La justicia consideró 25 casos de abusos, registrados entre 2004 y 2016. Se evaluaron los testimonios de 13 víctimas tomados en cámara Gesell, en la que los menores de edad declaran ante psicólogos sin saber que son escuchados por el juez.
El cura argentino Horacio Corbacho, de 59 años, fue sentenciado a 45 años de cárcel y el italiano Nicola Corradi, de 83 años, a 42, según el fallo leído este lunes en una audiencia pública en el tribunal.
En los dos casos, se consideró como agravante que eran responsables de la guarda de los chicos y ministros de culto, así como el hecho de que las víctimas eran menores de edad y que convivían con sus abusadores en el internado.
Corradi llegó a Argentina en 1970 proveniente del Próvolo de Verona (Italia) y se hizo cargo de la institución, primero en La Plata y luego, en 1998, en Mendoza, donde lo detuvieron preventivamente el 26 de noviembre de 2016.
Otras denuncias por abuso en el Próvolo de La Plata, 60 kilómetros al sur de Buenos Aires, están bajo investigación para un futuro juicio.
La institución tenía como propósito dedicarse a la enseñanza de niños con discapacidad auditiva o trastornos del lenguaje. Incluso, era recomendada como una de las mejores.
También fue condenado a 18 años de prisión el jardinero del centro de enseñanza, Armando Gómez, por “abuso sexual con acceso carnal”.
Los condenados escucharon la sentencia sin pronunciar palabra.
En cambio, las víctimas, sus amigos y familiares se abrazaron y celebraron con los brazos en alto. Muchos llevaban pañuelos naranja, con los que se identifican quienes piden la separación de la Iglesia del Estado.
“Recibimos la sentencia con mucha conformidad. Se reconoce la calidad de víctimas de los chicos y también que los hechos sucedieron. La pena impuesta es una expresión de responsabilidad”, dijo Sergio Salina, abogado acusador.
Los querellantes, en su mayoría familiares, habían solicitado la pena de 50 años de cárcel.
Una de las víctimas que narró los abusos, Ezequiel Villalonga, actualmente de 18 años, había declarado al inicio del proceso judicial que era “muy mala vida ahí adentro” del instituto de Próvolo.
“Nosotros no aprendíamos nada, no teníamos comunicación, no sabíamos lengua de señas, escribíamos y no sabíamos qué, preguntábamos a otros compañeros y, también, nadie entendía nada”, dijo.
#Comunicado del Arzobispado de #Mendoza#CEA pic.twitter.com/GDPzibmLcv
— Conferencia Episcopal Argentina (@PrensaCEA) November 25, 2019
La Iglesia católica se ha visto sacudida en los últimos años con cientos de escándalos de abusos sexuales, desde México, Estados Unidos o Chile hasta Australia.
En marzo de este año fue condenado en Australia el cardenal George Pell, el más alto jerarca católico en recibir una sentencia por delitos sexuales.
🇦🇷#ARGENTINA #ÚLTIMAHORA | Condenan a dos sacerdotes y un jardinero por abusos sexuales a niños hipoacúsicos del Instituto #Próvolo en #Mendoza.
Los acusados fueron imputados por 25 hechos relacionados con abusos sexuales, y habían sido denunciados por diez personas. pic.twitter.com/NL2b4Tezkk
— Rochex R. Robinson Bonilla (@RochexRB27) November 25, 2019
– Ocultamiento e impunidad –
Pese a la satisfacción por el veredicto, los exalumnos del instituto Próvolo lamentan que otros casos no puedan avanzar debido a lo que consideran un ocultamiento de parte de la Iglesia católica.
“La Iglesia sigue ocultando pruebas, no contesta a los pedidos de información que hace la Fiscalía para ocuparse de otros victimarios. Hay víctimas que no son éstas que no pueden ir a juicio por ello. Tenemos el sabor amargo de que va a haber impunidad en algunos casos”, señaló Salinas.
El juicio contra Corbacho, Corradi y Gómez comenzó el 5 de agosto de este año, con la mayoría de las audiencias a puertas cerradas. Las víctimas fueron niños y adolescentes entre los 4 y los 17 años de edad.
En un proceso abreviado el año pasado, fue condenado a 10 años de cárcel el exmonaguillo Jorge Bordón, de 50 años, quien se declaró culpable de abusos sexuales a cinco víctimas.
Otro de los acusados fue considerado inimputable por ser discapacitado y haber sufrido abusos sexuales él mismo desde niño.
Por el caso del instituto Próvolo hay 14 imputados más repartidos en dos causas que aún no han comenzado.