Schäuble pensaba tener por lo menos este punto en común con su homólogo griego, pero éste le corrigió. “En mi opinión, ni siquiera nos pusimos de acuerdo sobre el hecho de no estar de acuerdo”, dijo Varoufakis.
“Estamos de acuerdo en iniciar las deliberaciones, en tanto que socios”, apostilló. Pero eso, ante la situación financiera en la que se encuentra Grecia tras la decisión del BCE de poner fin al trato de favor que concedía a los bancos griegos que avalaban los créditos con deuda de dudosa calidad, es algo muy vago y lejano.
No obstante, según fuentes del BCE, éste podría conceder a los bancos griegos hasta US$69 mil millones de préstamos de carácter de emergencia mediante el programa ELA, para que el Estado heleno mantenga sus señales vitales con respiración asistida. Este sistema ya mantuvo a flote los bancos helenos durante varios meses en 2012.
– Señal política –
Con esta generosa decisión, el BCE ha enviado una señal política a Atenas y garantiza que en las próximas semanas el sistema seguirá teniendo fondos.
El BCE “no quiere en absoluto asumir la responsabilidad de empujar a Grecia fuera del euro” cortándole todos los grifos del crédito, explicó a la AFP Dario Perkins, economista de Lombard Street Research.
En Berlín, Varoufakis aseguró que su gobierno está haciendo “todo lo posible para evitar un default” del país.
En medio de todas estas señales, la Bolsa de Atenas ganaba 0.89% poco antes del cierre tras revertir espectacularmente sus pérdidas, aunque el rendimiento de la deuda superó el 10%.
“Grecia se va a acercar al precipicio antes de que surja una solución favorable”, pronostican los analistas de Aurel BGC.
– Sin chantajes –
Schäuble, veterano político europeo y ardiente defensor de la ortodoxia presupuestaria, no escondió su “escepticismo” con las medidas anunciadas por el nuevo gobierno griego de Alexis Tsipras, de la izquierda radical, que ha decidido poner fin a las privatizaciones y contratar a funcionarios despedidos, lo que en su opinión, no “van necesariamente en la buena dirección”.
Antes de Berlín, Varoufakis había visitado Fráncfort, Roma, París y Londres mientras el primer ministro fue a Roma, Bruselas y también la capital francesa con el objetivo de convencer a los socios europeos a renegociar los US$344 mil millones de la deuda griega (175% del PIB), de los que cerca de US$230 mil millones los han proporcionado aquéllos, y poner fin a la austeridad en Grecia que socava el crecimiento.
Pero al final de esta cruzada, el balance no es muy prometedor. Una quita de la deuda griega “no está en discusión”, recordó Schäuble en una conferencia conjunta con sus homólogo griego.
Por su parte, el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, no dijo ni media palabra al término de su encuentro con Tsipras el miércoles, y el presidente francés, François Hollande insistió tanto sobre “la solidaridad” como sobre “el respeto de los compromisos adquiridos”.
El Fondo Monetario Internacional (FMI), importante acreedor del país, también ha dejado claro que “no hay ninguna discusión” con Atenas.
Schäuble instó a Atenas a seguir negociando con la troika de acreedores, (UE, BCE, FMI) de Grecia, lo que sin duda va a contrariar a las nuevas autoridades de Grecia que anunciaron que no los reconocían como interlocutores.
Sin duda, la fecha clave para Atenas puede ser la semana próxima, con motivo de la cumbre europea de Bruselas del 12 de febrero. En Atenas, una fuente gubernamental aseguró que Grecia “no desea chantajear a nadie pero tampoco tiene intención de permitir que la chantajeen”.