A medida que las relaciones entre Estados Unidos y China llegan a un punto de ebullición, Washington comenzó a someter a los estudiantes chinos a exámenes en los aeropuertos por presunto robo de tecnología.
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China vs Estados Unidos: “Me interrogaron asumiendo que estoy aquí para robar tecnología”
A medida que las relaciones entre Estados Unidos y China llegan a un punto de ebullición, Washington comenzó a someter a los estudiantes chinos a exámenes en los aeropuertos por presunto robo de tecnología.
Cuando la voz del altoparlante del Aeropuerto Internacional Logan de Boston le pidió a Keith Zhang que se acercara al mostrador de embarque, él pensó que se trataba de un control regular.
Pero cuando vio a dos agentes estadounidenses armados que lo esperaban allí, su corazón se sobresaltó.
“Me interrogaron asumiendo que vine a robar tecnología”, le dice a la BBC el joven al que llamaremos Keith Zhang para preservar su identidad aunque ese no es su nombre real.
Zhang, un estudiante de doctorado de 26 años de China, fue investigador visitante en el Departamento de Psicología de la Universidad Brown, en el estado de Rhode Island, durante un año.
No esperaba pasar sus últimas dos horas en suelo estadounidense siendo interrogado sobre sus posibles vínculos con el Partido Comunista Chino.
Entonces, ¿qué pudo haber pasado?
“Puro acoso”
El director del FBI, Christopher Wray, dijo recientemente que, en respuesta a la “campaña de gran alcance” de espionaje económico de Pekín, su departamento está abriendo cada diez horas un nuevo caso de contrainteligencia relacionado a China.
En julio, Estados Unidos cerró el consulado chino en Houston, calificándolo de “centro de espionaje”.
Mientras EE.UU. intensifica su escrutinio de los ciudadanos chinos, la detección de estudiantes e investigadores de ese país seleccionados parece ser la nueva medida de Washington para contrarrestar el espionaje económico.
- “El propósito de EE.UU. es usar esta crisis para crear una Guerra Fría con China y eso es peligroso”
Algunos de los dispositivos electrónicos de los estudiantes fueron retirados para un examen más profundo y no fueron devueltos por semanas.
Zhang lo describe como “puro acoso”.
“Si robara algún dato o propiedad intelectual podría enviarlo a través del almacenamiento en la nube. Quitarme mi computadora portátil y mi teléfono para examinarlos no significa más que acoso”, afirma.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China acusa a Washington de “abusar” del poder judicial para interrogar y arrestar a estudiantes chinos en Estados Unidos “bajo acusaciones inventadas”.
Sin embargo, una serie de acusaciones contra investigadores chinos sugieren que las sospechas de las autoridades estadounidenses tienen algún fundamento.
Detenciones
En agosto, Haizhou Hu, un académico visitante de la Universidad de Virginia chino de 34 años, fue arrestado cuando intentaba abordar un vuelo a China en el Aeropuerto Internacional O’Hare de Chicago.
El Departamento de Justicia dijo que “una revisión de rutina” reveló que su computadora portátil contenía un código de software relacionado con la investigación, que no estaba autorizado a poseer.
El código tiene aplicaciones militares, según una acusación federal.
Recientemente, Estados Unidos detuvo también a varios investigadores acusados de ocultar sus vínculos con el ejército chino en las solicitudes de visa.
Al parecer, una científica había huido al consulado de China en San Francisco antes de ser arrestada.
Otro investigador chino eliminó un disco duro dañado y luego fue acusado de destruir pruebas para obstruir una investigación del FBI.
El subsecretario de Estado de Estados Unidos, David Stilwell, le dice a la BBC que, para los estudiantes que vienen a EE.UU. con la intención de aprender, las puertas están “abiertas de par en par”.
“Pero si estás aquí haciéndote pasar por estudiante tenemos que defendernos”.
Sheena Greitens, profesora de la Universidad de Texas, Austin, dice que hay una “intensificación de las preocupaciones” sobre la transferencia de tecnología de Estados Unidos a China a través de canales académicos.
“Dado que se trata de investigaciones de espionaje, es poco probable que sepamos todos los detalles de cada caso, pero es difícil emitir juicios sobre la naturaleza de la amenaza a la seguridad nacional en función de los pocos casos que hemos visto hechos públicos hasta ahora “, opina Greitens.
Inspecciones en aeropuertos
A diferencia de Hu, a Zhang se le permitió abordar su vuelo en el último momento, pero dice que la inspección del aeropuerto fue “una experiencia traumática”.
Recuerda que los dos agentes armados lo acusaron repetidamente de mentir. “Estaba bajo una gran presión y casi sufrí un colapso mental”, describe.
Zhang no preguntó por los nombres o identidades de los oficiales, ni solicitó hablar con un abogado, la Universidad de Brown o la Embajada de China en Estados Unidos.
“Sabía que tenía estos derechos, pero no quería arriesgarme a perder mi vuelo”, dice Zhang.
Abordar su vuelo era la prioridad absoluta de Zhang, ya que estaba ansioso por volver a casa para reunirse con su esposa.
Se habían casado hacía un año pero han pasado la mayor parte del tiempo separados debido a sus estudios en Estados Unidos.
Durante la pandemia, es difícil viajar de EE.UU. a China, ya que ambos países redujeron drásticamente los vuelos internacionales.
Zhang esperó por semanas y pagó US$5.000 para asegurarse el boleto a su ciudad natal, Shanghái, vía Ámsterdam.
En general, las autoridades policiales de EE.UU. necesitan una orden judicial para registrar dispositivos electrónicos, pero los aeropuertos son una excepción.
Los agentes fronterizos estadounidenses solo necesitan “sospechas razonables” para registrar los dispositivos electrónicos de los viajeros en los aeropuertos.
Según el diario South China Morning Post, los agentes fronterizos de EE.UU. llevaron a cabo más de 1.100 búsquedas de dispositivos electrónicos de ciudadanos chinos en 2019, un aumento del 66% con respecto al año anterior.
La profesora Greitens dice que los aeropuertos también son “un embudo en la salida física de información”, donde se concentra la infraestructura legal, física y de personal para la inspección y donde la mayoría de los pasajeros transitan para salir de Estados Unidos.
John Demers, fiscal general adjunto para Seguridad Nacional de Estados Unidos, dijo recientemente que la inspección del aeropuerto es “más específica de lo que parece”.
Reveló que la selección se basa en las escuelas de los estudiantes en China y los campos de estudio. Los académicos visitantes de un campo científico avanzado y de instituciones relacionadas con el ejército chino son más propensos a ser blanco.
“Lo que estamos tratando de hacer es escribir con un lápiz de punta fina, en lugar de un gran marcador mágico”, aseguró Demers en un evento público de un grupo de expertos en Washington DC.
Becas estudiantiles bajo la lupa
Tanto Hu como Zhang recibieron becas otorgadas por el Consejo de Becas de China (CSC) para su investigación en EE.UU.
CSC es una organización dependiente del Ministerio de Educación de China, que brinda apoyo financiero para intercambios educativos entre China y otros países.
Según una investigación reciente realizada por la Universidad de Georgetown, CSC patrocina alrededor de 65.000 estudiantes chinos en el extranjero, lo que representa el 7% de los ciudadanos de ese país que estudian fuera.
También financia aproximadamente la misma cantidad de estudiantes extranjeros en China.
Durante el intercambio de estudio en Estados Unidos, Zhang recibió un estipendio mensual de US$1.900 de CSC.
También se le pidió que presentara un informe de investigación cada seis meses, que su colaborador en la Universidad de Brown leería y firmaría.
Los sistemas de educación superior e investigación de China son en su mayoría de propiedad estatal.
Aunque no todos los investigadores son miembros del Partido Comunista Chino (PCCh), el partido podría arrojar una sombra de influencia en la investigación.
El PCCh ha instalado representantes e informantes en instituciones educativas y algunas universidades incluso han revisado sus estatutos para enfatizar la lealtad inquebrantable al partido.
En el aeropuerto, Zhang dijo a los agentes de la ley estadounidenses que el PCCh no tiene influencia directa en su investigación en psicología cognitiva, que es “muy teórica”.
Pero los oficiales no parecían convencidos debido a la financiación del gobierno.
“Es normal que todos los gobiernos financien la investigación científica. Estados Unidos también financia universidades y laboratorios públicos”, dice Zhang.
“No hay forma de que los convenza, si en sus puntos de vista, el financiamiento del gobierno equivale a la influencia directa del Partido Comunista en cada proyecto de investigación”, añade.
CSC está ahora bajo un intenso escrutinio en EE.UU., ya que se considera como una vía por la cual Pekín podría ejercer influencia sobre los estudiantes extranjeros.
El 31 de agosto, la Universidad del Norte de Texas puso fin a su programa de intercambio con 15 investigadores chinos visitantes que recibieron fondos de CSC, revocando efectivamente sus visas estadounidenses.
Este parece ser el primer caso de una universidad estadounidense que corta sus vínculos con CSC.
“La nueva Guerra Fría”
La profesora Greitens cree que el escrutinio de los ciudadanos chinos que estudian ciencia y tecnología en Estados Unidos será mayor, especialmente sobre aquellos que recibieron fondos del gobierno chino, independientemente del resultado de las elecciones estadounidenses.
“Es probable que tanto los gobiernos (de Trump o Biden) se tomen muy en serio la posible amenaza de transferencia ilegal de tecnología entre Estados Unidos y China“, advierte.
Aunque Zhang quedó impresionado por el rigor académico en Estados Unidos y disfrutó trabajar con colegas de la Universidad de Brown, dice que no considerará volver a visitar el país debido a la experiencia que vivió.
“Fue muy aterrador. Sentí que mi seguridad podía verse afectada en cualquier momento”, describe.
Preocupado por una perspectiva sombría de las relaciones entre Estados Unidos y China, Zhang comenzó a presionar a sus amigos chinos en EE.UU. para que consideren regresar a casa.
“La nueva Guerra Fría ha comenzado”, asegura. “No hay vuelta atrás, no importa quién será el próximo presidente de Estados Unidos”