Yujá Xoná efectivamente sobrevivió a la masacre, pero no por mucho tiempo, ya que su cuerpo fue arrojado dos días después frente al edificio de la Rectoría de la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Gregorio era originario de San Miguel Uspantán, departamento de El Quiché, como la mayoría de las víctimas de la masacre, quienes habían tomado la sede diplomática española para denunciar las atrocidades cometidas en sus comunidades por el aparato estatal.
El campesino sobrevivió, aunque herido de gravedad, ya que fue cubierto por los cuerpos de sus compañeros mientras el fuego los calcinaba. Junto a él, sobrevivió al atentado, el embajador español Máximo Cajal. Ambos fueron trasladados de urgencia al Hospital Herrera Llerandi para su recuperación.
De acuerdo con el informe “Guatemala Memoria del Silencio” elaborado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico en 1999, la mañana del 1 de febrero, un grupo de al menos veinte hombres vestidos de civil y armados, ingresa al centro hospitalario, esto sucedía mientras el personal policiaco que cuidaba tanto a Yujá como al embajador Cajal se había ausentado de la guardia. Se atribuye a miembros de la “Judicial”, el secuestro del campesino.
Los desconocidos se llevaron a Yujá con rumbo desconocido, mientras que el diplomático se había refugiado en su habitación en la que se encontraba acompañado de otras personas.
Aparece Yujá
La noche del 2 de febrero un cadáver fue arrojado frente al edificio de la Rectoría de la Universidad de San Carlos, se trataba de Gregorio Yujá quien presentaba un tiro en la frente y las quemaduras causadas por el atentado en la embajada. Junto a él fue tirado otro hombre de identidad desconocida. Ambos cuerpos mostraban además señales de haber sido torturados.
Según la nota informativa de Prensa Libre del 6 de febrero de 1980, junto a los cuerpos fue localizada una nota manuscrita que decía: “Ajusticiados por traidores a la toma de la embajada de España, el mismo riesgo corre el embajador español”.
Por su parte el embajador Cajal al ver que corría peligro su vida, fue refugiado en la embajada de los Estados Unidos, luego salió del país para continuar su recuperación.
El entierro
La situación en la Universidad era de tensión, ya que los estudiantes se apoderaron del cadáver de Yujá, evitando realizar las diligencias forenses, aunque una hermana del fallecido pudo identificarlo cuando se supo de su paradero.
Además un atentado ese mismo día se había cometido contra estudiantes mientras velaban a las víctimas de la masacre en las inmediaciones del Paraninfo Universitario, zona 1 y que dejó como fallecidos a dos dirigentes universitarios identificados como Jesús Alberto España y Gustavo Adolfo Hernández.
Unos diez mil estudiantes acompañaron el cortejo fúnebre por las diferentes unidades académicas y según la información de ese entonces, Yujá Xoná fue sepultado frente al edificio de la Facultad de Derecho. Ahí colocaron una manta negra y unas flores.
El otro cadáver tirado en la ciudad universitaria no pudo ser identificado y fue sepultado como XX en el cementerio de La Verbena, zona 7.
La tumba
Aunque las fotografías publicadas por Prensa Libre señalan varios lugares posibles, donde fue enterrado Yujá, tales como la Plaza de los Mártires y frente a la sede de la facultad de Derecho, el sitio real donde descansa es una incógnita.
En 2010, al cumplirse tres décadas de la masacre de la embajada española, se publicó un documental audiovisual denominado “La Tumba”, en el cual se rendía tributo a las víctimas y se conversaba con dirigentes estudiantiles de la época y testigos de los hechos, sin embargo lo que sí es seguro es que Gregorio descansa en territorio universitario.