Algunos planetas se muestran con tonalidades más intensas que otros. Pero, ¿estamos viendo los verdaderos colores?
BBC NEWS MUNDO
¿Cuáles son los verdaderos colores de los planetas?
Las imágenes que llegan de las sondas espaciales que tenemos allá afuera para estudiar los planetas y lunas no dejan de sorprendernos.
La respuesta corta es “algunas veces”, porque los hay que son verdaderamente coloridos.
Otros están cubiertos por roca y son prácticamente grises; así que si te topas con una foto de ellos en la que se ven llenos de color, puedes estar seguro de que esa imagen no es muy verídica.
Usualmente se tienden a exagerar las sutiles diferencias que el ojo humano no podría detectar sin un poco de ayuda.
Cualquiera que haya utilizado un teléfono inteligente para tomar fotos, probablemente se ha tropezado con varias opciones para exagerar o bajar la tonalidad de los colores.
Técnicas similares se utilizan para procesar las imágenes que llegan de los telescopios espaciales, y casi siempre se exageran los colores.
Lo que ocurre es que una cámara colocada en una nave espacial rara vez detecta los colores de la misma forma que lo hace un ojo humano.
Por ejemplo, los componentes rojo, verde y azul normalmente se graban por separado como tres imágenes distintas en blanco y negro y se combina en colores con el único propósito de mostrar la foto.
La forma en que se mezclan los colores está concebida para que sean como lo verían tus ojos.
Lo que es más, los colores en la imagen no corresponden a los originales, incluso si no se ha hecho ningún intento para exagerarlos.
En principio, una cámara de una nave espacial puede grabar cualquier parte del espectro de luz.
Cuando uno de los canales está más allá del rango visible, como el ultravioleta, todavía tenemos que usar el rojo, verde o el azul para mostrarlo.
Esto significa que la imagen resultante tiene un “color falso”, que puede ser exagerado todavía más.
Los planetas gigantes
Júpiter: este gigante del Sistema Solar tiene “la Gran Mancha Roja”, una inmensa tormenta en forma de óvalo.
Mientras que los colores más sutiles que vemos en otros lugares de Júpiter se pueden deber a las nubes de granito que se ven a través de diferentes profundidades de la atmósfera, las nubes en la mancha sí se tiñen de rojo por un contaminante que todavía desconocemos.
Puede ser que se trate de fósforo, algún compuesto de sulfuro o una molécula orgánica compleja.
La propensión de Júpiter por colores fuertes es compartida por su luna más recóndita, Ío.
Allí, frecuentes erupciones volcánicas bañan la superficie con sulfuro y dióxido de sulfuro, lo que hace que el satélite se vea como una pizza amarilla con aceitunas negras, que en realidad son manchas de lava que están demasiado frescas como para que se les pegue lo amarillo.
En contraposición, la siguiente luna, Europa, tiene una superficie de agua congelada.
Esto la hace muy reflectante, pero sin mucho color.
La mayoría de las imágenes de Europa a color que sueles ver son una reproducción con una cromática exagerada.
Saturno tiene más colores mudos que Júpiter, a pesar de tener una atmósfera parecida.
Su color natural es de un amarillo pálido, así que cualquier foto que veas con tonos intensos se tratará de una que colorearon.
Urano y Neptuno también se esconden en una atmósfera inmensamente densa.
Para nuestros ojos, Urano aparece verde y Neptuno azul, debido a que sus nubes más altas de metano condensado se ven a través de un gas metano de mucha profundidad que filtra el componente rojo de la luz solar.
No hay mucha variación de color, las nubes más altas se ven blancas pero todo lo demás es azul o verde.
Los planetas rocosos
Nos solemos referir a Marte como el “Planeta Rojo”.
El hierro que hay en sus rocas y el polvo se vuelven en óxido de hierro. Es por esto que el planeta se ve rojo a simple vista cuando lo vemos en el cielo.
También se ve rojo desde su órbita, y rojo se ve por las sondas que exploran su suelo.
Aquí el debate está en mostrar los colores como “realmente” se ven o si se debería mostrar como si la calidad de la luz en el planeta fuera igual que la dela Tierra.
Venus está envuelta en unas deslumbrantes nubes blancas y la superficie sólo ha sido visitada por un manojo de sondas soviéticas.
Las densas nubes sólo permiten que un brillo rojizo opaco llegue al suelo; por lo que en todas partes se ve ese color naranja.
Pero en realidad, las rocas son de una especie de lava gris opaco.
Mercurio es un mundo sin aire hecho de una monótona roca gris con solo una pizca de rojo.
Solo refleja el 7% de la luz solar que cae sobre ella, que es sólo un poco más de lo que reflejaría un carbón encendido, pero está tres veces más cerca del sol que la Tierra. Y es esa cercanía lo que hace que la luz solar haga que se vea muy brillante, y que no se necesite ajustar el brillo de la imagen.
Sin embargo, para desentrañar las variaciones de color que se esconden en las características del paisaje de Mercurio, es una práctica común usar un color falso para, básicamente, aumentar las muy sutiles diferencias de color natural y hacerlas que salten a la vista.
Pero no pienses que esto es trampa.
Revelan verdades sobre mundos que hubieras podido ver si tus ojos y tu mente se hubiera desarrollado allí, y que al hacerlo se maximiza la información que tenemos disponible de los planetas.
*David Rothery ha escrito varios libros sobre los planetas y las lunas del sistema solar y esta historia la publicó originalmente en el sitio The Conversation.