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Cómo y quiénes comenzaron con la devoción por la Virgen de Guadalupe en Guatemala

Es casi imposible entender la cultura de México si no se sabe de la devoción por la Virgen de Guadalupe, la cual reúne a miles de devotos el 12 de diciembre.  ¿Pero por qué los guatemaltecos le tienen tanto fervor a esta virgen?

La tradición de llevar a los niños ante la Virgen Morena es centenaria. (Foto: Hemeroteca PL)

La tradición de llevar a los niños ante la Virgen Morena es centenaria. (Foto: Hemeroteca PL)

En la Ciudad de Guatemala, unos cien mil devotos visitarán el santuario que en su honor se levantó en la 8a. calle y 1a. avenida, zona 1.

Las primeras noticias de ese culto se hallan registradas en la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz del Castillo (1496-1584), en donde relata: “Y la santa capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, que está en lo de Tepeaquilla, donde solía estar asentado el real de Gonzalo de Sandoval, cuando ganamos a México; y miren los santos milagros que ha hecho y hace cada día, y démosle muchas gracias a Dios y a su bendita madre Nuestra Señora por ello, que nos dio gracias y ayuda a que ganásemos estas tierras” (capítulo CCX).

La obra de Díaz del Castillo se terminó de escribir en 1568, por lo que se considera que no presenció lo que relata, sino que lo refiere de las noticias que venían desde México, lo que afirma que la devoción a la Virgen ya era importante.
Respecto del área del Reino de Guatemala, el periodista Rigoberto Bran Azmitia afirma, con datos de Joaquín Pardo, organizador del Archivo General de Centro América, en un artículo periodístico aparecido en 1985, que fue el apóstol y evangelizador de América Antonio Margil de Jesús, muy devoto de la Virgen, quien propagó la devoción por todo el territorio mesoamericano entre 1676 y 1726.

El sacerdote Julio Alejandro Barrios Azurdia, párroco del Santuario de Guadalupe, indica que fue el arzobispo de México, Juan de Zumárraga, quien introdujo en el país el interés por la Virgen. Cuando consagró a Francisco Marroquín, en 1537 como obispo de Guatemala, también consagró la diócesis a la Señora de Guadalupe.

Según el historiador Arturo Taracena Arriola, en el país este culto se estableció con fuerza a inicios del siglo XVIII, apadrinado por la lógica del naciente nacionalismo criollo. Sin embargo, no tuvo los mismos efectos que en México, donde fue parte fundamental de la construcción de la identidad nacional, pues solo llegó como producto de la vecindad.

Pero la devoción a la Virgen podría ser más evidente por varios factores: el más fuerte es por la cantidad de milagros que a ella se le atribuyen, pero también hay explicaciones que van más allá de la religiosidad. Para muchos, los medios de comunicación se han encargado de difundir sus prodigios. Pero tampoco se puede obviar que muchos connacionales que tuvieron que salir del territorio y se establecieron en México durante el conflicto armando interno volvieron con nuevas tradiciones.

Ángela Reyes, psicóloga de la Liga de Higiene Mental, quien trabaja con esas comunidades, indica que vieron el territorio mexicano como una salvación, por lo que adquirieron la cultura, el lenguaje, las costumbres y la fe de aquel país.
Barrios Azurdia considera que la masificación de la devoción a la Guadalupana obedece al crecimiento de la población.

En opinión de Miguel Álvarez, cronista de la Ciudad de Guatemala, esta fiesta es de origen americano y siempre estuvo presente en el seno del pueblo católico, y su resurgimiento es positivo, pues forma parte de la identidad latinoamericana.
Esta devoción americana tuvo ciertas particularidades que merecen consideración. El historiador fray Bernardino de Sahagún, en su Historia general de las cosas de la Nueva España, escrita de 1540 a 1582, afirma que el Tepeyac era uno de los lugares altos que servía a los indígenas para adorar a Tonantzin, una deidad precolombina a la cual visitaban desde lugares lejanos. También relata que a pesar de que había otras iglesias dedicadas a la Virgen, los devotos peregrinaban hasta el lugar, al igual que lo hacían con Tonantzin.

Lo anterior no sorprende, pues ya el etnólogo francés Jacques Soustelle (1912-1990) había estudiado la superposición de los cultos de las deidades en el área mesoamericana, señalando que Tonantzin también era conocida como la madre de Quetzalcoalt y Cihuacóatl.
En opinión del sacerdote Barrios Azurdia, la aparición de la Virgen aconteció en el Tepeyac, pues era la manera como ella podía comunicar su mensaje de manera natural y permitirles comprender a los indígenas su carácter de madre de Cristo.

La Virgen de Extremadura

Algunos relacionan a la Virgen de Guadalupe con la de Extremadura, España.
Extremadura es una región formada por Cáceres y Badajoz, en la cual nació Hernán Cortez (1485- 1547), conquistador de México, quien llevó durante todo el proceso de conquista como baluarte a la Virgen María.
Respecto de la pretendida asociación, Barrios Azurdia afirma que no tiene relación con la Reina de México y Emperatriz de América.
En México, el culto caló profundamente en todos los estratos sociales, y Santa María de Guadalupe se convirtió en símbolo de liberación del poder peninsular. Eso lo confirman los levantamientos por la Independencia de 1810 y la revolución en 1910.

El relato español hace referencia al siglo I, pues atribuye a San Lucas la autoría de la imagen.Según la tradición, un pastor llamado Gil Cordero salió a buscar una vaca perdida y la encontró muerta en el río llamado Guadalupe. Al querer aprovechar su carne, le hizo un corte en cruz en el pecho, pero el animal se levantó. Al momento se le apareció la Virgen, que le dijo que escarbara en aquel lugar y que relatara el hecho a los clérigos para que le construyeran un templo.

Al observar la incredulidad de estos, les mostró la cicatriz en el pecho del bovino. Cuando llegó a su casa en Cáceres encontró a su esposa llorando porque su hijo había muerto. Pero el pastor con gran seguridad le dijo que la Virgen María de Guadalupe le restauraría la vida. Así fue, y la devoción perdura hasta hoy.
La Virgen de Guadalupe, tallada en madera de roble, es morena. Sobre su regazo reposa el Niño Jesús.
Existe otra imagen labrada en bajo relieve que tiene algún parecido, con la que apareció en el manto de san Juan Diego, en México, excepto que carga al Niño Jesús.

Virgen del Tepeyac

Juan Diego iba a misa cuando pasó por el Tepeyac, y escuchó que una mujer se dirigía a él por su nombre. Al subir a la cima del monte, ella le mandó decirle al obispo Zumárraga que le construyera un templo en el lugar.Juan Diego obedeció, pero el clérigo le pidió que volviera después. Un día más tarde, el tío del indígena estaba moribundo, por lo que evitó pasar por el lugar cuando iba a buscar un confesor para su pariente. Pero la Virgen le salió al paso y le pidió que le llevara unas rosas al obispo en prueba de su aparición.

Al llegar ante Zumárraga, Juan Diego descubrió la imagen de la Virgen morena estampada en su manto. Al llegar a su casa pudo comprobar que su tío estaba curado. Esta imagen también es morena, al igual que la extremeña, y tiene a sus pies una media luna y un ángel que la sostiene. Sin embargo, no tiene al niño en brazos, como la patrona de Extremadura, pues el cinto indica que está embarazada.

La Guadalupana en el tiempo

  • La talla de la Virgen extremeña es atribuida a San Lucas Evangelista, en el siglo I.
  • Se dice que muerto el apóstol en Acaya, Asia Menor, la imagen de la Virgen de Guadalupe fue enterrada con él y luego trasladada junto con su cuerpo a mediados del siglo IV hacia Constantinopla.
  • En 582 Llega a Roma. Fue llevada por el cardenal Gregorio, que había residido en Constantinopla, hacia Roma como legado del papa Pelagio II. En 590, el papa Gregorio Magno la exhibió en su capilla personal.
  • Hacia 714 – La esconden de los árabes
  • El cardenal Gregorio la envió a Sevilla, a la iglesia principal. Huyendo de la invasión árabe, unos clérigos la enterraron junto al río Guadalupe, cerca de los montes de Altamira, por las Villuercas.
  • Siglos XIII – XIV – Es hallada por un pastor. Estuvo perdida cinco siglos, hasta que el pastor Gil Cordero la encontró en la época de la reconquista, cuando los españoles expulsaron a los moros, a finales del siglo XIII o primeros años del siglo XI.

“Reina de la Esperanza”, en la voz de Marco Antonio Solís. (Video: tomado de Youtube)

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