En ese entonces habían unicamente 280 automóviles en Guatemala y en dicha estación además de la venta de combustible se ofrecía el servicio gratis de agua para el vehículo y aire para los neumáticos, algo que resultó atractivo para los clientes.
El señor Siebold vivía en un cuarto de madera adjunto a la gasolinera y por tal motivo estableció el servicio de atención nocturna, siendo el primero en Centroamérica.