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Nayib Bukele asume en El Salvador: quién era Domingo Monterrosa, el militar vinculado a la masacre de El Mozote y protagonista de la primera orden del presidente salvadoreño

Para unos, es el peor de los villanos. Para otros, sigue siendo un héroe.

La polarización sobre el papel de Domingo Monterrosa, un alto cargo militar considerado clave en la conocida como html5-dom-document-internal-entity1-quot-endMasacre de El Mozotehtml5-dom-document-internal-entity1-quot-end en El Salvador, refleja las heridas aún no cerradas tras la guerra civil en el país centroamericano.

La polarización sobre el papel de Domingo Monterrosa, un alto cargo militar considerado clave en la conocida como html5-dom-document-internal-entity1-quot-endMasacre de El Mozotehtml5-dom-document-internal-entity1-quot-end en El Salvador, refleja las heridas aún no cerradas tras la guerra civil en el país centroamericano.

Y, durante décadas, Domingo Monterrosa tal vez ha simbolizado mejor que nadie las profundas divisiones provocadas por la guerra civil de El Salvador.

Como comandante del ya desaparecido batallón Atlacatl, el nombre de Monterrosa está indisolublemente ligado a la masacre de El Mozote, la mayor en la historia reciente de América Latina.

Pero para el ejército salvadoreño —que aún no reconoce su participación en la matanza de los 978 hombres, mujeres y niños que según cifras oficiales fueron asesinados en el departamento salvadoreño de Morazán en diciembre de 1981— Monterrosa sigue siendo uno de los “héroes de Joateca”.

Y ni siquiera con la llegada al poder en 2009 de sus antiguos adversarios —los mismos exguerrilleros del FMLN que se cree acabaron con su vida en 1984— dejaron los militares salvadoreños de rendir homenaje al teniente coronel acusado de tan graves violaciones de los derechos humanos.

Este fin de semana, sin embargo, el nombre de Monterrosa fue retirado del cuartel de la Tercera Brigada de Infantería del ejército de El Salvador, en el departamento de San Miguel, por orden expresa del nuevo presidente salvadoreño Nayib Bukele.

Cuartel de San Miguel
Twitter @DireccionAmaya
Después de varias décadas de reclamos de los sobrevivientes de la guerra civil, el nombre de Domingo Monterrosa fue finalmente eliminado del cuartel de San Miguel.

Y la medida —que había sido solicitada por el relator especial de Naciones Unidas sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Fabián Salvioli— volvió a dejar de manifiesto la polarización generada por el recuerdo de la guerra civil salvadoreña.

La decisión de Bukele, por ejemplo, fue celebrada por víctimas y asociaciones de defensa de los derechos humanos, pero también criticada por exmilitares y al menos un diputado del partido opositor ARENA.

Pero ¿quién era Domingo Monterrosa y qué hace tan simbólica la orden de Nayib Bukele?

Brillante y cruel

El mejor resumen de Monterrosa probablemente está en el reportaje “La locura de El Mozote”, publicado en el periódico digital salvadoreño El Faro en 2002.

Ahí, el autor de la pieza, Christian Munguía, lo describe como “posiblemente el militar salvadoreño más brillante en el campo de batalla que ha existido, y uno de los más crueles”.

Nacido un 4 de agosto de 1940 en Berlín, población del montañoso departamento de Usulután, Domingo Monterrosa Barrios egresó de la academia militar de El Salvador a los 23 años con el grado de teniente.

“Y aunque los registros muestran que fue el cuarto (mejor alumno) de su promoción de 19, es testamento del respeto que inspiraba que muchos oficiales ahora lo recuerdan como el primero”, escribió sobre él en 1993 el periodista de The New Yorker Mark Danner.

monterrosa
Getty Images
Domingo Monterrosa fue señalado por la ONU como uno de los responsable de la Masacre del Mozote.

“En la academia, era una figura magnética, carismática desde el principio”, sostiene Danner en “La verdad sobre El Mozote”, el primer gran recuento periodístico de la masacre asociada al nombre de Monterrosa.

“Fue considerado por sus contemporáneos, sobre todo por los militares estadounidenses que trabajaron con él, como un líder natural y un soldado ‘puro’, obsesionado con derrotar a los guerrilleros salvadoreños a cualquier precio”, le dice Danner a BBC Mundo.

Según el autor, se pensaba que -a diferencia de la mayoría de militares salvadoreños-, Monterrosa estaba poco interesado en la política. “Pero sus juicios siempre se basaban en lo que él creía necesario para ganar”, asegura.

Monterrosa era ciertamente idolatrado por sus soldados, que demostrarían estar dispuestos a hacer cualquier cosa por un comandante que se preciaba de luchar, comer y dormir junto a su tropa.

Él, por su parte, acostumbraba a llamarlos “mis angelitos de la muerte”, cuenta Munguía en su reportaje para El Faro.

"(Monterrosa) fue considerado como un líder natural y un soldado 'puro', obsesionado con derrotar a los guerrilleros salvadoreños a cualquier precio”", Source: Mark Danner, autor de "La verdad sobre El Mozote", Source description: , Image: Mark Danner

“Tenia una manera amable y abierta con la prensa extrajera, cosa que le hizo el comandante salvadoreño favorito entre muchos periodistas y también entre los editores en Nueva York y Washington, a pesar de haber sido acusado de ordenar la masacre de El Mozote”, recuerda Scott Wallace, corresponsal que cubrió Centroamérica en los años 80 para medios como CBS News o The Guardian y que se reunió con Monterrosa en un par de ocasiones.

Contrainsurgencia

Según una antigua página web del ejército salvadoreño, el futuro teniente coronel fue uno de los primeros comandantes del Batallón de Paracaidistas y se había distinguido peleando en la llamada “guerra del fútbol” entre El Salvador y Honduras, en 1969.

Pero además recibió entrenamiento en tácticas contrainsurgentes en Taiwán y Panamá, en la tristemente célebre “Escuela de la Américas” del ejército de EE.UU., donde también se formó el batallón Atlacatl.

“Adoptó con entusiasmo los principios de la guerra de contrainsurgencia predicada por los asesores de EE.UU. Defendió con firmeza el enfoque estadounidense de llevar las reformas democráticas a El Salvador, medidas que sus colegas más conservadores en el ejército resistieron ferozmente”, le dice a BBC Mundo Wallace, actualmente profesor de periodismo en la Universidad de Connecticut, EE.UU.

Monterrosa
BBC
Monterrosa (izquierda) en la provincia de San Miguel, El Salvador, en 1984. “Ese día, me mostró su M-16, que había sido equipado con un visor láser, un equipo relativamente nuevo en el campo de batalla en ese momento. Después de dirigirse a sus tropas, se despidió y subió a su helicóptero. Murió en un helicóptero similar varios meses después”, recuerda el periodista Scott Wallace, autor de la imagen (foto: Scott Wallace / Getty Images)

Según Danner, los soldados del Atlacatl actuaron en El Mozote apegados a un popular dicho militar que tenía como autor al mismo Monterrosa: “Las guerrillas siempre llevan a sus masas a la batalla”.

“Estaba pensado no solo como una declaración de hechos, sino como una afirmación de principios: en esta guerra sangrienta, en las zonas rojas, no existían los civiles”, explica el periodista, quien afirma que Monterrosa llegó al caserío en helicóptero y estuvo ahí durante parte de la atrocidad, que incluyó la violación de mujeres y el asesinato al menos 553 niños, según las cifras oficiales del propio gobierno salvadoreño.

Negación

Fue solo en 2012, sin embargo, que el Estado salvadoreño reconoció oficialmente la masacre largamente negada por sus fuerzas armadas.

Pero la posición oficial sigue siendo que la presunta responsabilidad del Atlacatl y su comandante no han podido ser comprobadas por causa de la pérdida o extravío de los archivos militares de la época.

En su momento, Monterrosa aseguró que sus tropas habían sido objeto de una emboscada guerrillera cerca de El Mozote, y “como consecuencia, se estableció un fuerte combate que duró aproximadamente cuatro horas”, según la página web domingomonterrosa.info, dedicada a la memoria del militar salvadoreño.

Y su muerte en 1984 acabó con cualquier posibilidad de que fuera confrontado con los numerosos testimonios -y los centenares de cadáveres de mujeres y niños con signos de ejecución- que contradicen su versión y la del ejército.

mozote
AFP
Cerca de 1.000 personas, en su mayoría niños, murieron durante la masacre de El Mozote en 1981.

“Él no fue en ningún momento juzgado por tales hechos, no se comprueba que estuvo presente en dichos eventos (…). En esta Constitución se estable que nadie es culpable mientras no se compruebe lo contrario”, subraya en conversación con BBC Mundo el coronel retirado y presidente de la Academia de Historia Militar de El Salvador, Ernesto García Rivera.

El militar falleció el 23 de octubre de 1984 cuando el helicóptero que lo transportaba se desplomó cerca de Joateca, también en el departamento de Morazán.

Y aunque el FMLN se atribuyó el derribo —reportado en su momento como producto de disparos de ametralladora y luego explicada como producto de la explosión de una bomba escondida en la aeronave—, el ejército de El Salvador siempre ha dicho que la caída del helicóptero se debió a fallas mecánicas.

Para ese entonces Monterrosa ya había dejado la jefatura del batallón Atlacatl para pasar a comandar la Tercera Brigada de Infantería, que luego sería bautizada con su nombre.

Y su muerte —junto a su sucesor en el Atlacatl, mayor José Armando Azmitia, cinco oficiales, dos artilleros, un sacerdote, un sacristán y tres comunicadores del ejército— hizo que un día después el entonces presidente José Napoleón Duarte declarara tres días de duelo nacional.

Poco después, la Asamblea Legislativa les conferiría a todos los fallecidos el título de “héroes de Joateca” y pronto las fuerzas armadas empezarían a celebrar su memoria celebrando desfiles anuales, bautizando unidades militares y dedicándole una sala especial de su museo a Monterrosa.

Museo de Historia Militar de El Salvador.
Ministerio de Turismo de El Salvador
El Museo de Historia Militar de El Salvador alberga una sala dedicada específicamente a la figura de Monterrosa.

García Rivera, de hecho, recuerda cómo muchos consideran actualmente a Monterrosa “un mártir” que falleció en combate. “Murió creyendo en lo que defendía: defender al país”, asegura.

Intentos fallidos

Para esa época, la masacre de El Mozote era poco más que un mito, denunciada como propaganda comunista por los militares y ARENA, que gobernó ininterrumpidamente El Salvador de 1989 a 2009.

Y ni la firma de los acuerdos de paz de 1992 ni el informe de la Comisión de la Verdad hicieron que los militares salvadoreños revisaran su culto a Monterroso.

Las posibles investigaciones legales se detuvieron como resultado de la ley de Amnistía que en 1993 perdonó todas las violaciones de derechos humanos cometidas en el marco de la guerra civil salvadoreña.

Un trabajador frente a un cartel de la "ruta de la paz" en Osicala, en Morazán.
Getty Images
La zona en la que ocurrió la masacre de El Mozote es actualmente conocida como “la ruta de la paz”.

Y la llegada del candidato del FMLN a la presidencia de El Salvador en 2009 no cambió mayormente las cosas, aunque en la segunda mitad de su mandato Mauricio Funes “instruyó” a las fuerzas armadas revisar “su interpretación de la historia” a la luz de su reconocimiento de la existencia de una masacre en El Mozote.

Funes, de hecho, le pidió en 2012 al ejército no “seguir enarbolando y presentando como héroes de la institución y del país a jefes militares que estuvieron vinculados a graves violaciones a los derechos humanos”.

Pero la institución respondió manteniendo su tradicional desfile militar en honor a los “héroes de Joateca”.

Un año y medio después, una “comisión de revisión” creada por orden de Funes recomendó no cambiar los nombres de las guarniciones militares por “respeto a los procedimientos debidamente observados y legitimados en el tiempo y por el justo reconocimiento de transformación que por 20 años ha experimentado la Fuerza Armada de El Salvador”.

En lo que parece una justificación de operaciones como la de El Mozote, la comisión también dijo entender “la naturaleza compleja, sensible y controversial de algunas acciones armadas que se dieron en el marco de una guerra irregular en la que la estrategia y las tácticas del contrario involucraron a la población civil en la ejecución de tareas de apoyo a sus acciones armadas, lo cual en algunas ocasiones hizo que resultara muy difícil para la Fuerza Armada la efectiva identificación del adversario insurgente”.

Poco antes de la toma de posesión de Bukele, el secretario de Comunicaciones del presidente saliente -Salvador Sánchez Cerén, también del FMLN- explico que este no se había atrevido a actuar contra los homenajes militares a acusados de violaciones de derechos humanos “por temor a un golpe de Estado”.

“Sin duda ha habido impunidad desde el tiempo en que terminó el conflicto. Nos ha faltado posiblemente valentía y audacia para encontrar los caminos”, reconoció Roberto Lorenzana durante un conversatorio del Foro centroamericano de Periodismo, organizado por El Faro.

¿Cambio de era?

Por todo ello, la orden de Bukele pretende contribuir a su promesa de que su llegada al poder podría permitir finalmente pasar la página de la guerra civil salvadoreña.

Mark Danner califica la decisión de Bukele como “importante, aunque simbólica”.

“Mucho más importante para el país será un juicio exitoso de los militares sobrevivientes acusados de su responsabilidad en El Mozote. Las condenas en un juicio de este tipo serán una demostración de que Salvador está progresando, aunque lentamente, para hacer justicia sobre los principales crímenes de la guerra civil“, reflexiona.

Bukele
AFP
Bukele, quien tomó posesión de su cargo como presidente este sábado en San Salvador, prometió que lograría cerrar las heridas y pasar página tras la sangrienta guerra civil del país.

En el otro extremo, sin embargo, son muchos los exmilitares que criticaron públicamente esta iniciativa presidencial.

“Polémica primera decisión que manda señal personalista en decisiones del Estado. Todo se deshace como se hace. No sé ordena. Respeto al estado de derecho. Nos parezca o no, eso es otra cosa”, publicó en Twitter el militar retirado y ahora diputado del partido opositor ARENA, Mauricio Vargas

“Como soldados, cumplimos las ordenes”, dice el coronel retirado Ernesto García Rivera sobre la obligación de los militares de acatar el mandato de Bukele, nuevo comandante general de la Fuerza Armada.

Pero advierte tajante: “Podrán borrar mármoles, pancartas, nombres… pero en la mente y corazones de quienes conocimos a Monterrosa, quedará en la historia como un héroe militar”.

Tras esta primera decisión, lo que está claro es que Bukele todavía tiene mucho que hacer en este aspecto.

Por ejemplo, a falta de nuevas órdenes presidenciales, a “Charly” Monterrosa Barrios le siguen rindiendo culto el Batallón de Paracaidistas y el Destacamento Militar #4 del departamento de La Unión, además de la mencionada “Sala Tcnel. Domingo Monterrosa Barrios” del Museo de Historia Militar.

"Podrán borrar mármoles, pancartas, nombres... pero en la mente y corazones de quienes conocimos a Monterrosa, quedará en la historia como un héroe militar”", Source: Ernesto García Rivera, coronel retirado y presidente de la Academia de Historia Militar de El Salvador, Source description: , Image: Ernesto García Rivera

La web del Ministerio de Turismo de El Salvador refleja que Monterrosa destacó en la milicia por su labor en “el enfrentamiento” en el municipio de Joateca, y afirma que en esta sala del museo se expone “parte de su historia y su aporte en la Campaña Militar de 1980 hasta 1992” del país.

BBC Mundo solicitó una entrevista con responsables del museo de la Fuerza Armada para conocer detalles sobre su postura respecto a Monterrosa y saber si esta sala sufriría alguna modificación tras la última decisión de Bukele, pero no obtuvo respuesta.

Todavía, igualmente, está por verse si los militares dejarán de rendir homenaje en octubre a los “héroes de Joateca”.

“Muchos de sus partidarios aún creen que el gobierno podría haber ganado una victoria absoluta sobre los guerrilleros en el campo de batalla si no hubiera sido asesinado. Es evidente que su nombre y renombre siguen resonando en El Salvador 35 años después de su muerte“, concluye el periodista Scott Wallace.

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