La participación deberá oscilar alrededor del 40% en este referendo nacional, muy inferior al 78.9% del padrón electoral que acudió a las urnas en las elecciones legislativas de septiembre de 2008.
El costo de un ejército reformado, el número de reclutas y el impacto de las misiones en el extranjero o el socorro en caso de catástrofes naturales han sido los principales puntos del debate, con una cuestión de fondo: ¿Qué representa esto para la neutralidad de Austria?
De los países del Consejo de Europa, Austria, Chipre, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Noruega, Suiza y Turquía todavía mantienen la conscripción.
Además, Austria se niega a sumarse a la OTAN, la organización de Defensa de Estados Unidos y el Oeste de Europa, como tampoco a las estructuras que reagrupan los países del Este europeo, para conservar su neutralidad. Esta neutralidad podría verse cuestionada con la adopción de un ejército profesional, en opinión de analistas.
Al mismo tiempo, Austria participa desde hace tiempo en misiones de mantenimiento de la paz en la ONU, especialmente en la ex Yugoslavia (Kosovo y Bosnia) y en el Medio Oriente (Líbano y el Golán).
“La naturaleza de la amenaza ha cambiado, es la razón por la cual una transformación es necesaria”, explicó el ministro de Defensa, el socialdemócrata Norbert Darabos. Un ejército convencional se ha visto superado por la era “del contraterrorismo, de la cibercriminalidad”, y de “Estados en crisis”, estimó.
En tanto, el jefe del Estado Mayor del ejército austríaco, el general Edmund Entacher, previno que un ejército profesional conducirá “irremediablemente a una baja en calidad, número y capacidad”.
Austria cuenta con 55 mil soldados, un número que debería mantenerse con la reforma, insiste el ministro de la Defensa. Cada año, 22.000 austríacos efectúan un servicio militar de seis meses.