Ban instó a las partes a respetar los derechos humanos y el imperio de la ley y urgió a los partidos políticos a establecer un diálogo “significativo” e “incluyente” para intentar poner fin a la crisis en el país.
Por último, el secretario general llamó a las partes a seguir avanzando en un “verdadero proceso de reformas” en Tailandia y reiteró la disposición de Naciones Unidas para ayudar al país “en todo lo posible”.
Tailandia arrastra una grave crisis desde el golpe militar que depuso en el 2006 a Thaksin Shinawatra, hermano de la actual primera ministra, y desde entonces los seguidores y detractores del líder prófugo combaten al Gobierno de turno con movilizaciones populares.
Las protestas actuales están dirigidas por Suthep Thaugsuban y los antigubernamentales dicen que solo volverán a casa si se crea un comité popular no electo que reforme el sistema político para acabar con la corrupción.
Al menos 23 personas han muerto y más de 750 han resultado heridas en las manifestaciones que se organizan a diario en diferentes puntos de Tailandia para derribar al Gobierno desde el pasado octubre.