Colocada por algunos como un elemento de preclaro origen prehispánico, es para otros el producto de una interrelación de los grupos culturales que dieron origen a Guatemala.
Vista así, la marimba, se convierte también en un símbolo de polémica. Pese a que aún muchos no están de acuerdo con las teorías que explican el origen de este instrumento, la marimba se convierte en un símbolo de autenticidad y unelemento cultural que identifica plenamente las fiestas de Guatemala.
Pero éste, al igual que muchos factores que integran el sentimiento del auténtico “chapín”, está en proceso de decadencia, víctima de múltiples factores que amenazan no sólo la estabilidad cultural, sino la anulación de la identidad.
La marimba tiene un desarrollo que arranca desde las raíces más profundas de nuestro pueblo y se sacude consecuentemente para acomodarse a las necesidades de cada grupo social en las épocas pasadas, pero se coloca ahora como un símbolo que se apaga y ensordece ante las bocinas, el rock y la aparente alegría que nos viene desde allá.
Cómo se transformó el hormigo
Hay varias teorías que proponen el surgimiento de la marimba, confeccionada de árbol de hormigo, como un elemento que se enlaza específicamente al orden prehispánico, tal como lo afirman varios autores, entre los que se cuenta el profesor Carlos Ramiro Asturias Gómez.
El llevó una ponencia que explica esta situación a un congreso a México y planteó que la marimba guatemalteca tiene un origen concreto que se enlaza a raíces muy particulares lejanas de las corrientes africanas y asiáticas.
Aunque hay algunos puntos de similitud entre la marimba de Guatemala y la de esos continentes, mi deseo es demostrar que la marimba de nuestro país, tiene raíces propias. Esta posición se afianza particularmente con la presencia del vaso ceremonial conocido como “Chamá”, dice el citado investigador.
Esta pieza arqueológica, fue saqueada del país y se encuentra en el Museo de la Universidad de Pensylvania, Filadelfia, Estados Unidos. De aparente uso ceremonial, tiene 21 centímetros de alto y procede del sitio arqueológico de Ratinlinxul, ubicado en la finca Chamá. Representa la escena de un cortejo, en el que uno de los cargadores que sigue al principal, lleva sobre su espalda un objeto que algunos identifican como una marimba.
Contrario a esta posición, aparece la de otros especialistas que colocan a la marimba como un instrumento que si bien puede tener ciertas raigambres prehispánicas, es ante todo el producto de un influjo de diversos grupos culturales que se asentaron en Guatemala.
Para ellos, la marimba alcanza este grado de desarrollo en el país, como producto del influjo de la presencia negra y el mestizaje indio – español, que da como resultado un instrumento original y único, que evoluciona hasta tomar el carácter que posee.
¿instrumento nacional?
Pero lo significativo para otros no está precisamente en determinar las raíces que tiene este instrumento sino en determinar cómo se coloca éste en el criterio nacional, ante todo por su aceptación en las distintas capas sociales.
Es aquí donde precisamente entra en juego la historia analítica de la marimba. Es necesario esclarecer su origen, pero también es importante determinar por qué tomó el auge tan peculiar en el país.
Hay que tomar en cuenta que las primeras noticias acerca de la marimba en Guatemala proceden de 1680, con motivo de la bendición de la Catedral de Santiago de Guatemala y donde se le ubica como un instrumento de uso indígena.
Más adelante, particularmente en el siglo XIX, la marimba pasó a ocupar un papel diferente. Aunque algunas anécdotas acerca de la independencia evidencian que la marimba dio un ambiente festivo a este acontecimiento, las fuentes históricas no determinan con exactitud que este instrumento haya sido utilizado en esa ocasión, tal como lo demuestra un estudio acerca de la marimba realizado por Jorge Arturo Taracena Arriola. Por otra parte, este autor demuestra que la marimba fue vista como instrumento para indios y ladinos pobres y extrañó a los valores de los sectores más elevados.
Su impulso se dio cuando Sebastián Hurtado revolucionó la marimba introduciéndole escala cromática hacia 1894, creando la marimba doble. Tal innovación va enlazada a las reformas que impulsó el proceso Liberal de 1871.
En esta época se dan también otras reformas sucesivas, en una dinámica que genera la Reforma Liberal y que busca la incorporación de los elementos culturales para crear mayor identidad en los grupos sociales.
Como producto de esto se impulsa también la composición de melodías ligadas al impulso económico del momento, tal como sucede con el vals “La flor del café”.
Fue hasta 1920 en que el instrumento alcanzó mayor aceptación, especialmente entre los sectores privilegiados, que lo incorporaron como parte de su diversión.
Pero más adelante, la música se transformó. Aunque la mayoría de los compositores formaron melodías para ser interpretadas ex profesamente en marimba, se incorporó a ésta una serie de composiciones extranjeras.
Así se interpretó en marimba las melodías de moda en cada época y el instrumento se convirtió en el mejor medio para llevar alegría a las fiestas de la gran mayoría de sectores sociales.
Surgieron centros de baile donde la marimba tenía un sitio privilegiado, el último de ellos “El gallito” situado en la 9a. calle entre 9a. y 8a. avenidas.
El tiempo transcurrió y más adelante la marimba pasó a ser también un instrumento que muchos empezaron a delegar quizás por su tamaño, ya que eso obstaculizó su uso en las casas muy pequeñas y por ello se hizo un intento de crear una marimba seccionada. Sin embargo, esto también trajo el deterioro a su tonalidad.
Decadencia
En base a la apreciación de los especialistas, la marimba sufre, sin duda, su mayor repliegue de funciones hacia la segunda mitad del siglo XX, especialmente en la década de los sesenta, cuando se da un auge al uso de órganos e instrumentos electrónicos en las fiestas como producto de la fuerte penetración cultural extranjera en el país.
Como producto de ésto, únicamente se forman conjuntos musicales que amenizan la estancia en hoteles, o centros escolares o militares, donde quizás ahora se concentran los mejores grupos de intérpretes de este instrumento.
La marimba se transforma así en algo que se aleja cada vez más de la conciencia del guatemalteco, cuyo oído deja de percibir el suave vals con aroma de la “Flor del café” o el típico sonido del “Ferrocarril de los Altos”, para cambiarlo por algo que suena más a aquello que viene desde allá…, donde ahora se planifica la destrucción de nuestra identidad. ¿Lo dejamos así?
*En memoria del licenciado Haroldo Rodas Estrada, historiador, fallecido el 6 de febrero de 2016. Artículo publicado en Revista Domingo el 27 de septiembre de 1987.