La encíclica de León XIII vino a ser uno de los primeros pasos de la Iglesia en la formación de la doctrina social y por ende su modernización de cara al nuevo siglo. La carta pastoral ha sido complementada con tres encíclicas más publicadas por los predecesores: Pío XI (Quadragesimo Anno en 1931), Juan XXIII (Mater et Magistra,1961) y Juan Pablo II (Centesimus Annus, 1991) cada una con veinticinco años de diferencia en todas, en cierta forma, se trata de actualizar los principios de la primera encíclica, cada una a su época.
Cien años después
La iglesia celebró el centenario de Rerum Novarum promulgando Centesimus Annus en la cual se concibe la doctrina social de la iglesia como una parte esencial del mensaje cristiano. El contexto de la salida a la luz de la carta pastoral era el fin del comunismo en Europa occidental que tuvo como símbolo la caída del muro de Berlín en 1989. De hecho parte fundamental del texto es la condena del marxismo y una advertencia a los gobiernos occidentales a no ver la caída del comunismo como una victoria unilateral del capitalismo, sin hacer correcciones en el sistema.
Los sectores más conservadores de la iglesia recibieron con júbilo la publicación de la encíclica, ya que se renuevan los votos de hace cien años en la protección a la propiedad privada, algunas posturas del capitalismo y a la libre economía. Esto creó cierta confusión entre los sectores progresistas de la Iglesia ya que a pesar de esta postura cuasi capitalista se hacía una condena al consumismo excesivo, al abuso de los recursos naturales y un llamamiento a buscar otros sistemas económicos que permitieran el desarrollo de los pueblos marginados, sin quedarse solo en el capitalismo.
Un “Papa verde”
Pablo VI había hecho referencia a la problemática ecológica en 1971, pero Juan Pablo II da una luz para la apertura del magisterio de la iglesia a los asuntos ecológicos en Centesimus Annus. Como lo está haciendo en estos momentos Francisco con la publicación de la encíclica “Laudato Si” y de hecho se cita a Juan Pablo II y sus postulados dedicados al tema ambiental como de interés mayor para tomar conciencia.
Juan Pablo II decía en Centesimus Annus: “ Es asimismo preocupante, junto con el problema del consumismo y estrictamente vinculado a él, la cuestión ecológica. El hombre, impulsado por el deseo de tener y gozar, más que de ser y de crecer, consume de manera excesiva y desordenada los recursos de la tierra y su misma vida. En la raíz de la insensata destrucción del ambiente natural hay un error antropológico, por desgracia muy difundido en nuestro tiempo. El hombre, que descubre su capacidad de transformar y, en cierto sentido, de “crear” el mundo con el propio trabajo, olvida que éste se desarrolla siempre sobre la base de la primera y originaria donación de las cosas por parte de Dios”. Además se hacía eco de que el hombre actuaba condicionado a la estructura social en la que vive, por su educación y su ambiente.
La iglesia católica creó la Fundación “Centesimus Annus” para impulsar la visión ética sobre la economía. (Video: Youtube)