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Adiós a una dama hecha anecdotario

En diciembre de 1958, Consuelo (Connie) de Sánchez- Latour, figuraba como una segura candidata a “Mujer del Año”, en el concurso impulsado por Prensa Libre.

Consuelo de Sánchez-Latour, en una fotografía de 1958. (Foto: Hemeroteca PL)

Consuelo de Sánchez-Latour, en una fotografía de 1958. (Foto: Hemeroteca PL)

Junto a Sánchez-Latour competía otra de las grandes mujeres de la época: Sor Cecilia Charrin, hoy camino a los altares.

Finalmente, Sor Cecilia fue nombrada Mujer del Año, y De Sánchez Latour quedó en segundo lugar.

Estas notas curiosas formaron parte de la fecunda vida de doña Connie (como era llamada con cariño), quien nació en 1924 y falleció este 11 de junio de 2015. Entre sus aportes al país figura haber indagado en el esperanto como una lengua activa, y haber formado importantes comités filantrópicos.

Una vida fecunda también implicó para ella dedicarse a conocer el mundo al lado de su esposo.

¿Y qué hay del esperanto?, se le preguntó en una entrevista reciente. ¿Por qué se interesó tanto en este idioma? Y ella, con la candidez que la caracterizaba, contestó que ese idioma bien podría sustituir a cualesquiera de los idiomas actuales del mundo. Y aunque el esperanto dista mucho de ser reconocido como herramienta común del habla, en la mente de Consuelo de Sánchez-Latour ya se perfilaba como una lengua universal.

De esas vivencias con el esperanto siempre recordaba el encuentro amistoso y cordial con un caballero, que una vez la sorprendió al obsequiarle un gran ramo de rosas con una tarjeta que decía: “Mi cumkorptas la plejbelaj rosoj de Lisbono por mia bono kaj karo amikino de Gvatemalo”.

Esto significa: “Traigo las rosas más lindas de Lisboa para mi buena y querida amiga de Guatemala”.

De hecho, decía, entre risas, ese amigo, un gran lingüista portugués, Saldanha Carreira, tenía un gato que solo entendía órdenes en esperanto.

Por aparte, entre los aspectos destacados de De Sánchez Latour figura el haber reconocido en el país la labor de las mujeres, una figura casi olvidada en el siglo XX.

De hecho, se enorgullecía se reconocer la labor de intelectuales, mujeres de fe y mujeres cuya vida transcurría en el anonimato.

No cabe duda que haber compartido con sor Cecilia y la escritora Margarita Carrera enriqueció aún más su vida filantrópica. Carrera siempre le decía “Connie, tú premias demasiado”.

Doña Connie creía que nunca era demasiado premiar a tantas mujeres del país.

Vivencias

De Sánchez Latour recordaba aspectos pintorescos y didácticos del país, como su familiaridad lejana con el escritor Enrique Gómez Carrillo, de quien decía era un apasionado de la lectura pero poco dado al trabajo.

Una anécdota que siempre conservaría en la mente es el encuentro de Rubén Darío con Gómez Carrillo, en Guatemala. (Por esos años, Darío recomendó a Gómez Carrillo para una beca en Europa… y años más tarde elogiaría su obra).

El joven Gómez Carillo había sido contratado por el padre de doña Connie para vender libros pero no vendía ni uno.

Ante la pereza del joven y la increpación del padre de doña Connie, Gómez contestó que a él le gustaba más leer libros que venderlos.

Hay mucho más qué decir de las anécdotas de De Sánchez y su familia, como que fueron los que “importaron” el futbol a Guatemala.

Francisco y Delfino, hermanos de doña Connie, lo trajeron de Inglaterra en 1902.

Como había que jugarlo en pantaloneta, el entonces presidente de Guatemala, Manuel Estrada Cabrera, ordenó que los metieran presos “por jugar en calzoncillo en la vía pública”.

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