Especializada en el tratamiento de recién nacidos prematuros, trabaja en una unidad neonatal de cuidados intensivos en Colorado, EE.UU., y cuenta historias de superación de los bebés y sus familias en un sitio web y en un podcast.
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Coronavirus en EE.UU. | “Era una tortura verlo luchar”: la angustia de una médico al ver a su hijo de 4 años con covid-19
Con casi dos décadas como profesional, la pediatra estadounidense Anna Zimmermann, de 44 años, está acostumbrada a cuidar de niños enfermos.
Lincoln tuvo una fiebre alta y no dejaba de toser. (Foto Prensa Libre: Archivo personal/Anna Zimmermann)
Sin embargo, en días recientes, Zimmermann decidió hablar sobre la experiencia de su propia familia, después de que su hijo Lincoln, de 4 años, fuera internado con covid-19, la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
Durante una semana la médico estuvo en el hospital al lado de Lincoln, acompañándolo con ansiedad en la lucha del pequeño por sobrevivir.
Lincoln no paraba de toser y necesitaba oxígeno para respirar.
En un video publicado en las redes sociales, la madre describe que podía ver cómo todos los músculos del pequeño trabajaban con esfuerzo para expulsar el aire de sus pulmones y cómo ella intentaba mantener la calma y reconfortar al niño durante sus ataques de tos.
“Como médico, yo sabía lo que estaba pasando, cómo estaba su respiración”, dice Zimmerman a BBC Brasil. “Yo tenía total confianza en que estábamos haciendo todo lo posible”.
Pero a pesar de su experiencia como médico, fue muy angustiante ver el sufrimiento de su hijo. En medio de sus ataques de tos y esfuerzos por respirar, Lincoln decía: “Mamá, creo que no me siento muy bien”.
“Como madre, era una tortura verlo luchar”, afirma Zimmermann.
Coronavirus en niños
Zimmermann recuerda la sensación de vulnerabilidad al estar encerrada con su hijo en un cuarto de hospital, sin poder salir (debido al aislamiento impuesto por la infección) y viendo que él empeoraba con cada hora que pasaba.
“Fue difícil estar en el hospital solita (con él) cuando todo lo que yo quería era abrazar a mi marido y a mis hijas y decirles que íbamos a superar eso”.
Relata que el peor momento fue durante el tercer día de hospitalización, cuando los médicos continuaban aumentando cada vez más el volumen de oxígeno, pero aun así, Lincoln seguía teniendo dificultades para respirar.
“Yo estaba realmente preocupada. No conseguía dormir. Con cada pequeño ruido me levantaba a ver cómo estaba”, recuerda. “Esa noche, lloré. Fue cuando me sentí más vulnerable y más asustada con lo que estaba por venir”.
Ahora, Lincoln ya está en casa, totalmente recuperado y de regreso con su padre, Chris, y con sus hermanas, Emmeline, de 6 años, y Elizabeth, su gemela.
Zimmermann explica que uno de los motivos por el cual decidió compartir su historia fue el hecho de que mucha gente piensa que los niños no están afectados por el covid-19.
“Es cierto, apenas 2% de los casos se dan en niños y apenas uno de cada cinco menores cae gravemente enfermo y necesita ir al hospital”, afirma la pediatra, citando cifras de Estados Unidos reportadas este mes por los CDC (Centros de Control y Prevención de Enfermedades, la agencia de investigación de sanidad pública vinculada al Departamento de Salud).
“Pero sucede. Entonces para todas la madres que están frustradas, arrancándose el cabello mientras supervisan las lecciones escolares de los niños en casa e intentan mantener sus empleos y no pueden salir a la calle, déjenme recordarles: es por esto que ustedes lo están haciendo (la cuarentena)”.
Precauciones
Zimmermann asegura que ella y su familia siguieron todas las precauciones para evitar el contagio con el nuevo coronavirus y no tiene idea de cómo se infectó su hijo.
Desde el 12 de marzo, los niños no van a la escuela y todos han estado encerrados casi todo el tiempo.
“Dimos unas vueltas a la cuadra y revisamos el correo. Mi esposo fue al mercado una vez y yo fui otra vez”, dice Zimmermann sobre las únicas ocasiones en que alguien de la familia salió a la calle durante ese tiempo.
Pero a pesar de las precauciones, un sábado de marzo, cuando llevaba fuera de la escuela una semana, Lincoln comenzó a mostrar los primeros síntomas.
Inicialmente, era solo un poco de tos y secreción nasal, y los padres pensaron que era una alergia o algún virus débil.
Después de una semana, sin embargo, Lincoln comenzó a tener fiebre alta y la tos empeoró. Los padres llevaron al niño al pediatra, y él regresó a casa con una receta de antibióticos y oxígeno suplementario, solo pequeñas dosis, principalmente para dormir.
Pero como el niño no comía ni bebía, los padres volvieron al médico dos días después. Lincoln necesitaba más oxígeno, y Zimmermann y su esposo decidieron llevarlo al hospital el 30 de marzo.
Hospitalización y recuperación
Hasta entonces, Zimmermann no sabía que su hijo tenía covid-19.
“Creo que todavía estaba en modo negación, pensando que habíamos hecho todo lo que debíamos hacer (para evitar el contagio), pensando que, como hay tantos otros virus que causan enfermedades en los niños, es probable que sea uno de esos otros virus”, dice.
“Cuando la prueba dio positivo, comencé a llorar. En parte porque me preguntaba cómo sucedió. Y en parte porque me preguntaba qué tan mala era su estado. Empeoraba”, relata.
Pero dice que, al mismo tiempo, sintió alivio cuando supo lo que tenía su hijo. Y también porque, con la confirmación, se descartó la posibilidad de que el niño pudiera tener otra enfermedad grave y aún correr el riesgo de contraer el coronavirus.
Lincoln no comía ni bebía nada y pasaba la mayor parte de su tiempo durmiendo. Pero después de algunos días empeorando, en el quinto día de hospitalización comenzó a mostrar signos de mejoría.
Después de una semana en el hospital, fue dado de alta. Todavía necesitó oxígeno otra semana mientras estaba en casa. Ahora está completamente recuperado.
“Está jugando con sus hermanas en el patio. Lo miras y no te imaginas que estaba enfermo”, dice la madre.
Esperanza
Unos días después de que Lincoln se enfermara, su padre desarrolló síntomas leves de covid-19, pero también se recuperó. Las hermanas no mostraron síntomas.
Zimmermann destaca el apoyo y la solidaridad que recibió de amigos, vecinos e incluso desconocidos.
Dice que, además de llamar la atención sobre el hecho de que la enfermedad debe tomarse en serio y puede ser grave incluso en los niños, su objetivo al compartir la historia también es decirles a los padres que no se asusten.
La médico dice que cuando lanzó su sitio web, llamado Mighty Littles (algo así como “Pequeños Gigantes”), su objetivo era contar historias de bebés en la unidad neonatal de cuidados intensivos para dar valor y esperanza a otros padres que experimentan la misma situación.
Espera que la experiencia de su familia con el covid-19 tenga un impacto similar y ayude a otros padres con hijos enfermos.
“Quiero mostrar que incluso cuando la cosa se pone realmente seria, como nos sucedió a nosotros, todavía hay esperanza, es posible recuperarse”.