Al igual que ocurriera ayer, durante la sesión en el Senado, este martes apoyaron al exalcalde de Florencia sus socios en el Gobierno, el Nuevo Centroderecha (NCD) , Elección Cívica (SC) , la Unión de Centro (UDC) y su propia formación, el Partido Demócrata (PD) , a pesar del surgimiento de voces críticas al Gobierno entre sus filas.
En contra se pronunciaron el partido de Silvio Berlusconi, Forza Italia (FI), la secesionista Liga Norte (LN), el Movimiento 5 Estrellas (M5S), y la formación Izquierda, Ecología y Libertad (SEL).
Una batalla ganada prácticamente de antemano para el primer ministro florentino dado que su coalición suma 373 diputados, cerca del 60 por ciento de la Cámara Baja.
Del mismo modo que el lunes en el Senado, la votación estuvo precedida por otra jornada maratoniana de 10 horas de debate.
Renzi tomó la palabra, pronunciando un esperado discurso, el segundo en 24 horas después del muy criticado de ayer en la Cámara Alta, tildado por los analistas políticos de “superficial”.
El nuevo primer ministro volvió a explicar los pilares capitales de su programa, que incluye “cambios radicales” para el país.
Anunció su intención de llevar a cabo una bajada de la presión fiscal equivalente a 10 mil millones de euros, además de reducir el peso actual de la Administración Pública italiana y de afrontar la simplificación del sistema de representación.
También prometió atajar “la emergencia” del desempleo y aseguró que un 12.6 % de paro no “es solo un número”, sino una situación que pretende encarar con un plan económico y legislativo que calificó de “revolucionario”.
La Educación protagonizó parte de su discurso, y Renzi aseguró que durante su mandato, que pretende agotar hasta 2018, va a “restituir el prestigio social perdido de los profesores”.
Todo para mejorar la situación de Italia en un corto periodo de tiempo, ya que la intención de Renzi es la de asumir la presidencia de turno de la UE, el último semestre de este año, habiendo atajado los problemas más acuciantes.