Además de continuar con sus actividades regulares, en días pasados el SOG se puso en evidencia con dos acontecimientos significativos. La primera fue una recepción-recital en que se hizo el planteamiento, ante un grupo selecto de invitados, de las necesidades materiales que debe cubrir la organización simplemente para sobrevivir a un presupuesto anual.
La segunda consistió en tres presentaciones de la ópera La Traviata en el Teatro Lux a beneficio del SOG, con un montaje nada pretencioso, pero efectivo y bien logrado. Este considerable esfuerzo únicamente pudo ser el resultado de la generosidad de artistas, empresarios y el público en general, que estuvieron decididos a contribuir económicamente con el sistema de orquestas, y no solo con el manoseado apoyo “moral”. El momento es bueno.
El trabajo del SOG es de gente dinámica y entregada Es, especialmente, de gente joven, incluso sus maestros y administradores. ¿No sería hora de que empiecen a aportar de forma regular y permanente a la educación artística, quienes tienen tantos recursos, pero que los gastan sin chistar en despilfarros inútiles e insensatos?
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