Columnas de humo que emergían del interior de la cárcel eran visibles desde varios puntos de la capital chilena, mientras que en las afueras del penal, en las cercanías del centro de Santiago, se congregaron cientos de familiares, que denunciaron escasas condiciones higiénicas en el establecimiento.
“Esto fue un intento de fuga que la institución frustró gracias a un trabajo de inteligencia que comenzó la tarde” del miércoles 18, dijo a periodistas el inspector de gendarmería (policía de prisiones), Eduardo Muñoz.
Los desórdenes se generaron cuando los internos se dieron cuenta de que sus planes de escaparse fueron frustrados, agregó Muñoz.
“Con el coronavirus había incertidumbre entre los presos y se pusieron a hacer motines para que los cuidaran”, dijo a la AFP Ricardo, de 42 años, cuyo hijo está preso en este penal, que con cerca de 4 mil internos, es la cárcel más grande de Chile.
En otros países de América Latina, como Brasil o Venezuela, se han registrado fugas masivas desde cárceles, motivadas por el temor de la población penal a los contagios de coronavirus y las medidas restrictivas aplicadas por las autoridades.
El intento de fuga se produjo cuando en Chile se registran 342 casos de coronavirus.