En el momento de su detención, hace dos meses, la Policía encontró en su apartamento en Gotemburgo varios cráneos y otros restos de esqueletos humanos.
Las pruebas incluyen también fotos de la mujer con los restos, algunas en su cama o posando con un osito panda y una bandera de la extinta Unión Soviética.
Además descubrieron una intervención en un foro en Internet en el que anuncia que abrirá una página web con fotos pornográficas “con hermosos hombres y mujeres muertos“.
En el ordenador de la acusada se encontró también una larga confesión escrita con el título “Mi necrofilia“, en la que afirma ser necrófila desde la niñez y que esos sentimientos adquirieron un carácter sexual en la pubertad.