El canario sale de la jaula y toma con el pico un mensaje que entrega al “paciente”. El texto puede ser de buena o mala suerte… todo depende de la interpretación.
El dueño de las avecillas, un tal Miguel Ara Robles, se alegraba de lo bien que marchaba el negocio, porque “los canarios solo consumen una libra de alpiste a la semana”.
Este tipo de oficio, mezcla de sugestión y embuste, todavía puede ver visto en ferias, mercados y parques.