Este ritual es parte del “shukatsu”, la práctica tradicional de contratación predominante en todo Japón.
BBC NEWS MUNDO
Qué es el “shukatsu”, el estricto sistema para buscar trabajo en Japón al acabar la universidad (y por qué desaparece después de 60 años)
Los estudiantes de tercer año dejan de ir a clase para asistir a seminarios laborales organizados por la universidad.
En su cuarto año, mandan solicitudes de empleo y se embarcan en un estructuradoproceso de selección para garantizar un puesto de trabajo al terminar la carrera.
No solo es esencial para las empresas y las universidades, sino que permite a muchos estudiantes asegurarse un ascenso social justo al salir de la universidad.
¿Cómo surgió?
Este sistema fue creado en 1953 por Keidanren, el lobby de negocios líder en Japón que comprende más de 1.300 corporaciones y 100 grupos industriales.
La falta de mano de obra durante la rápida expansión económica que vivió el país en la posguerra hizo que se acelerara la búsqueda de graduados universitarios.
- El shukatsu ofrecía empleos para toda la vida a los recién graduados quienes, a su vez, brindaban seguridad y estatus a las principales empresas japonesas.
Pero estas normas van a desaparecer a partir de principios de 2020.
El pasado octubre, el Keidanren anunció que iba a abolir el calendario tradicional de reclutamiento y las actuales recomendaciones de cómo las empresas deben contratar a los recién graduados.
Nuevos tiempos, nuevas necesidades
Después de seis décadas, los actuales grupos de estudiantes de tercer y cuarto año van a ser los últimos que van a someterse al arduo proceso.
Debido a la baja natalidad del país asiático en la última década, hay menos trabajadores disponibles y las empresas tienen que competir por una oferta de personal cualificado limitada.
Además, las compañías que no están sujetas a estas normas han podido quedarse con los estudiantes más prometedores mucho antes que las Keidanren empezaran su proceso.
A esto se le suma que las empresas extranjeras ofrecen salarios más altos y una progresión profesional más rápida que las japonesas.
Así que la competencia global por trabajadores ha obligado a estas empresas tradicionales a repensar su estrategia.
Los “outsiders”
Aunque las nuevas pautas de Keidanren aún no se han concretado, muchos japoneses millennials que ya han ido a contracorriente dicen que priorizar la pasión por encima de las reglas sociales puede llevar a una carrera más satisfactoria.
“Pensé que el cambio sería en 20 años, nunca pensé que ocurriría tan pronto”, dice Akiko Naka, empresaria de 34 años.
En 2011, antes que de que se plantearan estos cambios, Naka fundó Wantedly, una plataforma para contratar personal.
En vez de anunciar la descripción del cargo y el salario, como en los anuncios tradicionales de shukatsu, Wantedly se centra en juntar candidatos y empresas que compartan valores e intereses.
“Cuando eres estudiante es difícil tener una visión global. Muchos hemos seguido al rebaño y hemos perdido la oportunidad de ver qué hay en otras partes. Con el sistema de shukatsu, es muy difícil encontrar un rol que coincida con lo que estudiaste”, dice Naka.
Gaiax, una empresa enfocada en las redes sociales, ha sido una de las empresas que ha aprovechado el no seguir las reglas de Keidanren.
Desde 2013, sigue un sistema flexible de contratación e incluye candidatos que prefieren formas menos convencionales de buscar trabajo.
“Contratamos en base al potencial”, cuenta Takumi Nagare, del departamento de recursos humanos. “No importa si acabaste tus estudios de primaria, secundaria o universitarios”, añade.
Esta empresa dice que atrae a aquellos que han abandonado la idea de un trabajo para toda la vida, como promueve la cultura shukatsu.
Entre el 60% y el 70% de sus empleados jóvenes dejan la empresa al cabo de unos años para empezar sus propios negocios.
“No pensamos que sea algo negativo que la gente quiera cambiar de trabajo o empezar su propia empresa”, dice Nagare.
El sector tecnológico necesita habilidades transferibles, así que contratar de una forma no tradicional ha beneficiado tanto a las empresas como a los jóvenes trabajadores que buscan una forma más flexible de encontrar trabajo.
“Pero si otros candidatos tienen los mismos objetivos a largo plazo que la empresa, pueden trabajar ahí hasta los 60 o 70 años”, puntualiza.
Nerviosismo entre los jóvenes
El anuncio de que el shukatsu iba a desaparecer ha generado confusión entre los estudiantes que asumieron que sería la forma de encontrar trabajo.
“La falta de un plan establecido ha hecho que se amplíen las posibilidades de los estudiantes a la hora de buscar trabajo, y eso puede producir cierta ansiedad”, dice Yuji Kadono, representante de la ONG En-courage.
“Hasta ahora los estudiantes seguían la tradición, el nuevo escenario implica que van a tener que ser más proactivos”, añade.
Naka relaciona este periodo de transformación con el cambio de percepción del matrimonio.
“Cuando tus padres te buscaban pareja, sólo pensabas en cómo arreglártelas para que la relación funcionara. Pero cuando la persona puede elegir con quien casarse, eso significa más libertad, pero también más opciones, por lo que es más difícil encontrar a la persona adecuada.”, dice.
“Pero por eso han llegado nuevos negocios, ideas y métodos para hacer ese proceso más llevadero.”
Bienvenido el cambio
Experimentar puede ser duro, pero Yuri Yamaguchi, de 30 años, agradece el cambio.
Piensa que “ofrece la posibilidad a los estudiantes de ser más maduros a la hora de enfrentar los siguientes pasos.”
Yamaguchi fue de las pocas estudiantes de su año que decidió ignorar la tradición y optó por forjar su propio camino.
“Fue difícil llegar a mi graduación sin una oferta de trabajo o una plaza en una universidad. La presión social fue muy dura y dio muchos dolores de cabeza a mi familia”, recuerda.
A pesar de eso, consiguió un trabajo en una consultoría creativa global en Tokio.
“El cambio tiene que empezar en alguna parte y posiblemente habrá una generación de jóvenes que estará súper ansiosa. Pero yo he vivido esto sin ningún tipo de ayuda y puedo decir que es posible hacerlo”.