La mañana del viernes 7 de agosto los sentenciados fueron notificados por un oficial de la auditoría de guerra, en el interior de la penitenciaría central, donde los capturados se encontraban guardando prisión, en celdas separada y con fuertes medidas de seguridad. Al mismo tiempo se les informó que el recurso de gracia había sido denegado por el jefe de gobierno, el coronel Enrique Peralta Azurdia.
En presidente envió un comunicado en donde se lee textualmente en el articulo primero lo siguiente: “No ha lugar a la gracia solicitada en favor de Jorge Mario Pezzarossi Schelenker, Delfino Tadeo Flores Corey y Carlos Enrique Juárez Salazar”.
La noticia de que los asaltantes de la abarrotería La Bendición serían fusilados, llegó a la penitenciería antes de lo previsto, ya que algunos de los prisioneros contaban con radios de transistores, por lo que la información sobre la sentencia de muerte ya se expandía por los corredores del presidio. Los reos comentaban en voz baja el dictamen, e incluso se menciona en la nota publicada por Prensa Libre, que algunos de los reclusos pagaron hasta cinco centavos por escuchar la radio y enterarse así de la noticia.
Los acusados al enterarse de la sentencia rompieron en llanto, menos Pezzarossi Schlenker quien le dijo al capellán general de cárceles, Fabián Rubio, “padre ¿sabe usted por qué no lloro? pues porque soy inocente”.
24 horas después de la notificación se haría efectiva la sentencia la cual se cumplió durante la mañana del 8 de agosto de 1964.