que fue ejecutada por la Policía Nacional Civil (PNC), mientras el binomio de Vamos se preparaba para la transmisión de mando.

Su ingreso a la Torre de Tribunales se comparó con la llegada de Roxana Baldetti y Otto Pérez Molina, el binomio presidencial encarcelado por corrupción.

El amplio contingente policial y la expectativa de los medios de comunicación, nacionales y extranjeros, parecían revivir esa ola de detenciones por supuestos actos delictivos que lideró en el 2015 la extinta Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig).

Su personal de “mayor confianza” se apostó en el Juzgado de Mayor Riesgo A para no dejarla sola. Ahí estaban Orlando Blanco, Mario Taracena y Karina Paz, entre otros diputados recién electos. No obstante, esa lealtad tuvo fecha de vencimiento y ahora ninguno de ellos la respalda.

Después de unos meses detenida en enero del 2020 Sandra Torres obtuvo medida sustitutiva, pero su estadía en prisión puso a la deriva a la UNE y fue el inicio de una disputa que casi termina por hacer desaparecer a la agrupación.

 

 

De UNE a VOS

La dirección la UNE quedó en manos del legislador Óscar Argueta. Torres, a pesar de ser la secretaria nacional, no podía participar en ninguna de las actividades partidarias, porque el proceso penal y las restricciones en su contra se lo impedían.

Mientras tanto, todo apuntaba que la UNE de la novena legislatura sería el principal obstáculo de la gestión de Giammattei, por tratarse de la bancada de más de 50 diputados, pero el 14 de enero del 2020 otra realidad salió a la luz.

La UNE, más que un bloque de oposición, se convirtió en el principal aliado de Giammattei y Vamos. Hubo una fractura y los 52 diputados que ganaron un escaño por ese partido se dividieron: un grupo bajo el liderazgo de Orlando Blanco y otro, afín a Torres, aunque no había un líder que destacara.

Blanco fue de los fundadores de la UNE y según dice, desde las elecciones del 2019 Torres cambió.

“Creo que hay dos Sandra Torres: una que trabajó en el pasado, y mucho, por los programas sociales, y otra que cambió tras los resultados de la segunda vuelta electoral del 2019”, de acuerdo con Blanco.

En el 2020 la poderosa bancada de la UNE se fragmentó. Los diputados de UNE leales a Torres se comenzaron a enfrentar con los que respaldaban a Blanco. Además, en un primer momento de la actual legislatura Carlos Barreda era el jefe de bancada y cedió la subjefatura a Jorge Estuardo Vargas Morales, quien poco después se convertiría en uno de los hombres más leales a Torres.

El bloque de la UNE, unido en lo nominal, pero escindido en sus liderazgos, funcionó en “armonía” poco tiempo. Pronto inició una disputa legal por hacerse del control del partido.

Algunos diputados del círculo de Torres en el 2019 son del criterio que ella “está obsesionada y empecinada con el poder”, y que por eso no consigue retener mucho tiempo a las personas.

Parlamentarios que se separaron de la UNE en fecha reciente argumentan que las bases por las que nació la UNE ya no existen.

“Ella va a ser la responsable de la muerte y del entierro de la UNE en este proceso electoral. Fue difícil —dejar la UNE—, en el sentido de que era una agrupación a la que se le había dedicado mucho trabajo, mucho esfuerzo, pero no fue difícil tomar la decisión cuando vemos que ella —Torres— traicionó los ideales del partido”, dijo Blanco.

La UNE de Torres en esta legislatura ha sido una pieza importante de la alianza oficialista. Como resultado de esa alianza Torres consiguió quedarse con un partido que habría tenido que ser cancelado, según fuentes del Congreso.

“Fue producto de esa alianza que ella, ilegalmente, con decisiones y amparos espurios, y por la presión que Giammattei ejerció en las cortes, logró quedarse con el partido”, manifiestan diputados disidentes de la UNE que aunque pelearon por la vía legal para retener el partido, al fin lo abandonaron y formaron su propia agrupación, Voluntad Oportunidad y Solidaridad (VOS).

De rivales a aliados

El cambio de fuerzas dentro de la UNE hizo que fuera necesario llenar esos puestos clave para buscar futuros representantes dentro del Congreso, Parlamento Centroamericano y corporaciones municipales.

Para ello la UNE terminó aceptando a políticos y exfuncionarios de los partidos que se perfilaban como antagonistas del suyo.
Ahora en la agrupación de Torres figuran exintegrantes de FCN-Nación, del desaparecido Partido Patriota y de Libertad Democrática Renovada (Líder).

Círculo de confianza

El círculo de confianza de Torres del 2019 no es el mismo que el que la respalda en esta campaña electoral. Ni siquiera parecido.

Personas allegadas a la UNE reconocen a Vargas Morales como uno de los hombres de más confianza de la presidenciable. Es él quien cuida los intereses dentro del Congreso y su lealtad quedó demostrada cuando se enfrentó con Blanco por el partido.

A finales del 2022, Vargas Morales fue señalado por la Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, de ser un presunto acto político afín a la corrupción, pero esto no lo alejó de Torres.

En estas elecciones el diputado no figura en la nómina de candidatos al Organismo Legislatvo, sino que se postula para el Parlamento Centroamericano (Parlacén).

Karla Lisbeth Gutiérrez Herrera es una abogada que ha sido vinculada a los grupos de poder para la elección de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y salas de Apelaciones. Según el informe Impunidad y redes ilícitas, elaborado por la Fundación Myrna Mack, que tomó como base datos de las investigaciones de la desaparecida Cicig, Gutiérrez Herrera ha sido una operadora en la elección de cortes con supuestos nexos con Roberto López Villatoro, conocido como el rey del tenis.

Para el actual evento la jurista en mención ocupa la tercera casilla para el Parlacén.

Otro en el círculo político más cercano a Torres es Erwin Adim Maldonado Molina, a quien algunos identifican como una persona de confianza y financista de esta campaña.

Adim Maldonado no es nuevo en la política. Llegó al Congreso en el 2015 con FCN-Nación y ahora encabeza la Lista Nacional por la UNE. El exlegislador que busca recuperar una curul es propietario de empresas de cable en unos 200 municipios de 17 departamentos.

Arkel Benítez Mendizábal, exviceministro de Gobernación de Otto Pérez Molina, también se sumó al nuevo proyecto de la UNE.

 

El exfuncionario se incorporó el año pasado, aunque no aparece como candidato a algún cargo de elección popular. Su función al inicio fue de asesor de comunicación de la candidata y ahora coordina el plan nacional de gobierno.

A los anteriores se agrega Benjamín Armando Paniagua, integrante del Partido Patriota. Fue parlamentario y después nombrado por Pérez Molina como director del desaparecido Fondo para la Paz (Fonapaz). Dicha entidad fue señalada de supuestas irregularidades y actos de corrupción que no han sido esclarecidos por las autoridades.

Paniagua se postuló a la alcaldía de Quetzaltenango en el 2015 y ahora busca el mismo cargo con Torres.

A las filas de la nueva UNE también se sumó José Antonio Coro García, que logró ubicarse en el círculo cercano a la candidata presidencial. Es candidato a jefe edil de la ciudad de Guatemala. Antes lo intentó con el desaparecido Libertad Democrática Renovada. Sobre Coro García pesa una imputación del Ministerio Público (MP) que no ha llegado a la fase de debate oral. El ente investigador lo sindica por su posible responsabilidad en la tragedia de Cambray 2.

El Juzgado Décimo Penal, que conoció el caso en la primera etapa del proceso, resolvió de manera favorable para el exalcalde, pero una acción que presentó el MP ante la Corte de Constitucionalidad fue dada con lugar y esta ordenó abrir juicio contra Coro. Sin embargo, esa resolución está pendiente de ser ejecutada.

“Fuimos rivales”

Benítez Mendizábal indicó: “Hace más o menos un año y medio la licenciada Sandra Torres me contactó, me invitó al proyecto político del partido UNE básicamente para dar un apoyo técnico en la elaboración de su plan de gobierno”.

Asimismo, hizo ver que aceptó la oferta porque ha visto en la candidata de la UNE el perfil de liderazgo necesario.

“Sandra Torres ha sido una mujer que siempre ha tenido una ruta programática clara, y yo acepté porque me parece que es un proyecto grande, un plan de gobierno que puede hacerse con todas las de ley y, sobre todo, viable”, enfatizó el ex viceministro de Gobernación.

Uno de los factores que impulsó al exfuncionario del PP a integrar las filas de la UNE fue que ve factible hacer un plan de gobierno ejecutable, por el número de alcaldes que el partido ha ido consolidando con el paso de los años.

Junto a ello dijo que observó que había muchas coincidencias en el manejo de los temas públicos, sobre todo en los de seguridad, un área donde él dice tener experiencia.

“Uno de los temas que me fascinó cuando llegué al viceministerio de Gobernación, e intentamos fortalecerlo, fue el de las Escuelas Seguras, que venía de lo que había trabajado la UNE”, precisó Benítez Mendizábal.

El haber estado en grupos políticos contrarios, afirma, no es un impedimento para que ahora puedan trabajar en equipo.

“Por supuesto que fuimos rivales y adversarios políticos en su momento, pero soy del criterio, y es otra coincidencia que tenemos con ella, que una cosa es ser adversario y otra cosa es ser enemigos. Nsotros nunca hemos sido enemigos”, remarcó el exviceministro.

De la mano de un pastor

Para las elecciones generales del 2023 Torres aspira llegar a la Presidencia con un exlíder de una iglesia evangélica como compañero de fórmula.

Romeo Estuardo Guerra, hasta poco antes de ser proclamado candidato era ministro de culto, lo cual le valió una impugnación a su inscripción por parte del partido Todos, pero esta no prosperó.

Según fuentes que fueron cercanas a la UNE, Torres era católica y hasta tenía una capilla en su casa, pero habría cambiado de confesión religiosa para acercar a los votantes evangélicos al partido.

El ministro evangélico Arturo Morales, cercano al candidato vicepresidencial, dijo que Guerra Lemus llegó a la política por mantener una relación de amistad y confianza con Torres.

Otro que se mantiene en el círculo de influencia de Sandra Torres es Sergio Guillermo Enríquez Garzaro, que ocupa la casilla tres de la Lista Nacional.

Su pasado tiene más antecedentes con la religión que con la política, porque fue ministro evangélico adjunto y fundador de las iglesias Ebenezer.

En el 2017 fue investigado por el MP por su posible vinculación con un fraude millonario en la Municipalidad de Chicamán, Quiché, caso que también llevó a la justicia a la exdiputada Emilenne Mazariegos, del PP.

Con esta serie de actores que vienen de otros partidos políticos Torres busca llegar a la presidencia, con fundadores que han decidido migrar para ceder el paso a ministros evangélicos y antiguos rivales.

Una UNE reconfigurada que mantiene a Torres en el centro. Lo que cambia son sus círculos.

ESCRITO POR:

Douglas Cuevas

Periodista de Prensa Libre especializado en temas políticos y del sector justicia, con 15 años de expreiencia en periodismo escrito, televisivo y radial.