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“Hacer cosas que son racistas y afirmar que no lo son es una herramienta nueva que Trump ha inventado”

Donald Trump suele decir que es la persona menos racista que se pueda conocer, pero como presidente de Estados Unidos mantiene su tendencia a protagonizar escándalos de corte racial.

El Presidente Trump llegó a un acuerdo con el gobierno de Guatemala para regular la migración.

El Presidente Trump llegó a un acuerdo con el gobierno de Guatemala para regular la migración.

En 2017, por ejemplo, dijo que los inmigrantes haitianos “tienen sida” y los africanos que visiten EE.UU. jamás volverían a sus “chozas”, según informaron medios locales.

El año pasado calificó a esos lugares de origen como “países de mierda” y sostuvo que EE.UU. debería recibir en su lugar a inmigrantes de Noruega.

Y este mes sugirió vía Twitter a cuatro congresistas demócratas que “regresen” a sus países de origen, pese a que son ciudadanas de EE.UU., donde nacieron tres de ellas.

Esto causó indignación en el opositor Partido Demócrata, que logró aprobar una resolución de la Cámara de Representantes tildando de “racistas” los tuits de Trump.

En cambio, gran parte del Partido Republicano evitó rechazar las expresiones del presidente, cuyos seguidores corearon “envíala a su casa” en un acto político con Trump pocos días después.

La aprobación de mandatario entre votantes republicanos subió cinco puntos porcentuales hasta 72% tras sus tuits, según una encuesta de Reuters/Ipsos.

Ashley Jardina, una politóloga de la Universidad de Duke que investiga actitudes raciales y su influencia en las preferencias políticas, cree que EE.UU. pasa por su mayor división política en términos raciales en décadas.

Lo que sigue es una síntesis de la entrevista que BBC Mundo tuvo con Jardina, autora del libro “Política de identidad blanca” (White Identity Politics, 2019).

Ashley Jardina
Aaron Zhao
Ashley Jardina sostiene que la negación de racismo es “una nueva estrategia política” de Trump.

Cuando el presidente Trump le dijo a cuatro congresistas demócratas que “regresen” a sus países de origen, ¿marcó algo nuevo en términos de raza y política en EE.UU.?

Lo hizo. Es algo poco convencional, por decir lo menos, que un presidente de EE.UU. de la era moderna haga un comentario como ese. Pero lo que refleja es una especie de idea predominante entre los estadounidenses blancos de que a las personas que no encajan con la imagen prototípica de una persona blanca en EE.UU. no se las considera auténtica o totalmente estadounidenses.

¿Pero con este tipo de tuits y comentarios con carga racial pueden aumentar las posibilidades de Trump de ser reelecto?

Absolutamente. Hay un subconjunto de estadounidenses blancos que poseen cierto grado de prejuicio racial. Entonces muchos de estos blancos no ven estos comentarios como ofensivos; de hecho, están de acuerdo.

Y esto es especialmente cierto cuando observamos la relación entre la identificación partidaria y actitudes raciales en EE.UU. Los republicanos en comparación con los demócratas tienen muchas más probabilidades de tener algunas de estas actitudes racialmente prejuiciosas. Entonces, muchos republicanos que probablemente voten por Trump en las próximas elecciones no ven estos comentarios como racistas o están de acuerdo con ellos.

¿Cómo resuenan esos comentarios en particular en los estados de la clase trabajadora blanca que son clave para las elecciones nacionales?

Muchos estadounidenses de clase trabajadora blanca tienen la sensación de que el gobierno los deja atrás y ayuda a las personas de color en EE.UU. Hay muchos blancos a los que no consideraríamos de clase trabajadora que también tienen estas actitudes. Es un grupo mucho mayor de estadounidenses blancos que tienen estas actitudes y, de hecho, pueden ser muy receptivos a las apelaciones raciales de Trump.

¿Son esos los mismos votantes republicanos que se sienten amenazados por los inmigrantes, especialmente de América Latina?

Absolutamente. La inmigración es un gran desafío para muchos blancos en EE.UU., para sus sentimientos de privilegio y estatus. La inmigración aumenta la diversidad de EE.UU. y contribuye a una disminución numérica de los estadounidenses blancos. Sabemos por las proyecciones del censo que los blancos ya no serán una mayoría numérica de la población en algún momento a mediados de este siglo.

Y la creciente diversidad también ha llevado a muchos cambios. Ayudó a elegir al primer presidente negro de la nación, Barack Obama, y ​​está contribuyendo al éxito político, económico y social de muchas personas de color. Eso ha llevado a muchos estadounidenses blancos a sentir que su estatus dominante en EE.UU. es desafiado de alguna manera.

Cuando habla de votantes blancos, no incluye a latinos, ¿cierto?

No, solo estamos hablando de blancos no hispanos.

Seguidores de Trump
AFP
“Los republicanos blancos parecen estar de acuerdo con Trump o ignoran mucha de su retórica racista”, sostiene Jardina.

Trump niega ser racista, dice que es la persona menos racista que puedas conocer, y señala algunas estadísticas, como la que indica que el desempleo para latinos y negros está en mínimos históricos...

Primero, las tasas de desempleo ciertamente bajaron en EE.UU., pero existe una gran brecha cuando se mira a blancos frente a negros y latinos: los blancos tienen muchas menos probabilidades de estar desempleados en comparación con las personas de color. Según muchos otros indicadores económicos, los estadounidenses de raza negra en EE.UU. están mucho peor que la mayoría de los otros grupos raciales. Y ciertamente no podemos atribuir todos los éxitos económicos solo a Trump; mucho de esto es el resultado de políticas establecidas antes que él se convirtiera en presidente.

Lo interesante de la negación de racismo de Trump es que, de alguna manera, se ha convertido en una nueva estrategia política que él impulsa. Básicamente, hacer cosas que son inequívocamente racistas y luego afirmar que no lo son es una especie de herramienta nueva que Trump ha inventado para decir básicamente lo que quiera decir y disfrutar las consecuencias políticas de eso, que para él en cierto grado implican movilizar a su base, los votantes blancos, muchos de los cuales tienen actitudes racialmente prejuiciosas.

¿Es posible que, al mismo tiempo que aumenta sus posibilidades de reelección, Trump sea menos popular a nivel nacional?

Trump no es un presidente popular, de ninguna manera. De hecho, es cierto que hay una reacción negativa. Es solo que gran parte de la resistencia a las cosas que dice está proviene de los demócratas blancos, de personas que no estaban predispuestas a votar por Trump en primer lugar. Y no hay mucho movimiento de parte de los republicanos blancos, personas que van a votar por él. Por lo tanto, o los republicanos blancos parecen estar de acuerdo con Trump o ignoran mucha de su retórica racista.

Entonces ¿EE.UU. está más dividido en términos raciales bajo la presidencia de Trump?

Los estadounidenses están más divididos por líneas raciales que hace muchas décadas, eso es innegable. No es solo que las personas de color tienen más probabilidades de ser demócratas y los blancos de ser republicanos.

También estamos observando una polarización respecto a las actitudes raciales blancas. Los estadounidenses blancos que son más solidarios con las personas de color, y no tienen estas actitudes prejuiciosas, son mucho más propensos a encontrarse en el campo demócrata. Y los republicanos blancos son mucho más propensos a tener actitudes racialmente prejuiciosas. No hemos visto ese grado de polarización (en EE.UU.) en mucho tiempo.

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