Tres mujeres que llevaban burkini fueron multadas el pasado fin de semana en Cannes y tuvieron que pagar unos US$342 cada una.
Estos bañadores que suponen preservar el pudor de las mujeres musulmanas son muy poco comunes en las playas francesas, pero para Valls su reciente aparición es “la traducción de un proyecto político, de contra-sociedad, fundado en la opresión de la mujer”.
El uso del burkini “no es compatible con los valores de Francia”, afirmó en el diario regional La Provence.
Surgido de la contracción de “bikini” y “burka”, el burkini es una prenda de baño que cubre todo el cuerpo, desde los cabellos hasta los tobillos.
Su invención es atribuida a la australiana Aheda Zanetti, que lanzó su serie de prendas prácticas para el deporte y “religiosamente correctas” en el 2003.
En Australia, donde la playa es una verdadera “cultura, tanto para el surf o el simple baño, había un vacío que se debía llenar”, dijo en el 2007. (Foto Prensa Libre: AFP).
Diputados de derecha han pedido incluso ir más allá y hacer respetar la prohibición de la burka -velo que cubre toda la cabeza a excepción de una rejilla en los ojos- en los espacios públicos, votada en el 2010.
Para la Liga de Derechos Humanos, Valls “participa en la estigmatización de una categoría de franceses, que se han transformado, debido a sus creencias, en sospechosos”.
Una opinión que comparte el portavoz del partido comunista francés Olivier Dartigolles: “de cierta manera”, el jefe del gobierno “entra en el juego de los terroristas porque es justamente lo que quieren, la guerra de religiones, las tensiones permanentes, sumirse en una guerra civil”.
El Colectivo contra la islamofobia en Francia (CCIF) anunció que iba a atacar ante la justicia todas las decisiones municipales que prohíban el uso del burkini.
Las mujeres instrumentalizadas
El sociólogo Michel Wievorka, dijo que esa polémica podría alimentar la idea en el extranjero de que Francia “no es capaz de manejar de buena forma, de forma democrática, a través del debate, temas como el lugar del islam” en el país.
Los medios europeos han calificado la medida tomada en algunos balnearios franceses como ridícula, discriminatoria contra los musulmanes y contraproducente en la lucha contra el islam radical.
“Una vez más las mujeres están siendo instrumentalizadas en una batalla ideológica (…) que ha dado un giro grotesco”, escribió el diario berlinés TAZ.
“No hay ninguna evidencia de que las mujeres que usan burkinis estén relacionadas con el terrorismo, y no hay ninguna razón para que su prohibición ayude a eliminar a los islamistas”, dijo por su parte el diario conservador británico Daily Telegraph.
“Esto podría al contrario alienar a los musulmanes moderados”, añadió.
En Italia, el ministro del Interior se manifestó contrario a prohibir el uso del burkini, asegurando que se trata de una medida “inapropiada” e incluso “peligrosa”.
El bloguero francés Fateh Kimouche, especialista de la economía islámica y que se presenta como defensor de un islam ortodoxo, considera que el burkini apareció en Francia alrededor del 2008.
Es ahora accesible en los sitios de venta en línea de “moda islámica”, pero sigue poco difundido en las playas.
Kimouche habla del fenómeno “imposible de cuantificar”, y muy minoritario entre los musulmanes. “Hay muy poco. Bañarse vestido, es incluso más común”, asegura. (Foto Prensa Libre: AFP).
Las autoridades de un país tienen “la responsabilidad de garantizar la seguridad” sin caer en “una provocación capaz de suscitar ataques”, explicó el ministro.
Alcalde se opone
En tanto, el ministro del Interior de Italia, Angelino Alfano, se manifestó contrario a la prohibición del uso del burkini, traje de baño para mujeres musulmanas que cubre todo el cuerpo y los cabellos, después de que algunas alcaldías en Francia lo vetaran en las playas.
La prohibición en Francia del uso del bañador islámico ha generado debate en Italia, donde existe una comunidad musulmana más reducida y menos integrada, por lo que el ministro advirtió que no piensa seguir el ejemplo francés.
En una entrevista con el diario Corriere della Sera, el ministro Alfano aseguró que se trata de una medida “inapropiada” e incluso “peligrosa”.
Las autoridades de un país tienen “la responsabilidad de garantizar la seguridad” sin caer en “una provocación capaz de suscitar ataques”, explicó el ministro.
“La Constitución italiana garantiza la libertad de culto”, aseguró Alfano quien defiende un enfoque “liberal” y “pragmático” ante el fenómeno, dijo.
La polémica prenda irrumpió este año en el comercio a gran escala en Europa, que lo vende como cualquier otro bañador.
Fue la firma italiana de alta moda Dolce & Gabbana la que inició la nueva tendencia, al presentar a principios de este año el bañador para las musulmanas europeas y norteamericanas con una colección de hijabs y abayas.
El ministro del Interior italiano anunció en la entrevista que se decidió reforzar los controles antiterrorismo en las mezquitas, así como en los centros de formación de imanes en Italia.
“Hay una diferencia entre la oración y la incitación a la violencia”, afirmó tras asegurar que Italia ha expulsado a nueve imanes acusados de ser radicales.
Italia, que ha aplicado medidas severas antiterroristas en la década de 1970 por los ataques de las extremistas Brigadas Rojas, diseñó una nueva ley para la seguridad interior, que deberá ser adoptada en octubre por el parlamento.
En el libro sagrado de los musulmanes, explica que el investigador Franck Fregosi, especialista del islam, “hay elementos relativos a las reglas de pudor, pero no codificacíon”.
Si varios versículos del Corán mencionan el velo, llevarlo no es explícitamente exigido, y las opiniones divergen respecto a la interpretación de los textos. (Foto Prensa Libre: AFP).
Ofrece abonar
En el libro sagrado de los musulmanes, explica que el investigador Franck Fregosi, especialista del islam, “hay elementos relativos a las reglas de pudor, pero no codificacíon”.
Si varios versículos del Corán mencionan el velo, llevarlo no es explícitamente exigido, y las opiniones divergen respecto a la interpretación de los textos. (Foto Prensa Libre: AFP).
El domingo último el empresario argelino Rachid Nekkaz se ofreció a abonar las multas que se dicten contra el burkini con el fondo que creó en el 2010, dotado de un millón de euros, para sufragar infracciones por llevar en lugares públicos el niqab (velo integral que solo deja al descubierto los ojos).
La polémica en torno a esa prenda ha saltado de la esfera local a la gubernamental. La ministra de la Familia, la Infancia, y los Derechos de la Mujer, Laurence Rossignol, consideró que el burkini se puede ver como “una versión playera del burqa”.
“Se trata de encerrar, de disimular el cuerpo de las mujeres para controlarlas mejor”, dijo en una entrevista al diario Le Parisien.
Rossignol destacó que le corresponde a los alcaldes evaluar los posibles altercados al orden público que su uso podría conllevar, pero pidió que no se tergiverse este tema ni se utilice con fines partidistas.
“Cuando los decretos municipales se refieren al contexto terrorista no aportan nada”, señaló la ministra, que no vio útil hacer amalgamas y destacó que es un frente que debe abordarse con “mucha sangre fría”.