Dos años después, el 14 de agosto de 1963, era la ceremonia de consagración del templo, que estuvo a cargo de monseñor Arturo Rivera y Damas, arzobispo de El Salvador, debido a la indisposición de salud de Mariano Rosell, arzobispo de Guatemala.
La imponente escultura de bronce de Jesús, de 12 metros de altura, aún sorprende a quienes llegan asiduamente o por primera vez a esta iglesia, diseñada por el arquitecto salvadoreño Benjamín Cañas (1933-1987), quien creó el concepto del vía crucis mural que se aprecia en el interior, que fue diseñado por el artista alemán Juan Fuchs Holl.
Lugar consagrado
Hacia 1880, la colina donde hoy está el templo era un cerro solitario. Cerca de este había un pequeño cuartel desde el cual se vigilaba la entrada a la ciudad.
El primer templo del lugar fue una capilla dedicada a la Santa Faz de Cristo, construida por Ambrosio y Beatriz Collado, gracias a una curación milagrosa de la enfermedad de unas de sus hijas. La imagen venerada en aquella ermita aún se encuentra en el templo actual.
En 1904, monseñor Salvador Castañeda compró el terreno, tomó a su cargo la escuela Santa Cecilia y amplió la capilla. Esta fue derribada por el terremoto de 1917.
El primer salesiano que llegó a Guatemala fue Isaac Sicker, en 1929, y en 1932 le encargaron la capilla y el colegio, que ya en la década 1950 tomó el nombre de Don Bosco.
Se erigió una nueva iglesia, que se terminó en 1938. En 1961 se hizo pública la idea de crear un santuario expiatorio. Sicker tenía por entonces 80 años, según la nota de Prensa Libre del 23 de febrero de aquel año.
“El santuario se construirá contra viento y marea, contándose con la férrea decisión que anima a los salesianos y el amor a Cristo por parte de los católicos guatemaltecos”, dijo Sicker al reportero José H. Zamora.