Es a la pluma de Virgilio Rodríguez Macal a quien se le deben las descripciones inolvidables del lejano y agreste mundo de chicleros, lagarteros y madereros en la selva petenera por la década de 1950, de la mano de Valentín Ochaeta, su protagonista, en la novela Guayacán.
Rodríguez Macal, periodista, novelista y diplomático, nació en la Ciudad de Guatemala, el 28 de junio de 1916 y falleció el 13 de febrero de 1964, a los 47 años, en la plenitud de su producción.
El conjunto de su obra es hoy un referente de la literatura criollista centroamericana con relatos como Carazamba, el cual se anunció recientemente que se llevará al cine. Además, Jinayá, El Mundo del Misterio Verde, La Mansión del Pájaro Serpiente, Sangre y Clorofila y Negrura.
Además de la selva petenera, Rodríguez Macal también se inspiró en las regiones de Izabal, Alta y Baja Verapaz para desarrollar sus historias que retrataron la fauna y flora del país en el contexto de las tradiciones de ese entonces, junto a la riqueza de personajes bien elaborados.
Proveniente de una familia de intelectuales, el autor es hijo del diplomático, abogado e historiador Virgilio Rodríguez Beteta y de Elisa Macal Asturias. Se educó en Estados Unidos, a los 14 años viajó a España y años más tarde residió en Chile, donde escribió para el prestigioso periódico El Mercurio y donde se gestó, a los 20 años, su primera y mejor obra, La Mansión del Pájaro Serpiente.
Obra ejemplar
Para el escritor Francisco Albizúrez Palma, La Mansión del Pájaro Serpiente (1942) es la obra mejor lograda. Fue galardonada con el primer premio de la casa editora Farrar & Reinhart, en 1942 y ha sido traducida a varios idiomas.
Según Albizúrez Palma, esta obra trata de un conjunto de cuentos ambientados en las selvas del norte de Guatemala, y en los cuales actúan como personajes diversos animales propios de la fauna mesoamericana, en los cuales se encarnan actitudes humanas. “El conocimiento que este autor tenía del marco donde ambientó sus relatos fue decisivo, en esta y en la mayoría de descripciones. Su capacidad de fabular le facilitó urdir historias muy bien estructuradas y por demás amenas”, indica.
Una de sus últimas obras, y quizá la más desconocida, Negrura, es para Albizúrez la más desacertada dentro de su producción. “Rodríguez Macal abandona el canon criollista que emplea en sus novelas anteriores e intenta construir una novela de intriga ambientada en un país europeo en donde el protagonista cumple labores de tipo político”.
Sin embargo, la novela fue premiada en España con el primer lugar del concurso Pedro Antonio de Alarcón, en 1958.
Escritor carismático
En realidad casi toda la obra de Rodríguez Macal fue premiada. Su hija, María Elena Rodríguez, cuenta que Carazamba la escribió en un plazo de 12 días con el afán de participar en los Juegos Florales Centroamericanos de 1953. “Casi no se corrigieron los textos”, recuerda. Para esto tenía una mecanógrafa que le ayudaba. Efectivamente, la obra ganó el primer lugar en novela.
Cuenta que el escritor solía tomar su inspiración para sus novelas de sus propias vivencias. Para ello hacía viajes de hasta tres meses para internarse en la selva petenera, acompañado de un guía y un perro.
María Elena recuerda a su padre con una personalidad carismática y encantadora, bien parecido, de intensos ojos verdes. “Acostumbraba ser el centro de atracción en las reuniones, sin faltar las mujeres que se enamoraban de él”, afirma.
Una de sus obras altruistas es que fue fundador y primer comandante de los Bomberos Voluntarios, recuerda su hija.
Como periodista, ejerció su labor en diarios de España como el ABC y Ya de Madrid. En Chile colaboró con El Mercurio y La Nación, y en Guatemala dirigió en una época Nuestro Diario.
Su último cargo fue como director del Diario de Centroamérica. Un año antes de morir, la Asociación de Periodistas de Guatemala (APG), le otorgó la orden Quetzal de Oro por el mejor libro: Guayacán.
Obra premiada
- Sangre y clorofila —cuentos— primer premio Juegos Florales Centroamericanos 1948. Carazamba —novela— primer premio Juegos Florales CA. 1950.
- Jinayá —novela— primer premio Juegos Florales CA. 1951. Guayacán —novela— premio único certamen centroamericano de Ciencias y Letras 1953.
- Negrura —novela— primer premio Pedro Antonio de Alarcón (1958). El mundo del Misterio Verde —cuentos— primer premio certamen nacional permanente 1958. Cuatro cuentos diferentes —inédito— primer premio certamen nacional permanente 1960.