La aprobación contó con los votos del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), Gran Alianza Nacional (Gana), Partido de Avanzada Nacional (PAN), Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) e integracionistas.
La plenaria estuvo caracterizada entonces por el desorden, insultos, burlas, carcajadas, reclamos, peleas y hasta un diputado pasado de copas: Matías Ajvix, del PAN, a quien trataron de esconder en uno de los rincones cercanos a la oficina de Junta Directiva.
- Presidente presiona al Congreso por más deuda
- Reacción presidencial ante baja ejecución presupuestaria
- Presupuesto de Q70 mil millones queda oficializado
La jornada
Era mediodía, cuando el proyecto apenas completaba las firmas del dictamen de la Comisión de Finanzas.
Ese dictamen se había retrasado, debido a la exigencia de la UNE y el FRG en la asignación de obras; pero hecha la repartición, se superaron los obstáculos.
En el pleno, un grupo de congresistas mantuvo el quórum, a la espera de que se llevara el documento para conocerlo de urgencia nacional.
El eferregista Luis Fernando Pérez, segundo secretario de la Directiva, inició la lectura con rapidez, hasta que llegó la primera intervención en contra, de Mariano Rayo, diputado unionista, quien reclamó la premura de la aprobación.
“Me parece que es un proyecto delicado que necesita de sus tres lecturas normales”, argumentó el congresista, y lamentó que se dejara sin asignación presupuestaria al Cuerpo de Bomberos Municipales y a la Dirección de Inteligencia Civil (Digici).
Estira y encoge
Gudy Rivera, del Partido Patriota (PP), grupo que también se oponía a la aprobación de urgencia, trató de ganar tiempo para detener el avance de la plenaria, y dio un discurso de 2 horas 20 minutos, pero no logró detener el proceso.
Diputados de la UNE y el FRG salieron en apoyo de la Gana, para pedir que se quitara la palabra a Rivera y se entrara a votar cuanto antes, y así fue.
Jorge Méndez, presidente del Congreso, dejó el manejo de la sesión en manos del eferregista Leonel Rodríguez, quien negó la palabra a la oposición en reiteradas oportunidades, para evitar que se restara más tiempo a la plenaria.
“La actitud de la Directiva viola la libre expresión de los diputados y el debido proceso”, recriminó la independiente Anabella de León.
La situación se volvió tensa cuando los patriotas Rivera y Otto Pérez Molina llegaron hasta la silla de la presidencia para reclamar a Rodríguez su actitud, pero sin lograr cambiar la postura de los grupos dominantes.
El presupuesto 2006 fue conocido de urgencia nacional, y el pleno se declaró en sesión permanente para continuar con la aprobación por artículos y redacción final el lunes 28 de noviembre de ese año.
Señalados
El entonces vicepresidente, Eduardo Stein, había criticado en la mañana la “piñatización” de obras que se estaba haciendo en la Comisión de Finanzas, y comparó la situación del Congreso como una “coexistencia con grandes amebas que se crecen o encogen según el tema”.
Las declaraciones provocaron discursos de rechazo en el pleno, pero unas llamadas de Stein ofreciendo disculpas fueron suficientes para que la situación quedara olvidada.
Diez años después (en 2016), varios de los actores de esa acalorada sesión parlamentaria ya no están en el ruedo político, y otros guardan prisión por casos sonados de corrupción y tráfico de influencias, y otros más pasaron al cajón del olvido.