Y para esa última opción, el poeta inglés tenía como una de sus combinaciones favoritas el uso del estampado de cachemira -“pasley”, en el mundo anglosajón- el diseño textil que se asemeja a una lágrima o una semilla de verduras.
BBC NEWS MUNDO
El misterioso símbolo de la vida y la eternidad que fascinó a los persas, a los Beatles y a los hippies
Decía Oscar Wilde que uno debe ser una obra de arte o llevar una obra de arte puesta.
Que Wilde y sus amigos amaran ese motivo, que se parece también a una inmensa coma, no es una gran sorpresa.
Más sorprendente es cómo la forma aparentemente simple del diseño ha soportado el paso del tiempo y todavía se luce en las pasarelas de Londres, Nueva York, Milán y París.
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“La cachemira ha sido un motivo popular en la moda durante siglos”, le dice a la BBC Jeremy Langmead, director de marca y contenido del atelier de lujo Mr Porter.
El gran viaje
Desde sus antiguos orígenes persas e indios con sus mensajes ocultos y misterioso simbolismo, el motivo icónico ha cruzado el mundo.
El modelo de cachemira recorrió las rutas de la seda de este a oeste, adornó los pañuelos de vaqueros y motoristas, fue popularizado por The Beatles, marcó el comienzo de la era hippie y fue convertido en un emblema del rock.
Pero ¿qué hay detrás de la increíble longevidad del diseño?
Su poder simbólico probablemente haya jugado un rol importante.
Se cree que el motivo original en forma de gota persa, el boteh, fue una representación de un símbolo zoroástrico de la vida y la eternidad.
La forma de semilla se cree que representa la fertilidad, tiene conexiones con el hinduismo y, también, un parecido intrigante con el famoso símbolo yin-yang.
Todavía es un motivo muy popular en Irán y en los países de Asia Meridional y Central y se teje a través de hilos de plata y oro en sedas y finas lanas para bodas y otras celebraciones.
Las importaciones de la británica East India Company a través de las “rutas de la seda” trajeron el patrón textil a Europa en los siglos XVIII y XIX.
Y, a raíz de la llegada de chales de cachemira de lujo (algunos de los cuales costaban el precio de una casa pequeña), el patrón tomó el continente completo.
Los chales pronto fueron imitados en toda Europa, especialmente en Gales y la ciudad de Paisley en, Escocia, de donde el modelo tomó su nombre en inglés.
Pero su historia era parte de un “diálogo” más amplio entre las culturas del este y del oeste en ese momento, dice Dennis Nothdruft, curador de la exposición Liberty in Fashion.
“Fue un intercambio cultural, y también una industria”, asegura.
En la época victoriana, el comercio entre Reino Unido y la India fue creciente y muy pronto se adoptó el diseño.
Empresarios como William Morris muy pronto lo copiaron para sus textiles y pintores como William Holman Hunt y otros prerrafaelitas representaron los suntuosos tejidos de cachemira en sus pinturas.
Se convirtió después en una parte integral de los movimientos artísticos del Esteticismo y el Art Nouveau y, más tarde, en una de las formas artísticas de la cultura bohemia.
Moda fuera de lo común
La siguiente oleada de la moda de la cachemira se produjo en la década de 1960 y fue impulsada por los Beatles, al punto que John Lennon pintó el patrón en su Rolls-Royce.
Se convirtió en emblema del 'verano del amor' y en parte de la estética de la era psicodélica: sus motivos de vueltas vertiginosas y de colores llamativos se vieron como una representación de las visiones que se tenían con el LSD y, por tanto, se asoció con el espíritu de la época hippie.
“Tenía un cierto misterio y un aire oriental que venía muy bien a aquellos tiempos”, dice la diseñadora textil y artista Sarah Campbell, que durante los años 1960 creó algunas de las interpretaciones más conocidas del modelo con su socia Susan Collier.
“Debido a los orígenes de la cachemira, siempre ha habido una sensación de exotismo y lujo sobre el diseño. Es un motivo orgánico que es también estilizado y tiene una complejidad y profundidad a la vez”, comenta.
Pero las adaptaciones del modelo hechas por Campbell no fueron las únicas: también lo hicieron diseñadores como Jean Muir, Bill Gibb, Yves Saint Laurent, Biba y Bill Blass.
El símbolo se volvió entonces uno de los favoritos de la generación del rock and roll, y lo han lucido después artistas como David Bowie, Paul Weller, Bobby Gillespie, Liam Gallagher o Florence Welch, entre muchos, muchos otros.
Gallagher, de hecho, fundó una marca de ropa, Pretty Green, que se especializa en la impresión.
“Tiene una cierta riqueza, una calidad exagerada. Tiene esa connotación extravagante, que llama la atención de las miradas“, dice el curador Nothdruft.
Símbolo de fertilidad
Jeremy Langmead, de Mr. Porter, siempre he encontrado sugerente que el diseño, muy utilizado en la corbata de los hombres y que se cree que derivara de símbolos de la fertilidad en India, actúa como una flecha que apunta hacia la ingle de su portador.
Y es cierto que hay marcas, como la italiana Etro, donde el diseño de cachemira se une a una sensualidad artística.
La diseñador Verónica Etro asegura a la BBC que la impresión del motivo es “fundamental en el pasado , presente y futuro” de su compañía.
Su padre comenzó la creación de la firma textil de lujo en 1968 y pronto la cachemira se convirtió en un “símbolo” de la marca, dice.
“Viajó mucho por todo el mundo, y estos viajes exóticos influenciaron en gran medida los diseños originales y así adquirieron los colores vivos y adornos ricos de los tejidos de Etro”.
“La abuela de mi padre solía llevar una rica túnica de cachemira y el patrón realmente atrapó su atención. El viaje del modelo, en el transcurso de miles de años, es muy inspirador para mí”, recuerda.
“Me encantan los símbolos que son ricos en la historia. Lo que más me gusta de este es que también tiene un profundo significado: simboliza el árbol de la vida, semillas de la palma y, por tanto, la fertilidad… siempre permanece atractivo, exótico y fresco al mismo tiempo”, añade.
Pero tal vez el verdadero secreto de la inmortalidad de la impresión es la forma en que combina lo formal con lo exótico, en que mezcla la riqueza de su historicismo con una potente capacidad de adaptación.
Y es que, al parecer, el rico simbolismo y el aura rebelde que rodea al diseño es el principal motivo que lo han mantenido vivo.