Rusia “debe ser libre, próspera y fuerte para que sus ciudadanos se sientan orgullosos y sea respetada en todo el mundo”, declaró el nuevo presidente en su discurso de investidura. Además, indicó que promete luchar por devolver a Rusia su prestigio de superpotencia mundial.
Putin prestó juramento en la antigua sala del trono de los zares, recubierta de oro y decorada con un águila bicéfala, emblema de Rusia. Con una voz firme, con la mano sobre la Constitución, el antiguo jefe de los servicios secretos, FSB, ex KGB, juró respetar la Constitución, defender la soberanía y la independencia, la seguridad y la integridad del Estado, así como servir fielmente al pueblo.
Treinta salvas disparadas por 18 cañones marcaron el fin de la ceremonia. El presidente Putin se desplazó después a la plaza de las catedrales, en el corazón del Kremlin, para pasar revista al regimiento presidencial, con Yeltsin a su lado.