Nisman apareció muerto en su apartamento el 18 de enero, tras haber denunciado cuatro días antes a Kirchner por presunto encubrimiento de exgobernantes iraníes acusados por Nisman desde 2004 de la bomba en la mutual-judeo argentina AMIA con saldo de 85 muertos y 300 heridos.
“La Presidente esgrime sus certezas sobre el asesinato de un fiscal sin hacer la denuncia que le corresponde de acuerdo a lo que señala la Constitución”, dijo Carrió en su escrito a la fiscal investigadora Viviana Fein, indicó una portavoz del partido de la legisladora que pidió reserva de identidad.
El caso de Nisman está caratulado “muerte dudosa”, con hipótesis de homicidio, sucidio o suicidio inducido.
La reacción del gobierno fue acusar a Carrió, una excandidata presidencial de centroderecha en 2007 derrotada por Kirchner, de “generar zozobra en la sociedad”, dijo en rueda de prensa el secretario general de la presidencia, Aníbal Fernández.
“Carrió busca proteger a su amigo Antonio ‘Jaime’ Stiuso (un poderoso jefe de inteligencia desplazado por Kirchner). Ella está sucia como una papa (cubierta de tierra) porque es la amiga de Stiuso”, dijo Fernández.
La sociedad argentina está dividida entre los que creen que la muerte enigmática de Nisman nunca será esclarecida, los que aseguran que fue una víctima del gobierno y los que denuncian un complot institucional de espías echados por Kirchner.
La legisladora dijo que la oscura muerte del fiscal “es una operación de quien es capaz de matar y lo ha probado con delitos de lesa humanidad: Milani, exjefe de inteligencia militar”, agregó la diputada a radio Mitre.
Milani está acusado en la justicia por la desaparición de un soldado en la dictadura (1976-83) cuando revistaba como teniente.
“Nisman es un muerto sobre las espaldas de Gils Carbó. No lo protegió”, aseguró Carrió sobre la Procuradora General de la nación.
Los policías que custodiaban a Nisman demoraron once horas en entrar al apartamento cuando no daba señales de vida.