En su lugar, fueron retenidos en el aeropuerto, detenidos e interrogados.
O Ryong Il, secretario general del Comité Nacional de Paz, dijo que la cobertura informativa de Wingfield-Hayes distorsionó hechos y “habló mal del sistema y del liderazgo del país”.
Explicó que el periodista de la cadena británica escribió una disculpa y que sería deportado el lunes y nunca más podrá regresar al país asiático.
La BBC dijo que Wingfield-Hayes fue detenido el viernes junto con la productora Maria Byrne y el camarógrafo Matthew Goddard, y que los tres fueron llevados al aeropuerto de Pionyang.
Los tres llegaron el lunes en la mañana al aeropuerto de Beijing. Wingfield-Hayes solo dijo que estaba feliz de estar fuera y que más tarde emitiría un comunicado. Sus colegas no hablaron.
“Estamos muy decepcionados de que nuestro reportero Rupert Wingfield-Hayes y su equipo fueran deportados desde Corea del Norte después de que el Gobierno tomó como ofensa el material que él había realizado”, dijo a la BBC en un comunicado.
“Cuatro personas de la BBC, que fueron invitadas para cubrir el Congreso del Partido de los Trabajadores, siguen en Corea del Norte y esperamos que se les permita seguir reportando”.
Más de un centenar de periodistas extranjeros están en la capital del hermético país para el primer congreso de su único partido en 36 años, aunque se les ha impedido informar realmente del proceso y de los más de tres mil 400 delegados que asisten a él.
Funcionarios mantuvieron ocupados a los profesionales con visitas por Pionyang para enseñarles los lugares que quieren que vean: un hospital de maternidad con equipos que parecían de última generación, una fábrica de construcción de alambre donde los gestores dicen que tanto los salarios como la producción van en aumento, y el modesto lugar donde nación el fundador de la patria, Kim Il Sung, que se ha convertido en una especie de parque temático.
Al final, unos 30 periodistas pudieron dar un vistazo al congreso el lunes, durante unos 10 minutos.