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Boeing 737 Max: “Perdí a toda mi familia en el accidente de Ethiopian Airlines y no quiero volver a pisar mi casa”

"Perdí a mi esposa Carole, a mis tres hijos Ryan, Kelly y Ruby y también perdí a mi suegra. Me siento solo. Miro a la otra gente. Los veo con sus hijos jugando y yo no puedo tener a mis hijos, no podré ver sus caras de nuevo, ni escuchar sus voces".

Paul Njoroge perdió a toda su familia cuando el vuelo 302 de Ethiopian Airlinesse estrelló seis minutos después de despegar de Addis Abeba el 10 de marzo. Murieron 157 personas.

Ahora vive entre las casas de sus amigos, incapaz de regresar a su hogar. No puede lidiar con ver los zapatos de sus hijos aún en el vestíbulo, donde los dejaron la última vez. “Puedo ver sus pies dentro de ellos. No volveré nunca”. Está esperando que algunos familiares empaquen lo que hay en la casa.

El accidente de Ethiopian fue el segundo en el que se estrellaba un Boeing 737 Max en cuatro meses.

El primero ocurrió en Indonesia en noviembre de 2018. Reportes preliminares revelaron que el mismo sistema de control aéreo registró una falla en ambos accidentes.

Ahora las familias se preguntan por qué no cancelaron los vuelos de esos aviones después del primer accidente.


Línea de tiempo: Los accidentes de Boeing

  • 29 de octubre de 2018: Un 737 Max 8 operado por Lion Air se estrelló después de despegar de Indonesia, matando a las 189 personas a bordo.
  • 31 de enero de 2019: Boeing reportó un pedido de 5.011 aviones Max de 79 clientes.
  • 10 de marzo de 2019: Un 737 Max 8 operado por Ethiopian Airlines se estrelló, matando a las 157 personas a bordo.
  • 14 de marzo de 2019: Boeing deja en tierra toda la flota 737 Max.
  • 3 de julio de 2019: Boeing anuncia una ayuda de US$100 millones para ayudar a las familias afectadas por los accidentes en Indonesia y Etiopía.

La hija de Chris y Claryss Moore, Danielle, también murió en el accidente. En una esquina en su hogar en Toronto hay ahora un emotivo altar para su hija fallecida. Ella sonríe desde una docena de fotos en la pared, rodeada de orquídeas y lirios.

Danielle se dirigía a una conferencia ambiental de Naciones Unidas en Kenia.

“Esto no debería haber ocurrido, cuatro meses después de otro accidente. Nos dicen que este es uno de los aviones más seguros, no lo es, se llevó la vida de las personas que amamos tanto y no importa lo que digan ahora, nuestras vidas normales nunca serán las mismas”.

“Esta es ahora nuestra vida normal, luchar para despertarnos todos los días y eso es difícil. Me enoja mucho”.

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La familia Moore ha creado un altar para Danielle.

El intercambio de responsabilidades se está dando a nivel internacional. El congresista estadounidense Sam Graves, junto con otras voces en Estados Unidos, ha culpado a “pilotos extranjeros” por el accidente. Argumentaron que pilotos estadounidenses habrían manejado el avión.

Pero ambos informes preliminares han declarado que el sistema de control de vuelo (MCAS) había fallado.

Las familias de los fallecidos se están uniendo para preguntar si el Boeing 737 Max estaba en condiciones de volar con seguridad cuando ocurrió el accidente.

“Mi familia murió a causa de la negligencia, la arrogancia, la disfunción de la administración y la falta de supervisión interna de Boeing y la FAA (Administración Federal de Aviación)”, dice Paul Njorogre.

“Tuvieron la oportunidad de dejar en tierra estos aviones en noviembre y no lo hicieron. En su lugar, se centraron en la falacia del error de un piloto extranjero. Murieron 157 personas, incluida mi familia, debido a que tomaron malas decisiones. Si realmente se preocuparan por la vida y la seguridad humanas, habrían puesto en tierra esos aviones en noviembre y habrían solucionado el problema. Permitieron que los aviones volaran mientras intentaban solucionar el problema. No lo arreglaron hasta el 10 de marzo”.

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Samya Rose Stumo tenía 24 años y estaba a bordo del vuelo 302 de Ethiopian Airlines.

Nadia Milleron y su esposo Michael Stumo viven en el oeste de Massachusetts, Estados Unidos. Un lugar tranquilo. Su casa está rodeada de bosques y montañas.

Su hija Samya Rose Stumo tenía 24 años y estaba en el vuelo 302 de Ethiopian Airlines.

Es la segunda de sus cuatro hijos que muere. También perdieron un hijo que murió por cáncer.

“Ha sido como un sueño horrible”, dice Nadia. “Y sigo pensando que todas estas personas con las que me reúno, ir a Washington, todas estas experiencias que estoy teniendo son horribles porque quieren decir que Samya se ha ido. Y no quiero eso. Sigo pensando que voy a despertar”.

Nadia escuchaba la radio del Servicio Mundial de la BBC cuando llegaron los reportes sobre el accidente. Ella sabía que Samya estaba a bordo. Había recibido un mensaje de Whatsapp de su hija solo una hora antes, dándole información de su vuelo.

“Empecé a temblar, no podía parar de temblar físicamente”, me dijo. “No podía decirle a las otras personas en la casa”.

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Michael Stumo (der.) y Nadia Milleron creen que su hija murió porque Boeing puso sus beneficios por delante de la seguridad.

En un mes, Nadia y Michael convirtieron su abrumadora sensación de pérdida y dolor en una notable fuerza de energía.

Ahora están comprometidos a descubrir por qué Boeing no dejó los aviones en tierra después del primer accidente, si Boeing recortó presupuesto en cuanto a la seguridad del 737 Max y por qué la FAA lo certificó como seguro para volar.

Hasta la fecha, se han reunido con más de 25 congresistas en Washington, además de tener una poderosa presencia en las audiencias sobre aviación del gobierno de Estados Unidos.

No se les permite testificar, pero quieren asegurarse de que las familias estén incluidas en la forma en que se desarrollan las investigaciones.

Los críticos se preguntan si el desarrollo y lanzamiento del Boeing 737 Max fue apresurado. Afirman que Boeing estaba perdiendo posiciones con un avión de Airbus y sugirieron que acortaron los tiempos para poner al Max en servicio.

“Definitivamente, mi hija murió por el beneficio de Boeing y no quiero que nadie más muera por ese motivo. Quiero que estos aviones sean seguros y (que Boeing) invierta en la compañía y en el hardware y la infraestructura para hacer que nuestra industria de aviación sea segura “, dijo Nadia.

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Investigadores de aviación civil y de Boeing, entre los escombros del avión de Ethiopian Airlines.

La BBC se acercó a Boeing para obtener algún comentario con respecto a todas estas alegaciones. Se negaron.

“Lamentamos la trágica pérdida de vidas en estos accidentes y extendemos nuestras más sinceras condolencias a las familias y seres queridos de todos los que estaban a bordo. Cualquier pérdida de vidas en nuestros aviones es inaceptable, y esto seguirá pesando mucho en nuestros corazones durante los próximos años. La seguridad de los pasajeros es nuestra máxima prioridad y estamos enfocados en recuperar su confianza en los próximos meses “, dijo en un comunicado Dennis Muilenburg, presidente de Boeing.

A principios de esta semana, Boeing anunció una ayuda de US$100 millones para cubrir las necesidades familiares y de la comunidad de afectados por los trágicos accidentes de los vuelos 610 de Lion Air y 302 de Ethiopian Airlines.

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157 murieron cuando el vuelo 302 de Ethiopian Airlines se estrelló.

Las familias con las que hablamos no se deslumbraron. Ellos no quieren dinero. Quieren respuestas.

Chris Moore cree que se deben presentar cargos penales. “Si hay algún tipo de culpabilidad personal, deben ser acusados ​​en virtud de las leyes penales. Si alguien pierde la vida en una obra de construcción mía, tendría que demostrar que soy inocente en un tribunal penal, ¿por qué Boeing es diferente?”.

Paul Njoroge cree que el accidente de Ethiopian Airlines fue prevenible, “pero estas personas sabían que no serían responsables penalmente, no enfrentarían años en prisión”.

“Si supieran que enfrentarían años en prisión, habrían dejado en tierra estos aviones en noviembre”.

Las familias de las víctimas ahora están buscando respuestas.

Algunos están lidiando con su pena en privado, todavía demasiado abrumados por lo que pasó.

Otros tienen el poder y la resolución de hablar, y está empezando a ser incómodos para Boeing.

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