Francisco explicó que “en el torbellino de una epidemia con efectos impactantes e inesperados” la presencia del personal médico “fue un punto de referencia seguro antes todo para los enfermos, pero de una manera muy especial para los miembros de la familia, que en este caso no tenían oportunidad de visitar a sus seres queridos”.
“Los pacientes a menudo sentían que tenían “ángeles” a su lado, que les ayudaban a recuperar la salud y, al mismo tiempo, les consolaban y les apoyaba incluso con el teléfono móvil, para conectar a la persona mayor que estaba a punto de morir con su hijo, con su hija, para despedirlos, verlos por última vez”, agregó.
Valoró que incluso cuando estaban agotados siguieron trabajando con abnegación. “¿Cuántos, médicos y paramédicos, enfermeras, no pudieron ir a casa y durmieron allí, donde pudieron porque no había camas en el hospital? Y esto genera esperanza”, dijo el pontífice.
A lo que indicó que es “ahora es el momento de aprovechar toda esta energía positiva que se ha invertido” durante la pandemia.
Queridos médicos y enfermeras, el mundo ha podido ver cuánto bien habéis hecho en una situación tan difícil. A pesar de estar exhaustos, habéis seguido esforzándoos con profesionalidad y abnegación. Y esto genera esperanza. A todos vosotros, mi estima y mi sincero agradecimiento.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) June 20, 2020
Un drama, añadió Jorge Bergoglio, que “en gran parte puede y debe dar fruto para el presente y el futuro”
“Para honrar el sufrimiento de los enfermos y los muchos fallecidos, especialmente los ancianos, cuya experiencia de vida no debe olvidarse, es necesario construir mañana: requiere el compromiso, la fuerza y la dedicación de todos”, aseveró.
A todos, médicos, paramédicos,voluntarios, sacerdotes, religiosos, laicos, el papa aseguró que habían “comenzado un milagro”.
En Italia han muerto por el coronavirus 34 mil 561 personas, de los que 169 eran médicos y el total de infectados asciende a las 238 mil 11 desde que comenzara la crisis, el 21 de febrero.