El cabo Nelson Muñoz relató que el cajero, colocado hace unos tres meses, principalmente “para beneficio de los más de 200 bomberos” que diariamente llegan al cuartel, estaba adosado al suelo y fue sacado por los ladrones valiéndose “de sus propias herramientas”.
Añadió que sus dos compañeros sorprendidos fueron amarrados por separado a unos pilares dispuestos en cada extremo del depósito, y que al dejarles libres las piernas pudieron golpear objetos y despertar a sus compañeros.
Una vez que lograron despertar al resto de sus compañeros, se avisó a la Policía que salió en persecución de los ladrones.
Los dos asaltantes que huían con el cajero automático, que no logró ser abierto, fueron alcanzados en una autopista que une Vargas a Caracas y fueron apresados tras un intercambio de disparos que no dejó víctimas, relató a el diario El Universal uno de los agentes.