En el tiroteo participaron aproximadamente cien agentes de seguridad uniformados y vestidos de particular.
De las personas fallecidas, únicamente se pudo identificar a dos con los nombres de Oscar Humberto Rivera Méndez, de 31 años y Otto David Laparra Méndez. Según se informó, ambos participaban en el velatorio de un señor de apellido Laparra Morales, en los funerales mencionados.
El tercero no portaba documento alguno que facilitara su identificación.
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Como es común, cientos de curiosos se acercaron al lugar del suceso, pero fueron alejados por las fuerzas de seguridad.
Aunque no se indicó con claridad cuál fue la causa, la Policía informó que se trataba de una banda de asaltantes.
Uno de los cadáveres quedó expuesto por varias horas antes de ser llevado a la morgue.
Entre ataúdes
Un dato curioso de la nota es que los empleados de la funeraria, al observar lo que ocurría y ante la nutrida balacera, corrieron a esconderse dentro de los ataúdes almacenados en la bodega.
Presas de risa referían que no les quedó otro recurso que esconderse entre las cajas mortuorias almacenadas en las bodegas de la firma Reforma.
Esto fue motivo de susto también para varias señoras que asimismo estaban escondidas en las bodegas.
Ellas vieron sorprendidas que las cajas mortuorias se abrían, y salían los empleados de la empresa, lo que motivó la intervención de las autoridades para calmarlas.
Todo se aclaró después, con la explicación dada por los empleados.
¿Cuántos eran los desconocidos?
Hasta la tarde del 12 reinaba la confusión en torno a los sucesos de los funerales Reforma. Unos decían que los desconocidos que se enfrentaron con la Policía eran perseguidos y que se refugiaron en la funeraria, mientras que otros aseguraban que se encontraban en el velorio del señor Laparra Morales.
La Policía no informó oficialmente la causa del tiroteo. Varios agentes, dijeron que ellos fueron llamados para socorrer a detectives que desde momentos antes se estaban enfrentando a tiros con unos sujetos.
En la puerta frontal de la funeraria quedó muerta a tiros una persona, identificada como David Laparra, supuestamente hijo del difunto que ya se estaba velando en el lugar, con el mismo apellido.
En una de las puertas traseras del lugar, quedó tendida otra persona desconocida al ser acribillada a tiros cuando trataba de escapar. De tez morena, pelo crespo y vestía pantalón crema, camisa café y chumpa también crema.
La Policía logró penetrar a la funeraria hasta una hora después de haberse iniciado el tiroteo. No obstante, varios presuntos delincuentes aún permanecían escondidos y continuaban disparando contra los agentes.
Algunos de los desconocidos lograron escapar por los techos de las residencias vecinas a la casa de las capillas funerales.
Pánico y terror
Los asistentes al velorio del señor Laparra Morales fueron evacuados casi hora y media después de los primeros tiros, con apoyo de las autoridades.
Los peteneros, sin embargo, permanecían concentrados en las oficinas de la funeraria, todos tirados al suelo, por efecto del pánico.
Cuando todo hubo terminado, estas personas fueron evacuadas del lugar por los bomberos voluntarios, quienes las trasladaron hasta una de sus ambulancias.
Nadie volvió a las capillas. Los cuerpos de los difuntos que permanecían en velación fueron inhumados hasta el 13 de noviembre.